lunes, 23 de junio de 2025

Con los inválidos no hay lugar para posturitas grotescas y vulgares

 

Se creen divinidades de la tauromaquia y solo son... la nada


Cuando era niño, después de adolescente y ya mayorcito, bastante mayorcito, mis mayores, loa que sabían tanto de esto, me decían que en esto de los toros, de lo que se trata es de poder, dominar y mandar sobre un animal fiero y con un poder desmesurado. Eso se me quedó grabado a fuego en mis ansias de querer llegar a ser algún día un aficionado a los toros y más concretamente un aficionado de Madrid, mi plaza, mi casa, mi refugio, el lugar dónde tanto he recibido y dónde quizá haya querido dejar algo para poder corresponder, pero siento que estoy muy lejos de poder hacerlo. Pero al menos, cuándo veo un espectáculo como el vivido en esta tarde de Valdefresnos, con Luis David Adame, José Fernando Molina y Christian Parejo, no puedo por menos que indignarme y rebelarme contra esta idea ñoña y simplista en que quieren que se convierta esto que un día nos legaron aquellos de los que tanto pudimos aprender. Aquello del poder, dominio y mando ante un toro, ha mutado, porque de una mutación de trata, en un espectáculo, un show, en el que el toro ha desaparecido, porque lo que sale por chiqueros solo llega a a caricatura y en tardes como esta, a caricatura inválida. Y claro, entenderán que en el momento en que no hay toro, nada importa de lo que vaya a suceder en el ruedo. Pero en este nuevo... llámenlo cómo prefieran, el objetivo es que los de luces, paisanos, primos o lo que sea, corten despojos a mansalva, aunque su actuación sea deplorable, vulgar, cateta y vacía de todo lo que debería ser el toreo. Que con esta introducción, igual se hacen una idea de lo que ha sido la última corrida de toros hasta mediados de agosto. Que dicho así, suena fuerte, pero esa es otra, esto es lo que nos ofrece nuestra nunca bien ponderada plaza 1, que tantos desvelos le provoca el tener que cubrir una temporada completa, aunque que no se agobien, que con esto de las obras de la plaza se la van a quitar de encima de un plumazo y lo mismo hasta hacen el gran esfuerzo de que no vuelva, siempre con el amparo y la complicidad de la propietaria de la plaza, la Comunidad de Madrid. Los defensores de la Tauromaquia se proclaman ¡Viva el cinismo!

El esperpento se ha empezado a construir sobre una infumable corrida de Valdefresno, que lo mismo uno era aplaudido por los carniceros, que otro parecía un vaco feo y destartalado, otro más justo, pero todos escasitos de fuerzas, inválidos, ante los que el señor presidente de la corrida ha hecho el Tancredo y lo mismo hasta rezaba para que no se fueran al suelo una vez más de todas las que se fueron, para sí no devolverlos a los corrales. Que si hubiera sido el usía poseedor de un mínimo de afición, igual se habrían vaciado los corrales de las Ventas, porque se podrían haber devuelto la corrida en pleno. En el caballo apenas se les picó, siendo generosos en la valoración, y curiosamente todos peleaban con un solo pitón, el izquierdo y echaban la cara arriba. Unos buscaban más los terrenos de chiqueros, sin que los de luces intentaran fijarlos en los capotes. Inválidos, pero con los que no podían los tres acartelados. Ausentes durante la lidia, mal lidiados, sin orden, ni concierto, para después intentar mantenerse en pie. Eso sí, con estos ejemplares, tampoco pudieron, el colmo de la falta de dignidad taurina.

Luis David Adame muy inseguro y desconfiado, aparte de las ya mentadas carencias lidiadoras, todo su bagaje fue un toreo ventajista, vulgar, con mucho enganchón y contando cada muletazo por un tirón destemplado. Sin saber qué recursos oponer ante sus blandos oponentes. Muletazos en los que era él quién se movía y no el toro, se pasaba solo. Resultó cogido en su primero al entrar a matar, cogiéndose solo, sin pasar, sin hacer la cruz o como en el cuarto, tirando el trapo a la cara del animal.

José Fernando Molina venía con su incondicional grey de partidarios, dispuestos a jalearle hasta saltar a la comba, si así quisiera. Y con estas, ya podía estar dando trapazos a un inválido, que él a lo suyo, a ver si el paisanaje se calienta y le piden un despojo, como ya ha ocurrido con él en esta plaza. Y claro, si se engorda la estadística, te lo ponen otra vez, porque aquí cuenta el cuánto y poco o nada el cómo. Trallazos, pico, muy despegado y a poner posturas mientras el de Valdefresno besaba la arena. Enganchones a mansalva, pico y al tirarse para cobrar un bajonazo, al quedarse en la cara del toro, sufrió un revolcón, por lo que tuvo que pasar a la enfermería. En su segundo, ya con vaqueros y sin chaquetilla, que debe ser muy incómoda, hasta medio lo sujeto con el capote mientras le cedía terreno. Le dejó a su aire por el ruedo, hasta llegar al último tercio, donde le recibió de rodillas, muy chabacano él, dando trapazos de todo tipo y seguir ya en pie con más sacudidas de trapo, corriendo detrás del Valdefrresno, que tenía fijación con irse a tablas. Alargando el brazo, abusando del pico, enganchón tras enganchón y hasta los jaleos del personal sonaban ridículos. Debían creer que los despojos se ganaban a voces, pero Molina se empeñaba en llevarles la contraria, cada vez un pasito más hacia la vulgaridad y penando detrás del toro, como si este ya estuviera harto de tanto trapazo. Los repetidos fallos con los aceros impidieron que los entusiastas hicieran aún más el ridículo pidiendo despojos. Pero que alejado de la realidad está el albaceteño, lo mismo que muchos que visten de luces, que después de semejante parodia, hasta amagó con darse un rulo por el ruedo.

Y si hablamos de partidarios sin sentido del ridículo y de torero alejado de la realidad, quizá Christian Parejo sea un buen ejemplo de esto. Incapaz de sujetar un toro, permitiéndole andar a su aire por el ruedo, ya con la muleta, pues lo de todos, pierna de salida exageradamente atrás, trapazos a un animal que se quería ir, pico abusivamente descarado, siempre fuera y bajonazo. En su segundo, el de menos trapío, con diferencia, parecía desesperantemente desganado, inhibido de la lidia, como si fuera el toro de otro, hasta el punto que con el toro debajo del peto, aunque se cambiara el tercio, él se marchó a pegarse su buchito de agua, a templar la muleta, sin importarle si sacaban al que supuestamente era su toro, del peto o si se lo llevaban a Malta de vacaciones. Y ya con el animal aquerenciado en tablas, allá que soltó todo su repertorio de vulgares trapazos, sin parar quieto un momento, sin otro fin que acumular sacudidas de la tela, una y otra y otra y otra más, hasta la desesperación del personal al que ya no le cabía ni una gota más de chabacanería. Tras un bajonazo aún había quien sacaba los pañuelos de dos en dos, pero lo que quedaba en el espíritu de la ya escasa afición de Madrid es que esto se ha convertido en un esperpento en el que solo valen los despojos a costa de lo que sea; será para comentarlo en el viaje de vuelta. Que este cartel no se puede repetir en mucho, mucho tiempo, ni por el ganado, que bien podría quedarse en la finca varios inviernos seguidos y sin anunciarse en Madrid. Y por supuesto la terna que si de inicio no tenía justificación para asomarse a la calle de Alcalá, al acabar quedó más en evidencia que si quieren, que toreen en su casa, a ver si van los mismos entusiastas vocingleros que solo idolatran los despojos y que si lo creen oportuno, tampoco es necesario que aparezcan por aquí para tirar la honra de la plaza por los suelos. Que ya está bien de tanta chabacanería casposa y a ver si toreros y hooligans se meten en la cabeza que con los inválidos no hay lugar para posturitas grotescas y vulgares.


Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:

https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html

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