Al final, parece que todo llega. Una ilusión más, cumplida. Muchas gracias a todos |
Esto de los toros, y quizá también sea cosa de la vida misma, es ilusión, la que nos mueve a levantarnos por la mañana, a caminar, a hacer posible lo que creíamos imposible y ni tan siquiera llegábamos a imaginar como posible. En el toro, en los toros, todo lo mueve la ilusión. Un caballero que se hace con una punta de vacas y con un semental, con la ilusión de embarcarse en esa maravillosa aventura de criar toros bravos. El aficionado que cada tarde se encamina a la plaza con la ilusión de reencontrarse con el toro y el toreo, compartiéndolo con los de siempre, con los que también comparte ilusión. Y por supuesto los chavales que un día tienen la ilusión de querer ser toreros. Y ahora contéstenme, ¿conocen una ilusión mayor que la ser torero? ¿Quién, aficionado a los toros, no ha acogido dentro de sí la ilusión de ser torero? Cuestión aparte es que el sentido común, la realidad, tarde más o menos en aparecer, pero, ¿quién no ha deseado cumplir la ilusión de verse vestido de luces? Pocas manos veo levantadas, si acaso un señor allí al fondo… pero no, el señor estaba pidiendo un café.
Pues uno también tuvo su ilusión, ya que con la muleta y frente a un animal con malas intenciones no me hacía, no me veía, pues intenté torear a mi manera, con pinceles, con lápiz y papel y me lié a veroniquear, a dar derechazos, naturales, de pecho, estocadas hasta la bola, pero sobre el papel. En mi cabeza nació un chaval, Javi, que sí que quería ser torero y partiendo de una estructura clara y bien estructurada, me dispuse a hacer un cómic. Y no llevaba ni dos páginas, cuando esa idea, esa estructura saltó por los aires, porque el toro, ese chaval, Javi y todo lo que le rodeaba, se apoderaron de mi cabeza, de mi mano e hicieron que la historia circulara por los caminos que ellos decidieron y bendita hora. Pocas cosas pueden resultar más seductoras, atractivas y gratificantes que el que una obra te conduzca por dónde ella decida. Fueron años de trabajo, sin realmente saber dónde estaba la meta, dónde estaba la estación término de este cómic, o tebeo. La pena fue que se acabó, se cumplieron las páginas previstas en origen y se culminó el trabajó. Un momento tan deseado, como temido, porque como en esto de los toros, casi se disfruta más recorriendo el trayecto de querer descubrir el misterio del toro, que desvelando este de una vez por todas, lo que además no es posible y el que crea lo contrario, se engaña. Y no lo voy a negar, fue grande el disfrute de ir dando forma a esa ilusión del chaval que quería ser torero.
Dos años de trabajo y alguno más en el cajón esperando su momento. Pues ese momento llegó, que ya se sabe que en esto de publicar o vas con la mosca por delante o no hay tu tía. Pues fueron unos póster y la generosidad de muchos amigos los que hicieron que haya sido posible que el “Quiero ser torero” viera la luz definitivamente. Se cumplió la ilusión y aunque uno sabe de la generosidad de los amigos, me quedé corto, pero muy corto. Y aquí estamos mi cómic y yo, sin ser capaces de agradecer a tantos que se han movilizado para tener este trocito de mí en sus manos y seguir dando esos grandes empujoncitos para que me vea obligado a tener que reeditarlo en una segunda tirada. La ilusión de hacerlo, la ilusión de publicarlo, esperando la lectura de esa ilusión que es el querer ser torero, la más grande ilusión del mundo. Muchas gracias y antes de pensar en disfrutar del silencio hasta que empiece el lío de los toros, piensen en lo que realmente mueve el mundo, que no es otra cosa que ilusión, ilusión y después… más ilusión.
Enlace programa Tendido de Sol del 2 de febrero de 2020:
https://www.ivoox.com/tendido-sol-del-2-febrero-de-audios-mp3_rf_47250216_1.html
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