sábado, 27 de junio de 2009

Todo tenía un motivo



Eso es lo que siempre me ha llamado la atención al ver estas películas antiguas. Porque aparte de quedar maravillado al poder ver a Joselito toreando, o a Vicente Pastor y a Gaona saludando a la cámara, o a Belmonte enroscándose un toro en la cadera, uno se puede dar cuenta de que cada pase, cada lance buscaban un propósito: poder al toro. Todo se hacía con torería, hacer un quite para sacar al toro del caballo, para alejarlo de éste o simplemente para evitar ser cogido. Y en todo momento de la lidia se ve como todos los toreros estaban pendientes de la lidia. Algo que contrasta con la actitud generalizada de la torería actual. Por lo que se puede ver en estas imágenes de principios del siglo XX, pocos serían a los que había que recordarle eso de “a tu sitio”. Parecería impensable eso de lo que muchos aficionados nos quejamos cuando surge el percance y es la excesiva tardanza de maestros y peonaje para hacer un quite. Aparte de mayores conocimientos de la lidia y del toro, quizás también había mayores dosis de afición; pero afición a la fiesta, afición a esto que llamamos fiesta de los toros, no afición a las orejas y a las puertas grandes. A propósito, hasta esto es diferente y si no, sólo hay que ver como salían antes los toreros a hombros.

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