Sí que hubo alguien que honraba con su madrileñosmo y torería ala Paloma, al Santo Patrón y a la madre que lo parió, pero... |
Madrid en agosto dicen que se queda sin gente, que siempre
alguien queda, pero ya les digo que sí, que en verano, la capital se vacía, lo
que no quita que los cuatro que quedamos nos empeñemos en disfrutar y honrar a
la virgen más castiza y postinera, la de la Paloma. Unas fiestas en las que
cabe todo el mundo, porque así es la Villa y Corte. Y la plaza de las ventas no
lo iba a ser menos. Que también sucede que esta en verano, quitando los días del
canibalismo venteño en los que te invitan a devorar la plaza, las ventas es un
desierto; pero el buen ánimo no se pierde y recibimos con los brazos abiertos a
todo el que se acerca a visitarnos; si se les recibirá bien, que hasta estamos
dispuestos a hacer a las señoras emperatrices de Lavapiés, a bañarlas en
vinillo de Jerez y a que disfruten de una grandiosa corrida de toros. Que uno
se preguntaba camino de la plaza si no habría alguna cabeza bien pensante que
decidiera convertir el 15 de agosto en una fecha típicamente taurina ¿No?
Pero no se crean, que a pesar de esta hospitalidad por
bandera de las gentes del foro, todavía los hay que no, que no lo acaban de ver
y que prefieren mudarla de un sopapo en la plaza de Toledo, Torrejón de Ardoz o
Arganda… ¡Caramba! Casualidades de la vida, resulta que los espadas anunciados
procedían de tales sitios a pocos kilómetros de la capital, lo que siempre
facilita el traslado para jalear e intentar orejear al paisano de turno, pese a
quien pese, haya toreado, destoreado o desesperado a los cuatro ingenuos que
aún tenían la pretensión de ver torear y no ver dar pases y pases y pases y
más… Álvaro Lorenzo, archiconocido en esta plaza, que un festejo más por aquí y
le empadronan en Las Vistillas. Amor Rodríguez, que confirmaba, y Francisco de
Manuel, al que ya le pueden avisar que no hace falta ir al registro con un
cesto de despojos para que le censen en Madrid, que con que toreara un poquito,
ya nos valdría, aunque ¡oiga! ¿Y si los despojos los precisa para que no le echen
de su pueblo? Que todo puede ser.
Con ganado de Fuente Ymbro, que a estos no es que los
empadronen en la Guindalera, es que se van a hacer dueños del padrón del
barrio. Que al señor Gallardo ya le saludan en los bares donde toma el vermut
los días que lidia, uno de cada tres domingos; que los de los muebles ya no
preguntan si va a haber alguien en casa para llevarle la cómoda, que ya nunca
falta en el barrio; que no puede engañar a nadie, porque todo el mundo sabe que
a la mínima vuelve a las Ventas… o quizá esto último, lo de engañar… Porque en
esta nueva aparición y van… y quedan… Con una presentación sin estridencias,
pero flojeando, en el caballo casi ni cumplieron. El que más, intentaba pelear por
un solo pitón, el tercero hasta puso en algún apuro al jinete, ninguno humillo,
todos con la cara a media altura o apuntando al cielo. El sobrero de Alcurrucén
que hizo primero, manseó con descaro, hasta pegando un respingo al notar el
palo. En la muleta, hijos de la modernidad, acudían al engaño, lo que le
aguantaba el resuello, porque hubo más de un marmolillo, aparte de que los de
luces les ahogaran las embestidas citando muy encimistas, pero ya saben, hay a
quien le gusta eso de que se le suban a la chepa del bovino. Al final, un
encierro que solo le servirá al ganadero para coger antigüedad, pero no de esa
de saber cuándo lidió por primera vez en Madrid, no, más bien de la de acumular
antigüedad para cobrar los trienios, aunque habría que mirar cuando se puede
jubilar un hierro, cuántas veces más tiene que venir no ya en una vida, ni en
una temporada, casi mejor en un mes.
De los espadas, pues algo parecido puede suceder con Álvaro
Lorenzo y Francisco de Manuel, aunque por mucho que vuelvan, está complicado
que puedan sorprender. El mismo sopor de siempre, las mismas ventas de siempre,
el mismo trapaceo de siempre, las mismas carreras de siempre y el mismo
paisanaje de siempre, que solo vive para el despojo. Que aquí se da vueltas al
ruedo todo el mundo, que basta que dos paisanos se pongan brutos, que para allá
que va el artista. Y al de Manuel hasta le regalaron un deshecho en el sexto,
que no fue tan descarado como esa vuelta que se dio un novillero de Albacete
cuando ya se había marchado todo el mundo, hasta el presidente y solo quedaban
los amigos y los que recogen las almohadillas. Lorenzo tuvo de personal el
acabar muletazos al viento o esos cuarto o menos de trapazo que encandilan al
personal que sabe paladear el arte puro del chachachá. Quizá de Manuel le ganó
en enganchones, pero bueno, tampoco vamos a discutir por ello. Y Amor Rodríguez,
pues parecía que intentaba ponerse gallardo, estirado y hasta natural, pero
claro, ponerse finuras cuando el toro no puede dar un paso, pues muy galano no
queda, ¿no? Aunque insisto, hay gente pa to. Acelerado, sin pararse quieto,
quizá por no torear, que todo puede ser y es habitual en todos, muy perfilero,
pero eso sí, ¡qué poses! En el quinto se empeñó en dar pases y pases y quizás
antes podría haber probado a hacerse con él. Tanto enganchón, que hasta podía
verse enganchado, como lo fue el banderillero Raúl Mateos, que resbaló en la
cara del toro en el peor momento y resultó cogido. Una más de la Paloma, con el
público esperando acoger a los espadas con los brazos abiertos, quedándose
solos los paisanos y afines, que los otros, tan ilusionados ellos, como todos
los domingos, peregrinando a la plaza en busca del toro y deseando encumbrar a
toros y toreros, pero que al final solo les que decirles aquello de que Iba a
hacerte emperatriz de Lavapiés, pero…
Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:
https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html
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