Al final están todos, menos el toro |
Ya se saben los carteles de Sevilla, se adivina lo gordo de Madrid y ya empezamos a hacer concienzudos análisis de estos, como todos los años. Para que luego digan que el aficionado no es optimista y voluntarioso, porque lo opinado el año anterior y el otro y el otro y el otro y… es perfectamente aplicable a este. Que igual hay una pequeña variación, como esa de que vuelven Morante y manzanares a Madrid, pero, ¿en qué cambia esto las cosas? Es más de lo mismo. Y lo que es peor, todo es muy previsible. Donde aparecen las figuras, desaparece el toro y donde aparece el toro, desaparecen las figuras y los claveleros e irrumpen una legión de toreros a los que se valoran más sus derroches de testosterona que el buen toreo con mando, poder y cabeza, sobre todo cabeza.
Que no hace tanto clamábamos por evitar que nos invadiera el monoencaste, pero es que ahora rogamos por una tarde, aunque solo sea una, con el toro. Que Parece que ya no hay ganaderías en el mundo, que repiten las mismas una y otra vez y siempre con los mismos señoritos delante, los jartistas, que ya jartan una jartá, ya jartan demasiado. Pero no es eso lo peor de todo esto, lo peor es que encima, para mantener a estos jartistas diplomados, los señores empresarios, especialmente el señor Casas, don Simón, nos quiere cobrar más por cabrearnos. Que nos vienen con que Madrid es muy barata, con que no se puede ir a los toros por seis euros o casi diez, pero de algo tendría que valer el que las Ventas acogiera más personal, ¿no? “Amos” digo yo. Que igual a la misma altura, los precios de unas y otras plazas andarían por ahí. Eso sí, en Madrid, y esto es innegable, se puede ir a los toros por mucho menos que en cualquier plaza, aunque sea allí arriba.
Un año más los rumores de pretemporada se han desvanecido y volvemos a la tarea de siempre. Que habrá quién concienzudamente y con toda la voluntad del mundo, y mi más sincera admiración, empiecen a desgranar cartel por cartel, los toros, los toreros, las combinaciones de todos. Pero, ¿?qué cambia? Si es que estoy convencido de que si el Juli o Ponce o Morante se cruzan un día por la calle con quien no sea Talavante, Roca Rey, Cayetano o alguno más de los que se llaman figuras, que ni se saludan, es que ni saben quiénes son. Que ni les suena la cara. Y si les invitan a una finca de lo que no sea Juan Pedro, Cuvillo, Garcigrande o tres más, se creen que van a una barbacoa en el chalet de un admirador. Que se han construido un mundo tan cerrado, una burbuja, que más parece un búnker antinuclear e ignoran todo lo que pasa en el exterior. Y además se creen que es eso lo que hay y que no cabe más en el mundo, porque lo que no es su mundo, no existe y existe, no tiene sentido y hay que eliminarlo.
Que me dirán que tal o cual torero puede moverles la silla; puede ser, pero en el momento en que sus satélites puedan olisquear la amenaza, a degüello con él, no vaya a ser que les descubra el truco y se les acabe el chollo. A ver si por una tontería les van a quitar una tarde para poner a ese que torea o quiere torear de verdad. Que la vida está muy “achuchá” y no es cuestión de dejar escapar ni media perra chica. Que nos vendrán con eso de la defensa de la “tauromaquia”, de la tradición, de la cultura o del “jarte”, pero solo defienden y solo les preocupa una cosa: su negocio. Y si nos quedara alguna duda, pues nada, le echamos un vistazo a los carteles de Sevilla y a los avances de Madrid, por decir las dos plazas de mayor importancia, y que cada uno saque sus propias consecuencias. Eso sí, como aficionados de los “güenos”, aficionados de pro, creo que deberíamos pasarnos al menos una tarde analizando carteles. ¿Seguro?
Enlace programa tendido de Sol del 16 de febrero de 2020:
https://www.ivoox.com/tendido-sol-del-16-febrero-de-audios-mp3_rf_47800767_1.html
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