El afeitado no es solo emplear el serrucho, hay otra forma de hacerlo, es legal y no podemos esperar que los taurinos lo ilegalicen. Es su coartada. |
Desde siempre se ha hablado del afeitado, del enfado,
indignación que genera en unos, los aficionados, y de las excusas que ponen
otros para justificarlo y ya hasta para casi defenderlo; no tanto en su versión
de barbero que sierra la dignidad del toro vilmente, para después enmascarar
con ruin maestría la fechoría. Que dicen unos que es para matar un poco el
picante, pero que según parece, ese picante son cuatro dedos. Y la otra
versión, generalizada y a la vista de todo el que se pase por el campo, que es
el enfundado. Y diría que es algo hasta aceptado, pues hasta los que se
consideran aficionados rigurosos y exigentes lo aplauden, que si no, los
ganaderos pierden mucho dinero y eso no se lo pueden permitir. Si hasta en esas
visitas de carricoche y foto a tutiplén se fotografían esas fundas con un toro
detrás y luego las enseñamos ufanos, llenos de orgullo, para que se vea lo que
hace mi súper cámara con un objetivo 50/200 con autofocus, automática, con
sensor autodisparo que siempre te saca guapo y autofotógrafo, que ya no hace
falta ni el fulano guiñando el ojito.
Que ya digo que ya no solo se enfrascan en justificar la
tropelía, sino que nos lo quieren presentar como algo imprescindible que
garantice la “integridad” del toro y en consecuencia, de la fiesta. Que uno
escucha, hasta dónde su capacidad estomacal lo permita, a don Justo Hernández y
lo que no entendemos es cómo no se publica la obligación de afeitar o enfundar
a los toros antes de mandarlos a las plazas en el BOE, en los boletines de las
Comunidades Autónomas, en los de los ayuntamientos y en los libros de actas de
las comunidades de vecinos. Que nos cuenta el celebérrimo ganadero que lo del
afeitado, eso de los análisis post morten, lo mismo de vísceras que de pitones,
no es nada fiable, que a él mismo le sancionaron un toro por afeitado y resulta
que solo era que no había dejado el pitón limpio de las fundas que él mismo
puso y quitó. ¿Cabe mayor injusticia? Pero claro, no se le sancionó por el
enfundado, práctica que él mismo reconoce, y con orgullo, pues nos garantiza a
todos la integridad de los pitones, sino por un afeitado que él niega,
¡faltaría más!
Hombre, si nos ponemos exquisitos a más no poder, es verdad
y tiene toda la razón quién quiera afirmar esto, que los pitones no se mutilan
al ser enfundados. Supuestamente, siempre supuestamente, no se les resta ni una
uña al pitón. Pero eso sí, no me negarán que lo que se mutila, entre otras
cosas, son las sensaciones del toro, las medidas, el tacto. ¿O tampoco? Que es
como si al lado del armario de las galletas ponemos un escalón al que se sube
su hijo para alcanzar la caja y “jincharse” a tostarricas a escondidas y de
repente, sin previo aviso, se lo quitamos y entonces, ni galletas, ni
tostarricas, ni nada de nada. Pues eso, al toro le quitamos el escalón, perdón,
la funda, con esos cuatro dedos que prolongan el pitón y en la plaza, cuando
cree que llega a dónde quiere llegar, ni galletas, ni tostarricas, ni nada de
nada. Eso sí, el señor Hernández, don Justo, como el señor Ymbro, don Fuente,
el inventor, pueden pasearse huecos de orgullo por tertulias, teles y por dónde
les salga de sus reales, afirmando que no han afeitado a sus toros. ¿Y qué se
puede hacer ante esto? Pues como mucho, ya en un exceso de atrevimiento,
intentar ponerles la cara colorada, pero… no pierdan ni tiempo, ni energías, ni
categoría, porque no lo van a conseguir. Es más, lo más probable es que tengan
que aguantar el chaparrón de impertinencias y exabruptos de estos y de otros
caballeros que consideran que esto, lo de los toros, es su exclusivo negociado
y en el que nadie tiene derecho a meterse. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Que esto
es suyo para ellos y punto, que nadie sabe más de esto que ellos; que saben
hasta de los gustos que los que pagamos podemos y debemos tener. ¿Quién es
usted para que le gusten y exija toros íntegros? A usted le va a apetecer ver
lo que yo le diga y hala, pásese por taquilla, pague religiosamente, a la
entrada agénciese su yintonic y ya no abra el pico si no es para jalear la
vulgaridad y el fraude que con tanto salero nos cuelan estos caballeros… y
otros caballeros. Y siempre encontrarán a esos aficionados de pro, rebosantes
de sabiduría y rigor que siempre se pondrán comprensivos porque cuesta mucho
criar un toro, que si se inutiliza las pérdidas pueden conllevar la ruina total
y absoluta y que no dudarán, subidos en el carricoche, mostrar su arte
fotográfico con su súper cámara con un objetivo 50/200 con autofocus,
automática, con sensor autodisparo que siempre te saca guapo y autofotógrafo, que
ya no hace falta ni el fulano guiñando el ojito. Y es que, visto lo visto y
escuchado lo escuchado, no me negarán que poco se afeita para lo que hace
falta.
Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:
https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario