Tengo que empezar reconociendo que en eso de la nueva jerga
del taurinismo, pues me pierdo, no la sigo. Que sí que entiendo a qué se
refieren, pero mi interpretación es diferente de la suya. Por ejemplo, cuando
dicen que un toro tiene embestidas informales, ellos culpan al animal de no
haber aprendido en la dehesa a embestir como se debe, pero por el contrario yo
pienso que el lidiador de turno no ha sabido conducir, ni mucho menos enseñar a
ese animal a embestir, porque claro, en la dehesa no les enseñan ciertas cosas.
Que parece que se ha extendido a esto de los toros el que todo esté
absolutamente controlado ya de fábrica para que no moleste lo más mínimo a
quién corresponda, en este caso, al torero. Y en esa jerga que parece que nace
del entorno de los toreros y que los afisionaos se esfuerzan en imitar, a veces
incluso con acento de ahí abajo, que es una maravilla pronunciado por los de
ahí abajo, pero que resulta ridículo y hasta ofensivo dicho por uno de la
Guindalera, mismamente, pues hay una expresión que dice mucho, eso de la
corrida no ha servido ¡La corrida no ha servido! No ha servido, ¿para qué?
¿Para pasar la aspiradora, hacer las camas, hacer un balance, invertir en
bolsa, cambiar el aceite al coche, hacerle la revisión de los 20.000 km? ¿Para
qué no ha servido? Pues según parece, no ha servido cuando opone alguna mínima
dificultad, o simplificando, cuando el toro no va y viene como un carretón en
el último tercio; y punto. Que ya puede ni haber mirado de reojo al caballo,
que haya enganchado los capotes una y mil veces, que en banderillas se haya
defendido, que buscara la puerta de salida, que les hiciera una peineta al
respetable, todo da igual, si luego va y viene del trapo rojo como un corderito
y sin que le afecten lo más mínimo los trapazos destemplados, os trallazos, los
tirones, ni dónde se rematan los muletazos; perdón, que me he crecido y he
hablado de rematar los pases, como si eso lo hubiéramos visto alguna vez en los
últimos… hace mucho.
Que hace unas fechas pude ver una corrida en la que cuando
me preguntaron que cómo fue, yo solo ome atreví a decir con cierta sorna eso de
que la corrida había servido. Unos toros más que justitos de fuerzas, a los que
evidentemente ni se les pudo picar, ni mucho menos ver en el caballo, también
gracias a la colaboración de los coletudos, cuya única pretensión era que la
corrida sirviera. Pero ¡ojo! Que esta pretensión no se ciñe única y
exclusivamente a los de luces, esto es extensible al público que va a pedir
orejas, el grial de la fiesta. Que les daba igual que el animalito se medio
mantuviera en pie, si luego acudía al trapo rojo, a pasito de regulares,
permitiendo que el de luces pusiera poses. Que es verdad que de los animalitos
Había alguno que no se cansaba de embestir, pero… al final
resulta que el toro sirvió, aunque no se hubiera podido ver al toro como a
muchos les gustaría verlo. Pero claro, ahora surge otra pregunta, porque
después de todo esto, habrá quién se pregunte: Entonces, si los toros con tanta
carencia sirven, ¿para qué sirven? Pues depende a quién le pregunten, si le
preguntan a los taurinos, pues sirven para hacer arte, que ya me dirán qué arte
es ese, sirven para que los de luces se expresen, para que el personal pida
orejas, para que el del palco las dé y para que casi todo el mundo se vaya
feliz a su casa, porque ha visto orejas; que no me los imagino gozando como
locos viendo Dumbo. Pero también sirven para otras cosas, como es ahondar en la
decadencia de los Toros, como es el seguir quitándole fundamento al toro, como
es ir creando un ente con apariencia de toro, pero sin el interés que genera el
toro. También sirve para que el aficionado se vaya apartando, que vaya
perdiendo ese arraigo que otrora era tan profundo con el toro y con la fiesta
de los toros. Y sirve también para que el interés general vaya decreciendo,
para que esto sea difícil de explicar, difícil de mostrar a nadie con la
intención de que se interese y evitar ese panorama tan desalentador de las
plazas vaciándose a marchas forzadas. Que seguro que habrá quién tire de
estadísticas y me digas con números lo que él quiera ver, pero les voy a poner
algún ejemplo. La feria de Madrid, un gran éxito con no sé cuántas tardes de no
hay billetes, pero luego ibas a la plaza y veías que dónde estaban los abonos
regalados sobresalía el cemento acusador. La plaza de Bilbao, que deja ver los
asientos de colores implacables, como si esos animales sospechosos de pitones
limpiaran de aficionados los tendidos. O cualquier feria de Dios que se anuncie
a quién se anuncie, no llena, quizá porque no ponen en práctica eso de regalar
entradas en lo que la empresa de Madrid tiene un doctorado. Y quizá todas estas
cosas vengan detrás de eso que dicen los taurinos cuando dicen que la corrida
no ha servido.
Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:
https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html
1 comentario:
Magnífica reflexión. ¿Puede ser que lo que no ha servido no sea la corrida?.
Un abrazo.
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