Pocos son los que pueden haber presumido de ejemplaridad, dentro o fuera del ruedo |
Vaya cómo está el patio, que uno no da abasto, que te
sueltan un sopapo por la derecha y cuando no has reaccionado, te enderezan con
otro por la izquierda, y que nadie vea en esto sesgos políticos, aunque no
sería nada complicado verlos. Que si ya es complicado lo de ser ciudadano, sin
más, el serlo ejemplar ya queda solo para los elegidos. Que lo de ser ciudadano
más bien parece que es serlo, sin más, opinando, ejerciendo los derechos que
vienen con el cargo. Pero lo de ejemplar ya es otro cantar, porque para ello
hay que contentar a los demás, a todos los demás y eso más bien parece más un
imposible, que una lejana utopía.
Complicado tiene hoy en día el ser ciudadano ejemplar un
aficionado a los toros, porque ya de salida te echan encima una serie de
consideraciones que es difícil quitarse de las espaldas. Eso sí, a los otros
aficionados a esto del toro aún les puede caber esa ejemplaridad en sus
esquemas, basta con seguir unas pautas muy simples: callar y tragar. A partir
de ahí, dispóngase a recoger elogios allá por dónde vaya. El ciudadano ejemplar
para muchos de estos taurinos es el que no es capaz de levantar la voz ni para
toser, el que todo lo ve bonito, el que sigue a la mayoría y ni tan siquiera
amaga con poseer un criterio propio que pueda contradecir a esa masa y los
mandatos de los que manejan esa masa. La crítica es mala, no se ve jamás como
un aliciente para progresar, quizá, porque pretenden un inmovilismo imposible y
solo se admiten los cambios, la evolución que llaman ellos, según dictan los
que mandan.
Pero no se crean que esto de la opinión unánime y monolítica
solo va en un sentido, ni mucho menos. Esto también se da en el bando opuesto,
en el que se posiciona antisistema y exige que se ensalcen sus propios ídolos,
en virtud a un casi único mandato, el no estar dentro de ese poder. Pero al
final, también pretenden conducir las opiniones y se sienten incómodos con las
críticas a su modelo de ver esto de los toros. Parece como si los blancos y los
negros acabaran uniéndose en un mismo camino, pero queriendo que su color
predomine sobre el otro. Y esto, ambos lo aplican lo mismo en el toreo, que en
la vida. Los modelos están muy marcados, los marcan ellos y deciden que nadie
puede apartarse de esa línea, so pena de destierro en la isla del Hierro.
Luego está otra opción de ciudadano ejemplar. Tomemos esa
intolerancia a la crítica, esa negación a otra escala de valores o a otra
concepción de la vida. Curiosamente, un elemento común a todos es el enarbolar
la bandera de la libertad, que no tiene porque referirse a la libertad del
prójimo y salvo excepciones, solo tiene en cuenta la libertad propia. Bueno sí
y la tuya, siempre y cuando te sometas a la mía, así de sencillo. Eso sí, en
este caso, dispóngase a poner cara de bueno, esa cara que se les queda a los
que están en plena armonía con la naturaleza, el mundo, el universo, siempre
que todo esto tenga cobertura de móvil, güifi o admita que se pueda ir en bici.
Si opta por esta idea del mundo, su ideal debe aspirar a que el planeta vuelta
a su estado natural antes del cuaternario, sin seres humanos, sin coches, sin
prisas, sin dinero, sin propiedades, pero con bicis. Estos se declaran
fervientes amantes de los animales, piden que estos vuelvan a la naturaleza y
para ello están dispuestos a sacar a sus mascotas al campo todos los fines de
semana, si no llueve, claro y si en ese campo se puede ir en bici, por
supuesto. No se les ocurra decir que es aficionado a los toros, porque entonces
son capaces de mandarte a las mazmorras del castillo de If, de tenerte cinco
décadas a pan y agua, incomunicado y sacarte solo para enfilar el camino de la
guillotina. Y lo peor es que te llevarían andando, ni bici, ni leches.
Quizá caiga usted en la tentación apartarles de ese estado
de ciudadanía ejemplarizante e intente explicarles que cosas como los toros y
la caza no son malos para la naturaleza ¡Vade retroooo! Ni lo intenten. Que ya,
hasta lo dice la señora ministra, que se supone que algo de formación tiene y
más si ostenta la cartera de: Transición Ecológica. Que si es para que nos
alumbremos y calentemos con placas solares, bienvenida sea, abrimos los brazos
para acogerla entre nosotros. Pero claro, con estas ideas, lo del Medio
Ambiente ya empieza a cojear. Evidentemente, entre tanto cargo aquí o en París,
no se ha detenido ni dos segundos en intentar entender lo de la caza. Que puede
ser que no le guste, porque hay quien no puede con un animal sacrificado, eso
es más que comprensible, pero no por ello hay que quitárselo de en medio. Pero
cuidado, que aún hay más, que para eso de apoyar con estas ideas de bonachón en
bici, nos salen más ciudadanos ejemplares con eso de que hay que eliminar del
castellano expresiones como matar dos pájaros de un tiro o coger el toro por
los cuernos. ¡Silencio por favor! Mantengamos la calma y no nos riamos de
ocurrencias ajenas. ¿Ya? Bien. Concluyendo: vemos que no se puede ser ciudadano
ejemplar siendo un ejemplo para todo el mundo, que unos u otros no le votarán;
elija si quiere ser un aficionado a los toros silente, amable y sin opinión
manifiesta, ni mucho menos contraria a lo que mandan las buenas maneras de toda
la vida de Dios, o también puede optar por ser una persona silente, amable y
sin opinión manifiesta, ni mucho menos contraria a lo que mandan las buenas
maneras, pero eso sí, subido en una bici y evitando expresiones como coger el
rábano por las hojas o entre col y col, lechuga. Y si se encuentra en mitad de
estos dos mundos que la verdad, a veces no parecen de este mundo, no se extrañe
que le echen del grupo de güasap y facebook de los “Ciudadanos Ejemplares”.
1 comentario:
Al que alza la voz el "Señor" Zabala de la Serna le llama "LACRA" como algo a quien exterminar, quita de enmedio que molestas, como si no pasáramos por taquilla....porque me incluyo, si Sr Zabala, soy lacra, si para dejar de serlo tengo que empezar a lamer culos como el estoy tardando en apuntarme al PACMA.
Una ventana.
Publicar un comentario