Baja tú y si quieres, me toreas, aquí te espero. |
Ahora sí que se puede afirmar con rotundidad y sin miedo a
equivocarse, que Iván Fandiño es un figura. Ya ha alcanzado las cotas que otros
ni sueñan rozar con los pensamientos. Él, el de Orduña, el que lo mismo entra
matar sin muleta, que torea a unas velocidades que le permitirían pasar dos
toros a un tiempo, el que fue censurado por un caballero, que previamente había
pasado por taquilla y que no estaba de acuerdo con algún aspecto de su
actuación, ni corto, ni perezoso le espetó con esa expresión tan del toreo de
estos días: “Baja tú”. Ahí queda eso, con un par. Una sentencia que encierra
mucho más de lo que aparenta a simple vista. Todo un compendio de filosofía
taurina en solo dos palabras, “Baja”, “Tú”. La expresión del sentimiento que a
un genio le emana de dentro, como el manantial lo hace de la roca. la lava del
volcán o la ventosidad de entre las posaderas de la grosería.
Ya hubo otros que le precedieron, pero no vestidos de luces
y ante la queja de un espectador, si acaso era un lugar común de la dialéctica
de los faltos de argumentos taurinos para iniciar un diálogo sobre un hecho
sucedido en el ruedo. Pero vestidos de luces no han sido tantos los oradores
que se han expresado de semejante modo. El gentil Morante de la Puebla ya
ofreció los trastos a un señor del tendido en la plaza de Madrid, pero aún
siendo el fondo idéntico, no se atrevió a liberar esa expresión en la atmósfera
madrileña: “Baja tú”. Hay que tener mucha decisión, mucho valor, mucha ignorancia
y escaso respeto para espetar semejante rebuzno a quien paga por entrar a ver
una función de toros.
Admiro este supremo gesto de humildad, este reconocimiento
público de la incapacidad de un torero para hacer lo que se espera de un
torero, que sin pensárselo pide el socorro de quién simplemente aspira a ser un
mero espectador. El que cobra, el que se supone que debe saber resolver la
papeleta que le presenta el toro, no puede cumplir con su función y clama
porque se le tienda una mano con más pericia que la propia. Ya se adivinaban
señales que hacían pensar que Fandiño era presa de carencias en el manejo de
los trastos de torear y un profundo desconocimiento de los recursos que se le
suponen a un matador de toros. Con decisión suple una perseverante ausencia
absoluta de temple, lo que dificulta eso que se llama Toreo, teniendo que
conformarse con intentar apartar como sea las telas del hocico del toro, lo que
no es sinónimo de torear; si acaso digamos que ejecuta con destreza la suerte
de la zanahoria.
Se decía hace muchos años, muchos, allá en los tiempos en
los que los matadores de toros paseaban con gallardía su torería y fama bien
ganada ante el toro, que lo no conseguido con capote y muleta se lavaba con la
espada, en la suerte suprema. Pues resulta que don Iván, el señor Fandiño, ante
esa poca maña para manejar la tela y la espada para dibujar la cruz que acabará
con el toro, ha tenido que poner en funcionamiento la máquina de cavilar e
idear unos modos y maneras que más parecen números circenses o tretas de
matarife, que suertes del arte de torear. Será porque se le apelotonan los
trastos, que las manos se mueven a su antojo, que no se ve capaz de dominar a
un tiempo estoque y muleta. Y que conste que no me refiero únicamente a eso de
tirar con desprecio un atributo reservado para los maestros, como es la muleta,
antes de perfilarse, sino de ese mal gesto de en el momento del embroque soltar
el palo a las manos del toro para conseguir que descubra la muerte y así poder
meter el acero por el hoyo de las agujas, o dónde caiga, que esa es otra. Como
si contempláramos un truco de prestidigitación, arranca con espada y pañosa y
sale sin ninguna de las dos, así, ahora lo ves, ahora no lo ves. Creo que
quedan claros los méritos adquiridos por don Iván Fandiño para ser reconocido
como firme aspirante portar birrete y banda de la poco honrosa y reconocida
Cofradía del Baja Tú. Sea.
6 comentarios:
No,si están consiguiendo que bajemos todos,pero a la calle para no volver más.
No se sí todavía funciona por aquí el Circo Americano,para cuando se queden todos solos,eso sí abajo,se contraten como payasos que necesitan hablen español.
Si es que es lo que le faltaba a Fandiño. Dentro de nada irá equipado entre muletas y estaquilladores de unas magnificas Tchin Tchin de Afellou para enseñárselas al Sr. presidente ante la negativa a conceder trofeos por parte del usia.
Este es el mismo que se empezó a ganar el respeto matando Victorinos, Adolfos y Cuadris no? Y donde se quedó aquel torero...pues fijate Enrique, se ha quedado en el "baja tu". Que pena.
Un abrazo Enrique.
Mucho me temo que a ese Fandiño de grandes momentos con Victorinos o Adolfos como dice MARIN ya lo estamos perdiendo (si es que no se nos ha ido ya definitivamente), ha sido juntarse con las figuras y empezar a heredar estas malas costumbres como esta del baja tú, no señor, el público es soberano y paga por ver un espectáculo y si consideran que tú no lo haces bien pues te aguantas y sigues.
Iván, vuelve a lo que has sido antes de que sea demasiado tarde y te conviertas en un figurín que impone sus toritos y demás caprichos. Ah y dile a tu apoderado que deje de montar numeritos corriendo y gesticulando por el callejón mientras estás toreando, qu da vergüenza ajena verlo hacer el ridículo así.
Franmartín:
Son tantos los aficionados que se han marchado, que han bajado a la calle, como bien dices, que me sorprende que no se den cuenta. Porque estos podrían ser los que aguantaran la Fiesta, no los que van a merendar.
Un abrazo
Marín:
Pues ya lo ves. Luego puede que nos acusen de no haber apoyado al torero en determinados momentos, pero es lo que hemos hablado otras veces, primero la Fiesta y luego todo lo demás y como máximo representante de la buena salud de esta, el toro íntegro.
Un abrazo
Anónimo:
Igual ahora estamos viendo al verdadero Fandiño, al que él quería ser y no el otro. Y no veo muy factible el que reflexione y haga lo que está intentando Talavante, volver a las formas en que mejor se sintió. Otra cosa es que lo puedan conseguir y que no caigan en las tentaciones de irse a lo cómodo.
Un saludo
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