martes, 23 de enero de 2024

¡Vaya tropa!

Esto está a punto de empezar y ya estamos echando cosas de menos, las mismas cosas desde hace años y es que nada cambia, solo evoluciona... a peor,


Pues anda que pinta bien el panorama taurino. Que si le echamos media pensada, todo transcurre entre peleas de patio de vecinos, que si tú no tienes lo que hay que tener para… que si yo tengo eso y más… Que si el señor García Garrido está condolido porque la afición no se le ronde de hinojos, con lo que él se esfuerza. Pero claro, luego salen los rumores de lo que puede ser el próximo San Isidro y para qué más. Y aún espera que le hagamos fiestas. Que buena feria para un pueblo. Los de siempre, con el ganado de siempre, aunque parece que en casi un mes de toros en Madrid, habrá dos o tres hierros del interés de quién gusta ver el toro. Y para que nadie se llame a equívoco, a pesar de su presencia en la última feria, aquí no incluyo lo de Victorino. Que pueden salir interesantes, pero hace mucho, pero mucho, que esto dejó de simbolizar al toro que gusta de ver a lo que queda de afición venteña. Pero, ¡Vaya! Ya he caído en su trampa. Ellos quieren que nos detengamos en el detalle, en lo superficial, en lo primero que salta a la vista, si viene tal o cuál o si traen a este o al otro hierro. Pero seguimos dejando a un lado la más que lamentable e imparable degradación de la plaza. Una plaza que el señor García Garrido, que no se me ofenda, ve única y exclusivamente como un negocio, en el que solo cuentan las perras. Lo demás… Lo demás no importa. Que lleva años atropello tras atropello y seguimos enredados en si este viene cuatro tardes o el otro tres, en si al final vendrán Cuadri, Saltillo, Cebada o si se confirma lo de Miura o Baltasar Ibán. Mira que nos hemos puesto facilones. Que como buenos hijos de esta tierra, protestamos en la barra del bar, pero luego llega uno con las medias rosas, pega cuatro brincos, seis carreras y tres trapazos y ya le convertimos en nuestro campeón de la “tauromaquia”. Que ya les digo yo que el problema no es que vengan esas tres o cuatro tardes, ni mucho menos. A Madrid hay que venir siempre, pero el problema es venir siempre con lo mismo, a ver si con seis u ocho toros se cortan despojos. Pero, ¿se imaginan que vinieran con variedad en el toro, comprometidos, alternando con alguien que les pusiera las cosas complicadas? Y me dirán que así se les quitan oportunidades a los modestos. Es que para esos modestos debería haber una temporada sólida, no para salir del paso y cubrir el expediente, dónde muchos tuvieran su oportunidad real. Que Madrid no es solo la feria. Pero no, a estos modestos se les anuncia para estrellarlos y si no están como Mazzantini, ya no valen. El problema es cómo han acabado montando esto, que antes y después de las ferias, no solo la de Madrid, no hay vida.

Nada ha cambiado, bueno, algo sí, que ya tragamos con toda naturalidad el que con lo comercial vayan los comerciales, en que si algo se sale de eso llaman a los que no tienen otro camino si quieren pillar toro y pa’lante. Pero tranquilos, que siempre encontrarán al que analice la feria con pelos y señales, que si análisis de los de luces, que si análisis de las ganaderías, que si unos u otros estuvieron grandiosos en Villanueva de los Parches, que si aquel toro fue de vacas en el pueblo de al lado, que si… y así nos va. Les propongo un juego, un juego que yo jugué hace unos años. ¿Por qué no cuentan los puyazos que de dan a cada toro y luego cuentan los que se han dado en toda la feria y en especial a esos toros que luego van a premiar con placas, azulejos o bolígrafos grabados? Igual se sorprenden. Pero puyazos, no el que les vacunen contra el Covid o la glosopeda. Que ahora llamamos puyazo a cualquier raspalijón que se le de a un toro. Y puestos a jugar, apunten el peso de los toros y al lado una crucecita que diga si a pesar de los kilos los animales tienen trapío, seriedad. Y no les pido que cuenten capotazos o muletazos a ley, porque la espera se les puede hacer muy larga y lo de contar trapazos me parece inhumano y sería muy fácil perder la cuenta.

Que con todo este panorama habrá quién me diga que me calle, están en su derecho, y que esos de los tanto despotricamos llenan los tendidos. “Touché” Eso es innegable, pero claro, si yo intento hablar de toros, no me cambien la suerte poniéndose a hablar de finanzas. Que si es así, ahí yo nada tengo que decir, la economía nunca fue mi fuerte, aunque tampoco lo pretendí jamás. Que es una forma de medir los éxitos de una empresa, desde luego, pero, entonces, ¿por qué nos quieren hacer creer que les interesan los toros? Aunque tranquilos, siempre les puede quedar la salida de comentar lo que digan en la tele, cátedra suprema de la tauromaquia, ideal para luego ir a la plaza y soltar cuatro palabros de los que sueltan los amos de los micrófonos. Pero ya les digo que con estos tampoco merece la pena intentar hablar de toros, ellos manejan otro idioma, ese que hay aficionados de toda la vida de Dios que no entienden. Que igual más o menos se pueden hacer una idea, pero vamos, que es como si uno habla en castellano y el otro en portugués. Que el primero se entera de poco y el segundo pilla algo más, pero sin alardes. Y en este guirigay andamos, que unos van a lo suyo, otros se dejan engatusar y entran con decisión al trapo, mientras otros miran al cielo sin entender nada y exclamando eso tan de aquí que se puede aplicar a cualquiera: ¡vaya tropa!

 

Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:

https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html

 

No hay comentarios: