Seguro que el aficionado de Sevilla, el cabal, el que sabe, ha sabido y sabrá de toros, querrían ver al toro en el caballo seis veces por tarde y tres veces por toro, ¿no creen? |
Ya están los carteles de Sevilla en la calle, ya tenemos
tema de conversación para un buen rato, para poder explayarnos y disertar sobre
la conveniencia o no de que esté fulano o mengano, de exigir responsabilidades
a la empresa de la
Maestranza de por qué no está Currillo de la higuera, que
tanto nos gusta, nos agrada y nos emociona y que se sirvan de enmendar el error
a la mayor brevedad posible. Que es verdad, que para unos y para otros se hace
difícil entender el que estén unos sí y otros no. Quizá los primeros harán el
paseíllo en el albero maestrante por pertenecer a una casa potente, por inercia
o quizá y llanamente, porque le agrada a Sevilla, que ya es una buena razón.
Puede que los aficionados estén indignados y que tengan su razón, pero ya
sabemos que ni la plaza del baratillo, ni ninguna, se llena de aficionados, a
los que por otra parte se han preocupado de echar de las plazas. Ahora no cabe
tanto la cuestión de méritos, como lo de la pasta. Que vamos a llevar a las
figuras y así nos compromete mucho menos, que son los que salen en las revistas
y punto. Que luego puede ser que dependiendo del día y de quienes pueblen los
tendidos, pueden pasar del silencio castigador a salir por la Puerta del Príncipe como
exhalaciones, que si no miden la velocidad y la fuerza, lo mismo llenan el
Guadalquivir de alamares.
Siempre he procurado ser muy respetuoso con la plaza de
Sevilla, con las demás también, pero con Sevilla algo más; bueno no, de
jovencito también era de los que decía que allí no entendían, que los que
sabíamos éramos los de Madrid. ¡A! Esa soberbia e ignorante juventud. Aunque yo
sé que no les quita el sueño lo que yo piense o deje de pensar de Sevilla y su
afición, les pido mil disculpas y reconozco que aquella prepotencia casi
infantil estaba tan fuera de lugar, como errada. ¿Cómo no iban a saber de toros
en Sevilla? Pues lo mismo que se sabe en Madrid, con sus gustos y sus prácticas
particulares y por eso, aparte de caprichos del empresariado, que bastante
responsabilidad tienen en las contrataciones o no contrataciones de toreros y
ganaderos, también puede ser que algo tenga que ver el que los méritos de Juan
o Manuel en la palza de tal o cual sitio, no sean suficientes para llevarles a la Maestranza en abril. Lo
que me recuerda cuando otros años salían los carteles de Madrid, mi Madrid, y
salían voces pidiendo que se pusieran a toreros que todo el mérito que habían
hecho en Madrid o para estar en Madrid, era para vender Fantas. Y lo del
ganado, pues ya sabemos todos que si van las figuras, pues que llevan sus
torillos debajo del brazo sí o sí y que eso no admite discusión y para más
INRI, es algo ya asumido por todo quisque y nadie se atreve a discutirlo.
Bueno, sí, los aficionados, pero ya sabemos que esos no cuentan, a esos hay que
desterrarlos a Tombuctú para que no joroben y no rompan el clímax de arte,
jolgorio y esa efusiva generosidad para construir triunfos a costa de lo que
sea, aunque en ello vaya la dignidad de la plaza o de la afición.
Pero aparte de no ver a unos u otros, yo me pregunto cuántas
veces durante todo el serial, aparecerá el toro, toro, porque en Sevilla
siempre ha gustado el toro, que se nos quiten las tonterías de la cabeza, y
cuántos tercios de varas se verán en toda la magnitud que demanda el aficionado.
Cuántas veces suplirá la simulación a la verdad, a la honestidad con la fiesta
y cuántas veces será tomado el primer tercio como baremo irrenunciable para
valorar lo que un toro lleva dentro. A mí me gustaría que no se volviera a
reproducir el espectáculo de Cobradiezmos y ese indulto del que muchos
aficionados hispalenses se me quejaban amargamente, como si a su plaza les
hubieran arrancado la honra violentándola de mala manera. Que ya sabemos eso de
la tauromaquia democrática, pero debe ser el único caso en el que no puedo
estar de acuerdo con el parecer de una mayoría, lo siento y mucho. También me
pregunto cuántos trofeos se darán para que la cosa no decaiga y cuántos por
torear, porque si el fin de esto son los triunfos, las orejas y pasear a los
alternantes a cuestas de los lomos de los porteadores, pues, ¿para qué lo
demás? Deja de tener sentido esto de los toros. Pero que nadie se me ponga de
manos y me diga que si Sevilla tal o cual y que Madrid… Porque ahora estoy con
Sevilla, porque es la primera, que de lo de Madrid solo hay que esperar un
poquito más, porque aunque alguno se lo piense, aquí no atamos los perros con
longaniza, que las mismas carencias las vamos a vivir desde marzo a octubre y
con mayor intensidad y difusión en mayo, cuándo queriendo honrar al santo
patrón, le haremos que se avergüence y se tape los ojos al ver en lo que ha
quedado su plaza de Madrid. Pero ya digo, de momento abril está antes y por eso
ahora hablamos de lo que no se verá por
Sevilla.
Enlace programa Tendido de Sol del 19 de febrero de 2017:
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