Esto está a punto de empezar y ya estamos echando cosas de menos, las mismas cosas desde hace años y es que nada cambia, solo evoluciona... a peor, |
Pues anda que pinta bien el panorama taurino. Que si le
echamos media pensada, todo transcurre entre peleas de patio de vecinos, que si
tú no tienes lo que hay que tener para… que si yo tengo eso y más… Que si el
señor García Garrido está condolido porque la afición no se le ronde de
hinojos, con lo que él se esfuerza. Pero claro, luego salen los rumores de lo
que puede ser el próximo San Isidro y para qué más. Y aún espera que le hagamos
fiestas. Que buena feria para un pueblo. Los de siempre, con el ganado de
siempre, aunque parece que en casi un mes de toros en Madrid, habrá dos o tres
hierros del interés de quién gusta ver el toro. Y para que nadie se llame a
equívoco, a pesar de su presencia en la última feria, aquí no incluyo lo de Victorino.
Que pueden salir interesantes, pero hace mucho, pero mucho, que esto dejó de
simbolizar al toro que gusta de ver a lo que queda de afición venteña. Pero,
¡Vaya! Ya he caído en su trampa. Ellos quieren que nos detengamos en el
detalle, en lo superficial, en lo primero que salta a la vista, si viene tal o
cuál o si traen a este o al otro hierro. Pero seguimos dejando a un lado la más
que lamentable e imparable degradación de la plaza. Una plaza que el señor
García Garrido, que no se me ofenda, ve única y exclusivamente como un negocio,
en el que solo cuentan las perras. Lo demás… Lo demás no importa. Que lleva
años atropello tras atropello y seguimos enredados en si este viene cuatro
tardes o el otro tres, en si al final vendrán Cuadri, Saltillo, Cebada o si se
confirma lo de Miura o Baltasar Ibán. Mira que nos hemos puesto facilones. Que
como buenos hijos de esta tierra, protestamos en la barra del bar, pero luego
llega uno con las medias rosas, pega cuatro brincos, seis carreras y tres
trapazos y ya le convertimos en nuestro campeón de la “tauromaquia”. Que ya les
digo yo que el problema no es que vengan esas tres o cuatro tardes, ni mucho
menos. A Madrid hay que venir siempre, pero el problema es venir siempre con lo
mismo, a ver si con seis u ocho toros se cortan despojos. Pero, ¿se imaginan
que vinieran con variedad en el toro, comprometidos, alternando con alguien que
les pusiera las cosas complicadas? Y me dirán que así se les quitan
oportunidades a los modestos. Es que para esos modestos debería haber una
temporada sólida, no para salir del paso y cubrir el expediente, dónde muchos
tuvieran su oportunidad real. Que Madrid no es solo la feria. Pero no, a estos
modestos se les anuncia para estrellarlos y si no están como Mazzantini, ya no
valen. El problema es cómo han acabado montando esto, que antes y después de
las ferias, no solo la de Madrid, no hay vida.
Nada ha cambiado, bueno, algo sí, que ya tragamos con toda
naturalidad el que con lo comercial vayan los comerciales, en que si algo se
sale de eso llaman a los que no tienen otro camino si quieren pillar toro y
pa’lante. Pero tranquilos, que siempre encontrarán al que analice la feria con
pelos y señales, que si análisis de los de luces, que si análisis de las
ganaderías, que si unos u otros estuvieron grandiosos en Villanueva de los
Parches, que si aquel toro fue de vacas en el pueblo de al lado, que si… y así
nos va. Les propongo un juego, un juego que yo jugué hace unos años. ¿Por qué
no cuentan los puyazos que de dan a cada toro y luego cuentan los que se han
dado en toda la feria y en especial a esos toros que luego van a premiar con
placas, azulejos o bolígrafos grabados? Igual se sorprenden. Pero puyazos, no
el que les vacunen contra el Covid o la glosopeda. Que ahora llamamos puyazo a
cualquier raspalijón que se le de a un toro. Y puestos a jugar, apunten el peso
de los toros y al lado una crucecita que diga si a pesar de los kilos los
animales tienen trapío, seriedad. Y no les pido que cuenten capotazos o
muletazos a ley, porque la espera se les puede hacer muy larga y lo de contar
trapazos me parece inhumano y sería muy fácil perder la cuenta.
Que con todo este panorama habrá quién me diga que me calle,
están en su derecho, y que esos de los tanto despotricamos llenan los tendidos.
“Touché” Eso es innegable, pero claro, si yo intento hablar de toros, no me
cambien la suerte poniéndose a hablar de finanzas. Que si es así, ahí yo nada
tengo que decir, la economía nunca fue mi fuerte, aunque tampoco lo pretendí
jamás. Que es una forma de medir los éxitos de una empresa, desde luego, pero,
entonces, ¿por qué nos quieren hacer creer que les interesan los toros? Aunque
tranquilos, siempre les puede quedar la salida de comentar lo que digan en la
tele, cátedra suprema de la tauromaquia, ideal para luego ir a la plaza y
soltar cuatro palabros de los que sueltan los amos de los micrófonos. Pero ya
les digo que con estos tampoco merece la pena intentar hablar de toros, ellos
manejan otro idioma, ese que hay aficionados de toda la vida de Dios que no
entienden. Que igual más o menos se pueden hacer una idea, pero vamos, que es
como si uno habla en castellano y el otro en portugués. Que el primero se
entera de poco y el segundo pilla algo más, pero sin alardes. Y en este
guirigay andamos, que unos van a lo suyo, otros se dejan engatusar y entran con
decisión al trapo, mientras otros miran al cielo sin entender nada y exclamando
eso tan de aquí que se puede aplicar a cualquiera: ¡vaya tropa!
Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:
https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html
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