martes, 25 de mayo de 2010

¿Qué enseñan en las escuelas?


Resulta difícil encontrar un matador de toros o novillos que no haya pasado por una escuela de tauromaquia y en la misma proporción se hace muy complicado encontrar un torero con personalidad y que realmente conozca los secretos de esta profesión. La consecuencia es lo visto en la tercera novillada de la feria de San Isidro y en las dos anteriores; unos muchachos que en el mejor de los casos se limitan a pegar trapazos al novillo, pero que como todos sus compañeros no saben como resolver el más mínimo problema.

No se puede decir que los novillos de Guadaira fueran complicados, las complicaciones justas que se pueden encontrar en una tienta. Nobles, que iban y venían a las telas, e incluso alguno al que hacerle las cosas bien para ganarse la confianza de la afición. Una afición que sin quererlo va haciendo señales que nadie tiene en cuenta. Hace años dejó de lado las corridas de rejones y ahora ya los hay que empiezan a tomarse este día como un descanso entre este maratón de la vulgaridad y el aburrimiento. La ilusión que despertaba la novillería está pasando a mejor vida.

Se anunciaron ante la ganadería de Guadaira, Arturo Saldívar, Luís Miguel Casares y Cristian Escribano. Empezando por el principio, el ganado que saltó al ruedo nada tenía que ver con esa leyenda de los novillos en Madrid. Ese novillo que podría pasar por toro en muchas plazas, se ausentó y no dejó ni un teléfono, ni una dirección donde poderle localizar. Es más, casi hasta podrían haber hecho pensar a algunos que tampoco iban a salir los de a caballo.

Arturo Saldívar venía empeñado en mostrar el repertorio capotero del que en México se sienten tan orgullosos, pero además de saber la teórica y la práctica de salón, hay que poder ponerlo en práctica con majeza y torería delante del toro y no perderse en enganchones y dejarse embarullar. Quizás mejor le iría con saber torear bien a la verónica y aprender a poner el toro en suerte en el caballo y quedar él a su vez bien colocado. Colocación que, como a casi todo el gremio, también le falta en su toreo de muleta; perfilero, tirando de pico, sin temple y con demasiados trallazos. No se puede traer el pase hecho desde casa, que es lo que parece que hace el mexicano.

Pero los defectos de uno se fueron repitiendo en sus compañeros. Luis Miguel Casares estuvo por allí, lo que no se sabe con mucha certeza es para qué, porque gastarse el dinero en traje de luces, o vestido de torear como prefieren algunos, y dedicarse a pegar banderazos, pues casi mejor que se comprara el guardiamarina y que le cambiaran la muleta por banderas de colore. Eso sí, siguiendo la doctrina imperante de las figuras, si la cosa no marcha, pues arrimón. Pues ni con esas, porque si no se ha toreado, este recurso lo único que hace es añadir aún más vulgaridad sobre lo ya hecho.

El tercero Cristian Escribano, haría bien en relajarse y abandonar ese toreo eléctrizante que sofoca al más tranquilo. Ausencia total de temple, de mando y toreando dando el culo en lugar del medio pecho, pechear como dice mi amigo Pepe Luis Bautista, y como todo rasgo de personalidad el inicio de faena con no sé cuantos pases por detrás, que el día que a los Perera o “Castela” les dé por patentar el pase, se van a forrar.

Y lo que son las escuelas taurinas, que aparte de enseñar a destorear y pegar trapazos, tampoco se detienen un segundo en enseñarles el único rasgo que les distingue de todos los demás que pisan el ruedo, la suerte suprema. Porque se puede haber estado mal, pero lo mínimo exigible es tirarse a matar y dejar la espada en lo alto. Pues no. Como decía mi hija de siete años, al ver el desastre estoqueador, ¿por qué no se entrenan con eso que es como un carro con una rueda y que tiene unos cuernos? Pues no sé, sus motivos tendrán, o será porque en el plan de estudios de las escuelas, la estocada está en el último tema y con tanto tiempo que dedican a la suerte de trapacear, pues nunca llegan al final del libro.

19 comentarios:

Antonio Díaz dijo...

Ayer, todavía con los Cuadri en mi cabeza, puse la tele y vi la faena al primer novillo. No lo aguanté y me dediqué a hacer otras `cosillas´que tenía pendientes. Las novilladas se han convertido en algo infumable, nunca pasa nada, no existe esa `virginidad´en el estado del novillero que hacía ver chavales tirándose literalmente encima de los toros, volteretas, ganas de agradar, piques con el compañero de turno, cabreos, en fin, nada de nada. Ahora leo que la novillada ha salido buena y que se ha ido sin torear. Pues eso mismo, nada nuevo. Menudo desastre.



Saludos

Enrique Martín dijo...

Antonio:
Poco a poco nos van quitando las pocas esperanzas que nos quedaban. Que las corridas de agosto, fuera, que los toros cuando no hay figuras, nada, las novilladas, nada. Parece una mente perversa que quiere acabar con esto y que tiene compradas las almas de los taurinos.

I. J. del Pino dijo...

Yo lo que no se, es quién les enseña a tirar el brazo hacia arriba después de cada serie, como si hubiesen marcado un gol. Puedo comprender a un genio arrebatado tras una serie de cinco derechazos perfectos a un morlaco de seiscientos quilos, pero destorear a un animalito que intenta hacer las cosas bien y encima hacer gestos de triunfo....
A eso se le llama calentar al público?
Saludos Don Enrique.

Enrique Martín dijo...

Don I.J. del Pino:
Yo tengo una teoría y es que como desde el burladero están los apuntadores con el ¡bieeeejn torero bieeejn! al final se lo deben creer, o que pasan tanto miedo que descansan por haber pasado una tanda. O igual simplemente son una panda de ignorantes. Igual va a ser esto último. Y ¿calentar el público? No lo creo, igual que no creo que cuando las cosas no van bien se marchan a la zona de los paisanos o se pegan eso que llaman arrimón, pero lo hace "por estar por encima del toro". Es que tanta triquiñuela suena mal hasta cuando se habla de broma. Un saludo Don I.J. del Pino

Anónimo dijo...

Yo, lo que no entiendo; con todos mis respetos, es, como con la cantidad de conocimientos que parecen tener y las innumerables veces (creo, por lo que les leo) que habrán toreado y matado, no se dedican a crear una escuela y aleccionar a tantos chavales que según Vds. están perdiendo el tiempo. Voy a ocultar mi identidad para evitarles que se ruboricen si supieran quien soy. Cuando se critica sobre algo, hay que tener conocimiento de causa y experiencia, características que tan sólo se adquieren cuando uno experimenta por su cuenta algo. Sabrán de fútbol, porque probablemente hayan jugado de pequeños o jóvenes a este deporte y saben lo que es que te quiten el balón o que lo quiten Vds., pero para saber de torear, amigos, hay que ponerse delante y aunque da la sensación de que han matado muchos toros, estoy seguro de que ni saben lo que pesa un capote o tan siquiera como se coge. Un poquito de sensatez caballeros y mídanse, que hablar es muy fácil y no cuesta dinero. Un cordial saludo y mucha suerte.

Enrique Martín dijo...

Querido Anónimo:
No creo que nos ruborizáramos si conociésemos su identidad, seguro que nos sentiríamos orgullosos, yo por lo menos. El argumento que utiliza es tan válido como otros, entre ellos los de los aficionados, que al final somos los que mantenemos esto. Yo no creo ni mucho menos que para tener una opinión haya que haber practicado lo que sea. Los que ven un cuadro y sienten que algo se les remueve dentro, no tienen por qué saber pintar; los que ven una película y les parece un rollo, no tienen por qué saber de realización o montaje, y lo mismo ocurre con los toros. Yo vi torear a El Viti, Antoñete, Curro Romero, Joaquín Bernadó, Manolo Vázquez, Sánchez Bejarano y un larguísimo etcétera y me conmovían, conseguían hacerme emocionar. Hoy en día esto lo consiguen entre uno y uno y medio de todos los toreros del escalafón. Y no me gusta corregir a los que demuestran más sabiduría que yo, me parece una osadía, pero en mi caso sí que me he puesto delante de un animal negro y con cuernos, sí que he cogido un capote y una muleta, e incluso me planteé dedicarme a esta profesión tan maravillosa, pero me di cuenta de que no valía y busqué mi sitio en el tendido, en la grada seis de la plaza de Madrid, para ser más concreto. Y eso mismo lo podrían hacer muchos de los profesionales que se pasean por esos ruedos de Dios y que además quitan el puesto a otros que hacen el toreo de verdad y que no viven a base de pegar pases y ver si un toro sirve o no sirve, preocupados sólo por cortar orejas y salir por la puerta grande. Además estos no suelen entender lo que nosotros llamamos torear. Y para concluir quiero mostrarle mi agradecimiento por pasearse por este blog, del que tiene las puertas abiertas y por decidirse a mostrar su opinión de la forma que lo ha hecho, con tanto valor y sinceridad. Muchas gracias y cordial saludo.

Pacomartínez dijo...

Vuestros comentarios vienen a confirmar que ahora los toros tienen dos realidades, la de los profesionales y la de los aficionados, nunca tan apartadas unas de otras. Los primeros son los protagonistas de la fiesta (después del toro) y son capaces de hacer algo que los demás no, pero los aficionados son los que pagan y los que van en busca de un toreo auténtico que rara vez se encuentra en la aguachinada fiesta de la actualidad. Los toros sin toro y sin emoción no tienen sentido, eso deben saberlo y sobre todo aplicarlo los profesionales.

franmmartin dijo...

Pués a mi D.Enrique y Vd disimule ,la opinión del Anónimo que nos regaña me parece prepotente en muchas de sus expresiones, amen de aportar un razonamiento tan viejo como debatido,falso y superado.
Y lo peor, es que además de no firmar lo que escribe,nos deja a todos con una enorme expectación , ansiedad y desazón por conocer su respetable identidad,cosa que a servidor le va a dificultar conciliar el sueño ésta noche.
Claro que repasando la corrida Benéfica de hoy, podemos encontrar un adecuado antídoto para ese insomnio.
Un cordial saludo.

Enrique Martín dijo...

Pacomartinez:
Tienes toda la razón y como no podía ser de otra forma, coincido plenamente contigo. Yo creo que cada uno debe intentar ser lo mejor que pueda llegar a ser en su campo. El torero debe querer ser el mejor, el ganadero criar los mejores toros y el aficionado ser un buen aficionado y como muchos creemos que manteniendo nuestra posición hacemos un bien a la fiesta, pues seguiremos donde estamos. Que si evaluamos tod, el ser buen aficionado tampoco es moco de pavo. No es tan sencillo mantener tus convicciones cuando toda una plaza te recrimina tu protesta o que no secundes sus peticiones. Un saludo

Enrique Martín dijo...

franmartin:
No querría yo que pasara una mala noche por haber publicado un comentario. En cuanto al anonimato, cada uno es dueño de revelar su identidad o no, aunque si una persona está convencida de sus opiniones, lo natural es que firme lo que dice, pero mientras no falte al respeto, yo publicaré lo que me envíen. Además creo que así también colaboro a clarificar posiciones y a que cada uno sepamos donde estamos. Y lo dicho, que no hay nada que merezca pasar una mala noche.

Anónimo dijo...

Me hubiera gustado llegar a tiempo y haber dicho lo que ha escrito franmmartin.
Y es que, al igual que él, - porque yo le he comprendido así- esta noche dormiré maravillosamente…
De acuerdo con Enrique, Antonio, I. J. del Pino, Pacomartínez; en fin, de acuerdo con todos, menos con uno

Saludos!!
Gloria

Anónimo dijo...

A D. Enrique Martín:
Vd. mismo lo dice, para ver un cuadro no hay que saber pintar, sólo hace falta que esa obra transmita alguna sensación. Estoy seguro de que cuando ve un cuadro (le transmita algo o no) no da Vd. clases de pintura para opinar sobre el y mucho menos le dice al pintor como debe hacerlo o coger los pinceles, o si debe pintar sobre lienzo o papel etc. Que es en definitiva a lo que yo me voy. Vds cuando opinan, no sólo valoran, sino que intentan sentar cátedra de como se debe hacer entrando de pleno en la didáctica. Una cosa es la valoración artística y si me llena o no y otra muy distinta es la de dar lecciones. Muy agradecido por ofrecerme este blog para opinar. Lo he hecho aquí porque suelo leerlo habitualmente. Siento que no coincidamos en lo que sé de sobra que tengo razón. Un cordial saludo.

Enrique Martín dijo...

Gloria:
Siempre llegas a tiempo y por repetir lo ya dicho no quiere decir que esa opinión no valga, todo lo contrario. Tal y como está el patio, siempre es beneficioso el que se pueda comprobar que una idea es apoyada por otros aficionados. Muchas gracias por estar ahí, siempre en el momento oportuno. Un saludo

Enrique Martín dijo...

Amigo Anónimo:
Aunque no me gusta usar esta terminología. No creo que nadie quiera decir como se hacen las cosas, son opiniones y la persona que las escucha tiene todo el derecho en aceptarlas o despreciarlas. Yo no creo que tenga razón en sus argumentos, pero siempre le apoyaré para que los siga exponiendo. De ahí podremos sacar todos nuestras conclusiones y aprendizaje. Y el que opine, sea a favor o en contra de lo que yo escribo, me sirve de halago por pensar que en este blog se puede opinar lo que se quiera. El que Toros Grada Seis pueda ser consideraco un espacio de libertad de opinión me satisface enormemente. Y de toros ya se sabe, eso de que nadie tiene ni idea y al que más sabía lo mató un toro en Talavera. Un cordial saludo y aquí le seguiremos esperando para charlar de toros.

Antonio Díaz dijo...

Al anónimo: ¿entonces sólo pueden tener opinión y manifestarla aquellos que se han puesto alguna vez delante de un toro o una vaca? ¿y de literatura, sólo aquellos que han escrito un libro? ¿y sobre cine aquellos que han sido actores? Menuda basura de afirmación. Es de suponer por ella que usted no es filósofo y que será un matador de toros `para todos los públicos´, o en su defecto uno de los que les hacen la bola para pillar cacho.


Por muchos argumentos vacíos como éste que nos aporten no van a conseguir callarnos ni hacernos analfabetos taurinos como los que a ustedes les regalan las orejas y los dineros.

Y perdone el atrevimiento, pero me duele que venga a decirnos como tenemos que pensar y a dar lecciones de moralidad alguien que alimenta su bolsillo con el dinero del aficionado, que al fin y al cabo, somos los que mantemenos viva la Fiesta gracias a nuestra afición y capacidad para ser estafados sin decir ni pío.




Saludos

Enrique Martín dijo...

Antonio:
Creo que no estás en dsiposición de opinar por:
1. No sabes como se hace un ordenador
2. No tienes ni idea de como son las conexiones del teclado al ordenador.
3. No sabes como se realizan las intercomunicaciones por ADSL.
4. No sabes como es posible que todo lo que hay en el ordenador e internet se puede ver por el monitor.
5. Además no has sido capaz de elaborar la gramática de la lengua, por lo que no puedes utilizarla. Y si nos ponemos estupendos, como no conoces las conexiones neuronales del cerébro, tampoco puedes pensar.
6. A partir de ahora tampoco podrás jactarte de pagar en los toros, porque no tienes ni idea de como se imprimen los billetes, así que no podrás utilizarlos nunca más.
Creo que visto así, somos unos muebles inútiles. Y como toda la humanidad desconoce como empezó todo esto, no tenemos derecho a ocupar el planeta.
A veces con el absurdo más extremo podemos entender mejor nuestras cosas de cada día. Y perdona que te haya tomado como conejillo de indias, pero también pienso que serás de los que mejor entenderán este absurdo. Un cordial saludo.

Enrique Martín dijo...

Quiero pedri perdón por hacer un comentario por mi cuenta y riesgo y es que los aficionados y espectadores, que son los pagan, tienen derecho a pedir el espectáculo que quieren ver y no el que los profesionales quieren imponer, casi siempre buscando su propia comodidad.

Anónimo dijo...

Enrique, en mi humilde opinión, el problema es y sigue siendo, que los “taurinos” quieren tener las gradas llenas de público, pero no de Afición.

Ya que se ha recurrido el tema de la pintura, sólo decir que hay una gran diferencia entre el público que mira un cuadro, y el aficionado, que también lo mira, pero con ojos diferentes.
La diferencia no está en la emoción.
El aficionado también se emociona pero, además, se apasiona. Le llega de tal manera esa primera sensación, que necesita saber más, necesita saber el porqué.
Es entonces, cuando se interesa por conocer más acerca del que pintó ese cuadro; de qué técnica utiliza, de quienes otros la utilizaron antes, del porqué esa pincelada tan especial y diferente a las demás, de ese trazo que, en apariencia tan natural, resulta ser tan primordial y tan puro, que hace de esa obra algo completamente especial; diferente a las demás…
A mí esto me parece algo verdaderamente precioso

En conclusión, el espectador que conforma el público, sólo quiere recibir sensaciones, unas veces más intensas que otras, pero no se plantea nada más, no tiene curiosidad. Si lo que ha visto hoy, no le ha gustado, otro día verá algo mejor…
El aficionado, sin embargo, sabe que lo que vio aquella tarde no le emocionó, y casi siempre sabe el porqué; sabe, también, distinguir lo que está bien ejecutado de lo que no, porque su pasión le llevó a adquirir elementos de juicio. El Aficionado no busca la perfección, pero si, y desesperadamente, la autenticidad.

A todo esto, hay que unirle el hecho de que el aficionado se ha apasionado muchas tardes anteriores, que ha visto cosas muy buenas y no las puede, ni quiere, olvidar.
En fin, que sabe distinguir perfectamente y, por supuesto, ya no le engaña ni dios.


Saludos de Gloria

Enrique Martín dijo...

Gloria:
Lo que me pide el cuerpo después de leer tu comentario, es ponerme a aplaudir, lo que pasa es que los vecinos no lo verian demasiado bien. Si después de esto alguien no lo entiende, pues que se lo mire detenidamente. No sé que me ha tocado más si lo referente a la pintura o al toreo. Muchas gracias
y un cordial saludo.