lunes, 6 de febrero de 2017

Aficionados acomplejados y avergonzados con su afición

Que no se me avergüence nadie, aunque a algunos nos va a costar


Ahora parece que los aficionados a los toros han decidido plantarse y como en aquella película en un colegio de altísimo nivel en los USA, se han puesto de pie sobre los pupitres y gritan sin temor “¡Oh afición, mi afición!” Manifestando su gusto por los Toros. ¡Qué bien! Pero no creo que sean precisamente los aficionados los que se avergüencen de su pasión, a veces quién más parece sentir tal pudor, son los que viven de esto. Los empresarios buscan fórmulas para suavizar la violencia de la corrida de toros, los toreros lo secundan y además ponen todos sus esfuerzos en minimizar los riesgos, pero no porque ellos puedan sufrirlos en sus carnes, no, que va, según dicen, es porque la sensibilidad del momento no puede con esas escenas que siempre han estado unidas férreamente a los toros. Y los ganaderos, además de secundar a los anteriores, colaboran con el permanente intento de eliminar del toro todo lo que es intrínseco al toro, pretendiendo convertirlo en un afable y obediente animalito, más próximo a una mascota, que a lo que debe ser el protagonista elemento fundamental e imprescindible de la Fiesta.

Quizá los complejos y las vergüenzas de los aficionados vayan por otros derroteros y no precisamente de cara a los antis, a los animalistas o al resto de la sociedad que no ve con demasiados buenos ojos esto de que a uno le gusten los toros. la vergüenza les viene por no querer significarse en una plaza de toros con un desacuerdo, casi ni tan siquiera una protesta, no vaya a ser que los autores y cómplices del fraude les tilden de maleducados o inoportunos. Mejor callar y echarle la culpa al empedrado que decirle a unos señores que me están engañando, que me quieren tomar por tonto y que no me dan aquello para lo que he pagado. Siguen la estela de los que censuran la crítica. Qué paradoja, no soportan la crítica a ellos, pero ni se despeinan cuándo la lanzan contra los que les pueden descubrir la trampa. Y lo que es peor, el aficionado acomplejado no solo no levanta la voz, sino que repite y pone en su boca las letanías ventajistas del taurineo y no me pregunten por qué.

Pero parece que no para ahí la cosa, que no solo no manifiestan la protesta, ni que la hagan suya y la repitan constantemente, sino que algunos hasta aspiran a ser admitidos en esa gran cofradía del engaño y el fraude taurino. ¿Cabe mayor mentecatez? Te roban, te dejas robar, justificas el robo y hasta echas una instancia a ver si te admiten como simpatizante de la banda, perdiendo la cabeza cuándo uno de los integrantes numerarios te pasan la mano por la chepa, no por agradecimiento, sino para marcar territorio, que ya puestos, también podrían reclamar su propiedad micionándole en el ojo, no vaya a ser que un aficionado díscolo se le abran los clisos y se cambie de acera. Que la verdad es que hasta el momento les va funcionando el sistema, les basta con ponerte el decálogo de buen afisionao y al final se acaba tragando primero con lo de la plaza educada y luego con lo de la plaza cariñosa y así hasta que lleguemos, si no hemos llegado ya, a la plaza engullidora de ruedas de molino. ¿Esto no le da vergüenza a los que se llaman aficionados y frecuentan, aunque sea una vez al año, las plazas de toros? Y para embaucarnos todavía más, siempre nos salta el iluminado que nos quiere convencer de lo güeno que se nos viene encima con la melonada de la “Corrida de la Cultura”


La Corrida de la Cultura, y a ver quién es el guapo que dice algo en contra de algo que se apellida Cultura. Un trágala más que no será otra cosa que meternos la mano en el bolsillo, cogernos la cartera, dejarla más pelada que un alambre, regresarla al bolsillo y exigiendo nuestro agradecimiento eterno por no habernos guindado las fotos de la familia, el abono transporte, el carnet de la biblioteca y el de los puntos Carrefour; que son unos caballeros de buenas mañas, que no maneras, eso es otra cosa. Que dirán que exagero, que no es para tanto, pero démonos cuenta del embrujo de ciertos personajes, en este caso el señor Casas, que viendo las que lleva liando por esos mundos de Dios durante años, aún esperamos que llegue a Madrid a reformarse, que olvide sus métodos... tan personales y que se vuelva un defensor del aficionado, del toro y de la Fiesta, de la noche a la mañana. Pero, ¡cuidado! Señor aficionado de Madrid, no pierda usted la cabeza, no vaya a hacer algo de lo que luego tenga que avergonzarse. Pero tranquilo señor productor, que en su nueva plaza ya casi no quedan los que se puedan avergonzar por mantener la protesta cuando se sienten estafados. Ahora son muchos más los otros los que se sonrojan y se hacen cruces cuándo un señor vocifera a una cabra tonta, el que se disparata cuándo le guindan la suerte de varas, el que se mesa las guedejas al ver a un señor trampeando delante del borrego, pero eso sí sacan pecho para afirmar que no son aficionados acomplejados y avergonzados con su afición.

Enlace programa Tendido de Sol del 5 de febrero de 2017:

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El aficionado se fija en todos los detalles,es algo que no hace la mayoría del público actualmente.Todo lo malo siempre es culpa del toro,jamás de los toreros-según la prensa adulona-y no mencionan sus errores.La emoción en una corrida se basa en el toro encastado y fiero que es el cimiento de la fiesta y las figuras huyen de la casta porque no pueden con ella,es la comodidad la que domina en la fiesta debido a la escasa exigencia del público.
La mayoría es festivo y poco entendido.Los aficionados son cada vez menos.Por amontonar derechazos con el pico a un borrego los llaman maestros o profesionales y pretenden demostrar que crean belleza y una emoción;que no existe.Felicitaciones por su artículo y muchas gracias.
Docurdó.

Enrique Martín dijo...

Docurdó:
Muchas gracias. Resulta curioso que los que deben saber de esto, echan la culpa al que hay que enseñar, cómo si este tuviera que llegar a la plaza desde la dehesa, sabiendo lo que tiene que hacer para que triunfe su torero. El mundo al revés y nada que se salga de eso les parece adecuado. Justamente al contrario que le pasa a los aficionados.
Un saludo y de nuevo, muchas gracias a usted.