jueves, 6 de septiembre de 2018

Lo que se llama cobrar por objetivos


Si se pasara el capote, como en otros tiempos, lo mismo no les daba ni para un traje de luces completo

Se quejan los señores empresarios que resulta muy caro y complicado montar un festejo taurino y no voy a se yo quién se atreva a contradecirles, aunque si es por esfuerzo, estoy seguro que es mucho mayor el que tienen que hacer en las plazas de los pueblos por juntar diez o veinte mil euros, que en otras por llegar a los sesenta o noventa mil, cuestión de capacidades. Por otro lado están los toreros a los que les cuesta Dios y ayuda poder verse anunciados. Y estoy hablando del proletariado taurino, no esos que se compran novilladas por doquier. Ni qué decir tiene los que se acautelan por menos de lo que son los mínimos. Aquí hay un problema enquistado de muy complicada solución, porque este nudo cada vez se aprieta más y más. Cuatro cordones, o más, que se entrecruzan y de cada punta tiran unos y otros con todas sus fuerzas: empresarios, empresarios con toreros y toros, ganaderos, ganaderos apoderados, toreros, toreros de casas poderosas, toreros independientes a conciencia y toreros independiente por narices, más los voceros, representantes de ayuntamientos, correveidiles, taurinos, aficionados que quieren figura; cuenten los cabos y piensen en el nudo , en la que tenemos liada.

Que en esto de los toros las cosas unos días funcionan mal, otros peor y algunos hasta ruedan a placer, que no hay otra. Pero claro, si ya de por si todo está complicado en exceso, vamos y nos encontramos con esos toreros que un día y otro y otro y otro más, se levantan con el pie cambiado, que esa plaza de ese día no se merece que ellos desplieguen su jarte, su saber, su dominio, esa donosura que les asimila a querubines celestiales. Que ya empieza el desdén con el ganado, unas veces chico, otras gordo cebón y demasiadas con butifarras por pitones y bobonería que les viene de reata, ampliamente corroborada tarde tras tarde, desde que les eligieron esas figuras del jarte. Y ahí andamos, que salen estas figuras y deciden que hoy es el del no y es que no; que asomo, hago el paripé, pongo cara de circunstancias y para casita, que hace frío. Y ya si eso, mis representantes pasarán a cobrar lo mío.

Pero, ¿se imaginan que estos mandamases del toreo cobraran según la satisfacción del respetable? Que lo mismo el respetable se ponía un pelín más serio y dejaría un ratito de lado su triunfalismo militante. Acaba el toro y sin mediar palabra, los señores subalternos pasearían los capotes agarrados por las puntas, esperando que cayera la soldada del maestro y la suya propia. ¿Locura? Puede ser, pero lo que fue bueno para muchos que en otros tiempos quisieron abrirse camino en esto, también puede serlo para los que pretenden perpetuarse per saecula saeculorum. Que ya puestos en esto de los bombos y demás, pues implantemos lo de cobrar por objetivos. Estaría bonito ver que los palmeros oficiales un día tiran de cartera y se dejan una montonada de billetes para premiar el fiasco del ídolo, otro también y hasta un tercero, pero que visto lo visto, al cuarto empiezan a apearse de la romería y la montonada empieza a ser una amable colaboración para los gastos, y quién nos dice que en fechas sucesivas no abandonara la localidad de privilegio, esa tan propia para el pintoneo y figurar y empiezan a querer hacerse hueco en gradas y andanadas. Y tiempo al tiempo, que no acabaran sumándose a los grupos de protestones y alborotadores.

Que no estaría mal la fórmula, porque los mismos figurones se darían cuenta como sus pamemas cada vez convencen menos, al ritmo que se fueran vaciando los capotes, hasta llegar al punto de que la colecta cabría en un pañuelo de los que alivian los nasos cuando arriban los fríos. Que esto es un imposible, desde luego, entre otras cosas, porque seguro que Hacienda no estaría dispuesta a mandar un inspector a pie de ruedo para que contara las ganancias; esto para el torero, esto para la cuadrilla, esto para la Seguridad Social, esto para Hacienda, que somos todos, esto para la Fundación del Toro, que son solo ustedes. Y así se repartiría la mosca con claridad resplandeciente. Y para el señor empresario y el ganadero, pues un buzón a la salida y que cada uno valorara su labor con su diezmo, más o menos generoso. Vamos, en este mundo tan liberar, tan del libre mercado, tan entregado a lo que este dicta, sería lo que se llama cobrar por objetivos.


Programa Tendido de Sol del 2 de septiembre de 2018:
https://www.ivoox.com/tendido-sol-del-2-septiembre-de-audios-mp3_rf_28264036_1.html

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