Dicen que no hay toros para Madrid, pero... y si lo que no hay son toreros que puedan de verdad con el toro, con el que sí que sale en otras plazas. |
Solo los que ya tengan una edad considerable, y más que
considerable, recordarán una cosa que se celebraba en la casa de campo de
Madrid y que congregaba por unos días a todo el mundo mundial, La Feria del
Campo. Allí lo mismo te daban café de Colombia, que caña del trópico, que
embutido de Salamanca, lo que quisieras y además, no podía faltar, un gorrito
rojo de cartón del Flan Chino Mandarín. Y por supuesto, como feria del campo,
había ganado, gallinas e Guinea, pencos de tiro, pura sangres de paseo, vacas
limusinas, charolesas, suizas, holandesas, de un tamaño espectacular, de esas
que no cabían en un camión, que había que llevarlas en dos camiones.
¡Espectaculares! Que algunos añoramos aquellos días de caminar y caminar, de
comer tortilla y filetes empanados y sobre todo, que éramos niños y nos
llevaban nuestros padres, lo que daría por que mis padres me volvieran a llevar
aunque fuera a la luna. Pero parece que otros también echan de menos esa feria
y se han propuesto reverdecer aquellos laureles rurales de años pasados. Y si
no se lo creen, dense un garbeito por las Ventas; no hace falta mirar mucho,
vayan el día que vayan, allí nos tiene el señor García Garrido montada su
particular Feria del Campo. Que muchos no saben valorar sus esfuerzos, lo que
apena profundamente a este señor, que se siente un incomprendido. Con el empeño
que le pone y aún…
Que ya les digo yo que aún habrá a quién no le parezca bien
esta evocación al pasado muy pasado, pero ya lo decía el otro, que hay gente
“pa to”. Que tampoco es algo improvisado, que aparte de ensayos en temporadas,
esta ha impuesto esa permanente exposición de ganado variado, desde el mismo
inicio de la temporada. Perdón, hablo de variación de ganado y ahí tengo que
pedir disculpas y rectificar. Variación de hierros, porque el ganado, salvo
rarísimas excepciones, es todo de lo mismo. Que en los programas de mano ya te
tienen que poner a quién le hicieron una de las últimas compras, porque si
ponen la procedencia real, igual le gastaban el nombre a don Juan Pedro Domecq
y habría que empezar a llamarle don Pedro el del arte y los artistas. Que ya
digo que esto no es casualidad, que ya empiezan a dar pistas cuando en los
carteles te anuncian tres de un señor y tres de otro, cuando no son tres y
tres, o los que consideren, del mismo señor. Que luego te cambian uno solo y ya
tienes tres hierros; y que no devuelvan uno a los corrales, que entonces… Y si
devuelven dos… la fiesta del corcho, que el del tablón que sale a mitad del
ruedo se tiene que volver tarumba. Si es que tiene que tener más hierros en
cartera que los altos hornos de Vizcaya.
Pero lo que el señor García Garrido no tiene muy ejercitado
es eso de que rectificar es de sabios. Que la cosa, esta feria del campo
venteña, va de mal en peor y él, erre que erre. Que dice que son sus asesores,
pero… ¡Hombreee! Pues igual habría que cambiar de asesores y no seguir
ahondando en la herida. Que unos se ofenden y se rasgan las vestiduras porque
consideran que la plaza de Madrid no podía caer más bajo, pero tranquilos, que
solo hay que esperar al domingo siguiente para darse cuenta de que sí, de que
todo puede empeorar y de qué forma. Que esta situación a unos les indigna, a
otros les deprime, a otros les hace sentirse cada vez más apartado de esto, que
a otros les dan ganas de cortarse… el flequillo. Pero también los hay que se
ofenden de que haya algunos que protesten y manifiesten esa indignidad. Claro,
faltaría más. Esto es como la alarma de un banco, ¿a quién molesta más y hacen
todo lo posible para silenciarla? Efectivamente, a los del butrón, la media en
la cabeza y los que tienen el coche esperando con el motor en marcha. Pero no
tengan cuidado, que podrán cenarse las Ventas, podrán beberse el mar, darle
aire a los moqueros y dar vivas y más vivas, que eso sí que se puede, a precios
de vergüenza, ‘pero es que el jolgorio hay que pagarlo. Que todavía habrá
alguien que espere que de esta feria del ganado salga un día un toro que…, un
toro así o asao, pero eso es como esperar que te toque la primitiva con un
boleto caducado. Que nos vendrán con esa cantinela que ofende de que no hay
toros para Madrid, aunque más bien se podría decir que no hay los toros que
ellos quieren, al precio que ellos quieren o regalados, como ellos querrían,
porque en Pamplona, sin ir más lejos…
Pero la realidad es que con esta gente, ni a la vuelta de la
esquina. Se les llenaba la boca a unos con que si eran abonados desde… quizá
desde que se celebraba la feria del Campo de Madrid, otros con que venían a
revolucionar la fiesta, la “taugomaquia”, otros que si venían a defender no se
sabe el qué y que nos hace pensar que ya pocas defensas va a poder soportar la
plaza de Madrid. Porque hablamos de la empresa de Plaza 1, pero, a todo esto,
qué tiene que decir la Comunidad de Madrid y su Centro de Asuntos Taurinos? ¿Se
han mirado aunque fuera por casualidad, uno solo de los carteles programados
por esta empresa? De nuevo mis disculpas, ¡qué ingenuo es servidor! Claro que
los miran, los miran, los remiran y los hacen suyos. Y entre todos han
conseguido ese gran logro: hundir la plaza de Madrid hasta los sótanos
enfangados de la fiesta, llevándolos a límites que ni el más optimista de los
antitaurinos podrían imaginar. Y mientras, como si fuera el tío Eustaquio, con
su faltriquera al cinto llena de billetes y haciendo realidad el cántico de
Kiko Veneno, ahí está el señor García Garrido en un mercedes blanco en la feria
del “ganao”… de Madrid.
Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:
https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html
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