miércoles, 13 de enero de 2021

El fútbol de regional

 

Quién podría adivinar lo que hubiera sido el Chico de la Blusa sin capear con vacas y novillos por los pueblos

Recuerdo aquellos años, allá por… hace mucho, en que los domingos por la mañana la gente, normalmente los caballeros, iban al fútbol los domingos por la mañana. Los campos de los equipos de barrio, no diremos que se llenaban a rebosar, pero tenían us parroquianos habituales; incluso tenían hasta socios que pagaban su cuota mensual y mostraban orgullosos el carnet del equipo. En lo que me toca más de cerca recuerdo el Ventas, el Canillejas o el Destino, además de otros como el Pueblo Nuevo. Porque hablar de los Moscardó, Pegaso, Sanse, Torrejón, Alcalá, Parla, Puerta Bonita, Carabanchel, eran ya palabras mayores, ni qué decir ya del Castilla o Atlético Madrileño. Y por la tarde, pues a ver a los mayores, alternándose Madrid y Aleti y reivindicando su sitio el Rayo. Había sitio para todos, todos tenían su lugar y todos medio subsistían, quizá no tanto económicamente, como apoyados por esa gente que mantenía esa lealtad dominical. Pero ahora, ahora no sé si ni cuándo juegan los equipos de barrio y lo que es peor, no se sabe en muchos casos ni si sobrevive el equipo de barrio. Todo lo ha devorado la televisión, todo ha sido canibalizado por los equipos de primera y hasta a veces da la sensación de que solo se existe si se llega a asomar aunque sea un minuto, por la primera y por las retransmisiones de la tele. Y me preguntarán que qué tiene esto que ver con los toros. Pues hombre, seguro que hay interpretaciones, pero, ¿no ven cierto paralelismo entre ambos mundos?

 Discúlpenme al establecer algún paralelismo entre toros y fútbol, con la lucha enconada que se mantuvo durante décadas, pero al final va a resultar que hay más en común de lo que podíamos imaginar. Que poco se podía pensar tal cosa cuando en los tendidos uno se levantaba a insultar y siempre había alguien que le respondía: ¡oiga, no insulte, váyase al fútbol! Pero ya eso es cosa del pasado. Si pensamos en que esos partidos de regional son las novilladas, con y sin caballos, esas que se montaban aparte de fiestas patronales, dónde los chavales se iban fogueando. Esas fiestas de los pueblos en los que había suelta de vacas y a veces toros pasados de edad, en las que la principal lección a aprender era defenderse de ese ganado resabiado, cuando no capeado. Igual que esos jóvenes prometedores tenían que esquivar las tarascadas del defensa que ya no le quedaba pelo en la azotea, pero si malas ideas para levantarte cinco palmos del suelo, infiriendo al novel una cornada de tres trayectorias. Que solo tener que ponerse al lado de semejantes criaturas ya hacía pensarse a más de uno lo de salir a la palestra. Que era jugarse las espinillas o la femoral o que te partieran el alma por los aires.

 Pero todo eso ya casi son recuerdos, épicas pasadas, porque ya me dirán qué pinta uno con el frío del invierno, o del infierno, y los calores del verano, viendo a una gente que probablemente no llegarían a anda, que los buenos, buenos de verdad te los ponen en la tele, cómodamente desde el sillón o incluso tumbadazo en el sofá, en las champions y ferias de postín. Y ya se sabe, lo que no sale en la tele, no existe. Y además, con lo bien que te lo explican todo, que te cuentan el fuera de juego por tener las pestañas adelantadas y ritmo y la formalidad de un animal en sus embestidas. Y me dirán que para que pasar malos ratos si la comodidad nos las ponen en el salón de nuestras casas. Que la verdad, no les falta ni una gotica de razón. Pero claro, luego esperamos que surjan nuevas promesas que levanten la fiesta o que ganen un mundial o en cualquiera de los casos, que pongan nuestra tierra en el mapa y hagan que nos enorgullezcamos de ver en letras de molde el nombre de nuestro pueblo o nuestro barrio. Que la tele al tiempo que nos trae esa comodidad, al mismo tiempo va minando los cimientos de esas pasiones a las que nos sentimos tan atados y con tanta afición. Lo bueno mata lo mejor, ¿qué le vamos a hacer? Pero que no se me confunda nadie, que no estoy en contra de las retransmisiones de nada, ni mucho menos, porque si el canal para alimentar esa pasión se reduce a la pequeña pantalla, aunque esta sea de 200 pulgadas, bienvenida la tele. Que entre nada de toros, o de lo que sea, y el poderlo ver por la tele, la elección es simple, tele, siempre tele. Porque todo sea dicho, no todo el mundo puede gozar del privilegio de ir todos los domingos a la plaza, ni todos los domingos al fútbol, ni mucho menos a ver a los grandes, pero que ni el fútbol grande, ni las grandes ferias devoren la base por eso de televisarlo todo y hagan que todo, en especial la fiesta de los toros, vaya haciéndose cada vez más pequeño, un gigante con patas de alambre, que cuando menos lo esperemos puede ceder y venirse abajo sin remedio. Que otra cuestión para la reflexión son los precios de las entradas, algo que debería pensarse más de uno, aunque solo sea para que puedan sobrevivir nuestras pasiones con las novilladas con o sin caballos, las capeas, los festejos en los pueblos y el fútbol de regional.

 Enlace programa Tendido de Sol del 10 de enero de 2021:

https://www.ivoox.com/tendido-sol-10-enero-de-audios-mp3_rf_63715074_1.html

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