lunes, 17 de mayo de 2010

Joselito, a los noventa años


Estaba tentado y lo he meditado mucho el hacer una referencia al aniversario de Joselito en la entrada de la corrida en que se conmemoró este hecho, pero creo que el recuerdo al maestro de Gelves, el verdadero maestro del toreo, merece un capítulo aparte.

Belmonte cambió el toreo y Joselito la fiesta. Cambió el tipo de toro, la lidia y hasta concibió cómo debía ser la plaza perfecta, que cosas de la vida, él nunca vio en pie, la plaza de Madrid. Y aquí en Madrid se guarda año tras año, un respetuoso minuto de silencio, tal y como dicen por megafonía, por el Matador de Toros, José Gómez Ortega, Joselito. Lo rotundo que era el término y lo vacío que se ha quedado. Tan vacío como tantas cosas en el toreo actual Evidentemente existe una gran distancia entre el mundo de ahora y aquel en que Joselito perdió la vida y conceptos de entonces no son aplicables al siglo XXI, pero lo más eterno y lo más clásico es el más despreciado por los coletudos de ahora, la torería.

Lo habitual es quedarse con lo superficial, lo anecdótico, y como torería muchos identifican la chulería, la arrogancia y la soberbia. En cambio desprecian el conocimiento de la lidia, la correcta ejecución de las suertes, y el orgullo de enfrentarse a todas las ganaderías, el poder con ese toro y el querer ser el mejor en el ruedo. Algo muy alejado de lo que nos toca vivir, donde el orgullo es no haber tenido que enfrentarse nunca a tal o cual hierro, se desentienden de la lidia y sólo esperan el momento de coger la muleta, no hacen el toreo de verdad porque es de locos o suicidas y si tienen que vetar a un compañero o pueden evitar encontrárselo en una plaza, pues lo evitan. Y que cada uno saque sus propias conclusiones.
El año próximo se volverá a guardar otro minuto de silencio, volverá a haber quien diga que quién era ese, volverá a haber quien piense que para qué, si ya son 91 años y habrá quien piense que en cada conmemoración estamos un año más lejos de la verdad del toreo. José Gómez Ortega, Joselito, noventa años después, D.E.P.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué homenaje más Auténtico!!

Ha sido un placer leer tu definición de la palabra “Torería”; ese término tan precioso como preciso que, con la continua degeneración -que no evolución-, se ha ido vaciado completamente de contenido hasta convertirse en lo que es hoy: una palabra sin alma.

Enrique, gracias por devolverle hoy el sentido y la esencia, que realmente es bellísima.
Y sí, he sacado mis propias conclusiones: y yo pienso que estamos un año más lejos de la Verdad…

Un saludo

Anónimo dijo...

Enrique, soy Gloria. Disculpa, creo que olvidé escribir mi nombre

Otro saludo!!

Enrique Martín dijo...

Gloria:
No olvides nunca firmar unas reflexiones tan sinceras, sencillas y yo creo que acertadas. Y es curioso que nos pongamos así por una afición, algo que podría ser un simple entretenimiento, pero que en realidad es parte de nosotros y estoy seguro que cada uno de nostros somos como somos, precisamente por esta afición, que si nos la quitan dejaríamos de ser nosotros mismos. Gloria, como siempre, muchas gracias por seguir ahí y mejorar este blog.
Un saludo

David Campos dijo...

Sin palabras... ¡Ahí queda eso! Un saludo.

Enrique Martín dijo...

David:
Pues no seré yo quien te desdiga.
Un saludo

Lola MU dijo...

A mi también me ha gustado muchísimo todo lo que has dicho, Enrique; de Joselito hemos oido hablar hasta los más ignorantes. Desde que te leo presto más atención a las noticias y a las opiniones que aparecen en la prensa o en la televisión ¡qué poder tienen las palabras!
También los toros despiertan recuerdos de infancia.
Por cierto; vivo en un pueblo muy taurino (Velilla), en el que hay muchísima afición y un vecino torero y famoso.
Un abrazo.
Lola.

Enrique Martín dijo...

LolaMu:
Cuanta alegría cuando te pasas por aquí. Ya sé yo quien es el torero de Velilla, ese que toreaba mejor con 9 años que ahora y que poco o nada tiene que ver con Joselito. Pero no ya en la forma de torear, sino en la forma de entender esto de los toros. Aunque sí que hay algo que siempre he valorado de El Juli y es su amor propio y las ganas de mejorar, aunque también es verdad que vive acomodado en su posición actual.
Un abrazo y ya sabes dónde está tu casa. Como dicen por ahí abajo: "M'alegro verte".