|
Lo bueno o lo malo de Miura es que, aunque no mires el hierro, se ve Miura |
Como diría la canción: cómo hemos cambiado. Cuánto ha
cambiado todo, el mundo, el país, la gente, los toros, los que viven de los
toros, los aficionados a los toros y las gestas en los toros. Que gran palabra:
gesta. Suena al mismo tiempo a epopeya, a épica y a lírica. Es lo que marca un
antes y un después, un hito en la historia, escribiendo con letras de oro al
artífice de tal heroicidad. Hechos que generan aluviones de reacciones
favorables. Cuantas ganas de tener nuestros propios ídolos, poder hacer a un
lado a los del pasado a aquellos de los que nos hablaban nuestros mayores y
sustituirlos en el pedestal de la admiración por los nuestros. ¡Ay! Vano
esfuerzo el pretender recrear la historia para así sentirnos unos
privilegiados, por encima de generaciones anteriores. Qué manía con las gestas,
si ya es bastante gesta el vivir, para qué buscar más allá. Pero no
aprenderemos. Ahora va el don José Antonio Morante de la Puebla y se descuelga
con que se pide la de Miura para la feria de Abril de este incierto 2021. Que
no voy a entrar en si se podrá celebrar tal evento, ni tan siquiera en si esa
propuesta viene con fecha de caducidad o dependiendo de las circunstancias
puede ser ad aeternum. Pero sí que entro en eso de la gesta.
Ya es costumbre que cuando un matador anuncia que se
acartelará con una de las ganaderías que en toda su larga carrera no ha querido
ver ni en pintura y que, probablemente no volverá a ver ni en fotos, se
levanten las voces y acojan tal decisión en loor de multitudes. Lo calificarán
de hecho histórico, de heroicidad y por supuesto, de gesta. Y lo de Morante en
Sevilla con los Miuras, no iba a ser menos. Ya estamos gestando gestas por los
rincones, ya le estamos haciendo hueco en los altares de los toreros comprometidos
que se enfrentaban a todo. ¡Calma, amigo Sancho! Que el bueno de monsieur
Castella se apuntó a una, una vez y al acabar ya dijo que una y no más, Santo
Tomás, que esa había sido porque se le había puesto a él en los perendengues y
que ni una más, que para hacer vergüenzas ya había otras vacadas con las que se
pasaba mucho menos traguito que con los Miura. Que yo no espero tal cosa de
Morante, que igual que se quiere apuntar a esta este año como homenaje a
Joselito, del que se cumplió en el nefasto el centenario de lo de Talavera,
quién nos dice que no se apunta para homenajearle en el segundo centenario de
tal hecho.
Pero de verdad, ya está bien de gestas y gestos. Porque la
mayor gesta en sí misma es ser torero. Que lo de vestir de luces impresiona hasta
para una fiesta de disfraces, cuantito más para ir a la plaza y pisar el ruedo
en compañía del toro. Esa es la mayor gesta. Bueno, esa y aceptar y hacer suyo
el compromiso que supone investirse de oro, plata y azabache. Y no digo
enfundarse, ponerse o algo parecido, porque vestir de luces en la plaza va más
allá de portar una uniformidad, pero… ¡Qué cosas digo! No solo dudo que lo
entiendan como tal muchos de los que hoy en día se visten de toreros, esos que
tienen como máxima ambición el ser figuras, sino que no sé si tampoco llegamos
a entenderlo los que acudimos religiosamente a las plazas, según el caso, con
mayor o menor compromiso, respeto y afición.
Que el que quiera cantar loas a Morante, o a cualquiera que
se anuncie una vez cada centuria con Miuras, que le cante, pero que no
pretendan que traguemos ese sapo en amable camaradería taurina. Que no digo yo
que Morante, ni ningún otro espada se apunten todos los años a los de la gaita,
lo que no estaría nada mal. Aunque sí pido que no se vanaglorien en público por no hacerlo ni “jartos” de
kalimocho. Lo que quizá sería muy bien aceptado es que además de a los Miuras,
se apuntaran con la regularidad que marcan todas las temporadas, con
Victorinos, Ibanes, Dolores, Rehuelgas, Saltillos, Valdellanes, además de otros
hierros ya casi perdidos para siempre, Barcial, Coquilla, Concha y Sierra,
Pablo Romero (ahora Partido de Resina), y hasta de lo que ahora torean camadas
enteras. Y ya puestos, que se retaran entre los de la parte alta del escalafón,
entre figuras, que se midieran con todo aquel que pareciera que pudiera ser
alguien en el toreo. Abran los carteles, abran la fiesta a todos, pero sobre
todo, abran la mente. Por el bien de todos, olvídense por un momento del
negocio y piensen en esto que se nos va de las manos. Que pensándolo bien, si
el que un figura se acartele con la de Miura es un acontecimiento histórico que
hasta merece el calificativo de gesta, entonces es que estamos mucho peor de lo
que nos pensamos. Y si además hay una legión de palmeros que lo alaban como
algo fuera de todo lo imaginable, es que ya bordeamos el precipicio borrachos,
con los ojos vendados y en mitad de un vendaval que nos va a arrastrar
acantilado abajo, hasta despeñarnos contra los peñascos de la vulgaridad, la
monotonía y la vergüenza de esta cosa que los finos llaman pomposamente
tauromaquia. Si nuestros abuelos abrieran el ojo y nos oyeran, les cegarían las
lágrimas al ver en lo que ha quedado eso que ellos llamaban simplemente los
toros. Ellos a los que no les cabía la menor duda de que el ser torero, ser
matador de toros, eso sí que era y es una verdadera gesta.
Enlace programa Tendido de Sol del 17 de enero de 2021:
https://www.ivoox.com/tendido-sol-17-enero-2021-audios-mp3_rf_64039066_1.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario