miércoles, 11 de diciembre de 2019

Ring, ring, le llamo de Plaza 1


Muchas Felicidades y que la afición llegue a todo el mundo y a todos los rincones




El otro día me llamaron de la plaza de toros, o eso me dijeron. Que yo pensaba que era para felicitarme las fiestas, pero no. ¡Qué chasco! Que quieren saber si quiero que me den el día libre los lunes, por aquello de así aprovechar para hacer la compra, que si tienes que quedar con la querida/señor respetable que te pone un piso, que si pides hora para el médico. Lo que son las cosas, toda la vida teniendo que pedir permiso para salir antes y marchar a los toros y ahora en los toros, estos señores de plaza 1 te dan permiso para que arregles tus cosas terrenales. Que ya puestos, si en un fin de semana, sábado y domingo, te ponen dos de caballitos, te montan un puente de dulce para irte a la playa y ni feria, ni ferio, al chiringuito a ponerse to’ morrosco de mojitos, caipirinhas y sales de frutas con paracetamol para lo de la acidez y la resaca. Que todo son ventajas, o casi todo, porque claro, si alargamos el final de la feria, lo mismo nos ponemos en San Juan y ahí viene el lío. Que empezamos que si petardos, que si quema de trastos inútiles y nos montamos una pira que llegue al cielo con todo lo que el aficionado querría apartar de su fiesta. ¿Se imaginan? ¿Tal o cuál figura? ¡A la hoguera! ¿Tal ganadería? ¡A la hoguera! Siempre en sentido figurado, claro, que aquí eso de mandar a la hoguera, aunque sea metafóricamente hablando, tiene un peligro de no te menees. Que aquello también llegó a ser tradición. Y con las mismas, puede haber quién se ponga a celebrar a San Juan llevándole a la Pradera y sacándole en andas para que se rieguen los campos. Un lío.



Pero vamos a ver. Parafraseando a los americanos de las series de abogados, ¿quiz proculo, o quinqui prorreo o te da cuin al propio o…? ¿a quién le viene esto de perlas? Esto de quitar los lunes y alargar la feria sine die. Pues pensando, pensando, igual le evita al señor Casas, don Simón, tener que montar alguna que otra novillada en el mes de junio y eso que se ahorra. Que lo de cenarse las Ventas podrá cruzarse con la feria del siglo y acabar con un adefesio amorfo y sin sentido. ¿Qué iba a ser de los autobuseros que los domingos transportan tanta ilusión y alegría desde los lugares de origen de esos novilleros rayanos en la treintena? ¿Qué iba a ser de los que con tanto primor convierten los pasillos de la plaza de Madrid en una grandiosa fritanga? O igual estos acaban incorporándose a mitad de feria y todos contentos, a entrar y salir a mitad del toro, porque lo del ruedo ya no importa, lo verdaderamente importante es la merienda y cenarse las Ventas y el hígado de algunos que lo echarían por la boca viendo tanto despropósito taurino.



Táchenme de malpensado, pero es que uno ya no se fía de nada que venga de los políticos, aunque este haya vestido de luces, ni aunque lo firme el partido amigo de la fiesta, ni mucho menos si detrás está el señor Casas, don Simón. Que quién nos dice que de repente esto les parece que se alarga mucho, que se lían a eliminar festejos para el año siguiente, si no es para el curso inmediato y de esta forma ya encuentran la vía perfecta para llegar a su Dorado, acabar con la temporada de Madrid. Que no ha hecho más que llegar el señor Abellán y ya estamos embrollando lo que ya estaba bastante embrollado. Que no cabe dejar las cosas que estaban bien, tal y cómo estaban, no, hay que menear el guindo, a ver si así tenemos una buena cosecha de melocotones.



Hay que marear la perdiz, hay que distraer la atención por arriba, mientras te la cuelan por abajo, hay que provocar grandes cortinas de humo, para que cuándo el viento se las lleve encontrarnos con el Edén del taurinismo más salvaje, soez y traicionero. Un ruedo más pequeño, los precios por las nubes, la temporada en el limbo, los aficionados expulsados definitivamente de la plaza, un público transeúnte que ni protesta ni se queja, una fiesta devaluada sin toro y con figurines amanerados y si esto no pita y se acaba hundiendo, la culpa se le echa a los antis, a la crisis, al gobierno, al desgobierno, a Bruselas o al Sumsum Corda. Y para colmo, siempre llegará el espabilao que apuntillará al moribundo y se querrá arrobar para sí todos los méritos, declarándose un Teseo de nuestros días, derrotando a la feria corrupta de la fiesta de los toros. Y todo esto comienza con un simple e inocente Ring, ring, le llamo de Plaza 1.



Enlace programa Tendido de Sol del 8 de diciembre de 2019:

https://www.ivoox.com/tendido-sol-del-8-diciembre-de-audios-mp3_rf_45208977_1.html

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