Llevamos una feria que nos tiramos de los pelos pidiendo toros que metan la cabeza, que tengan pinta de toro y cuando salen, nos dedicamos a bailar el chachachá. Hoy volvían los del Puerto de San Lorenzo y bien es verdad que han estado justitos de fuerzas, sobre todo el quinto, pero que seguían la muleta con fe ciega. Muy nobles, se han marchado al desolladero sin hacer ni un extraño y con las orejas puestas. Pero los tres matadores no han estado tan confiados o tan entregados como requería la ocasión.
Cabe destacar el que abrió plaza y el que cerró el festejo. El primero que empujó con fijeza en el caballo, aunque se le castigó muy poco, seguía la muleta de El Cid allá dónde éste la pusiera, que la dejaba a mitad de viaje, la punteaba, que corría la mano, pues hasta el final del lance, que le levantaban la mano, levantaba la cabeza. Pero lo que peor llevó el del Puerto fue el que le ahogaran la embestida y que no le dieran la distancia que él mismo se encargaba de marcar al torero. El sexto por su parte se permitió el lujo de levantar al caballo por delante a base de empujar y a pesar de todos los capotazos de más que recibió en el segundo tercio, al final aún le quedaron ganas para querer comerse la muleta de Rubén Pinar. El animalito embestía una y otra vez para ver si al final podía entregar las orejas a su lidiador, pero éste estaba en no parar de moverse incluso a mitad del lance y en ver como aguantaba la primera embestida de cada serie sin salir corriendo de allí.
La torería actual está tan robotizada que si le cambian lo más mínimo el guión, ya no saben seguir. Si un toro les pide distancias, pues que se jorobe, yo toreo subido en el toro, que un toro les pide mando, tres cuartos de lo mismo, yo a mis trapazos, que quiere que se le crucen y le pongan la muleta plana, nanay, lo primero la fidelidad al pico y al fuera de cacho. Pero los toros salmantinos del Puerto de hoy consentían hasta eso, y si tenían ganas de rebelarse y poner en problemas al matador, se las aguantaban y seguían embistiendo, eso sí, siempre y cuando quedaran fuerzas, que ese ha sido su único punto negro.
El Cid continúa esa peregrinación por el desierto sin saber que rumbo tomar. Indeciso, desconfiado, descentrado, vulgar y ausente, como si la cosa no fuera con él. “Monsieur Castelá” vive encastillado en su mundo de sensibilidad prototípica, que a veces parece más propia de la ópera Carmen, que de la tauromaquia clásica y verdadera. Él se limita soltar su repertorio y si el toro y el público se adaptan, pues mejor para ellos, porque a él esas cosas mundanas ya no le afectan. Por su parte el bueno de Rubén Pinar, torero que seguro que tiene intacta la ilusión y ambiciones del que está empezando en esto, ha llegado a matador de toros dando la sensación de que nadie le explicado los fundamentos del toreo. Así en el ruedo a veces parece más un contorsionista ventajista que una joven promesa que quiere ser torero. Al albaceteño le afecta muy poco el toro que tenga delante, él emulando a las figuras del momento, larga su repertorio, caiga quien caiga y a quien le moleste, que no mire. Retorcido, estirando el brazo hasta límites insospechados, con más peligro de sufrir una elongación que una cornada. Sin preocuparse por conducir y mandar en la embestida y explotando ese vicio tan de ahora de pegar un trapazo en el primer lance de cada serie, como si ese no contara. Y luego, para no desentonar, más trapazos, mucho pico y no rematar nunca el pase detrás de la cadera.
Mi amigo Jose, ese que dice que no sabe de esto, pero que las caza al vuelo, me repite muy a menudo que me olvide de lo de la muleta plana y torear con la panza. Yo, como él, no me resigno a que esto no cambie, pero quizás mientras las escuelas no piensen en enseñar a torear y no a pegar pases, y a lidiar toros bravos en lugar de ganar billetes, mientras tanto, esto seguirá igual o peor.
Pero de momento tendremos que seguir oyendo eso de que ojalá les salga un toro que embista y se le puedan dar miles de pases. Pero cuando les sale un toro que sirve, que horror de expresión para un toro, no saben que hacer con él y es que yo no sé cómo los quieren. Y que me perdonen los sevillistas, pero hoy deseo con toda mi alma que gane mi Aleti y que podamos volver a Neptuno a celebrar que somos campeones.
10 comentarios:
Enrique, de acuerdo con tu visión, menos en una cosa, en lo de que gane esta noche el Atleti, ejejeje.
Has hecho una descripción perfecta de cómo esta el toreo actual (comento algo en mi blog también).
Automatismos de escuela, faenas de prediseño... y luego tienen la cara de ponerse en el micrófono del plus cuando esperan en el patio de cuadrillas a decir eso de que: "ójala me embista un toro".
Y los aficionados decimos: "ójala un torero toree".
Los toreros de hoy en día imponen su estilo al toro en vez de hacerlo al revés, adecuar el estilo en relación a lo que tienen delante.
Por favor, que los tres de ayer no vuelvan a decir eso de que les embista un toro.
Un saludo
Es muy preocupante, ni pueden con el manso, con el bravo menos, ni con el bobo están bien. Directamente, ya sólo les valen los inválidos. Qué pena de feria, y de tardes viendo toros, con el sol que está haciendo y la de cosas que se pueden hacer... Y nosotros, crucificandonos, los unos en el tendido, los otros en la tele. Somos esclavos de nuestra ciega pasión. Lo malo, es que mira como nos pagan...
Saludos
Toro de la Jota:
Pues volverás a oírles repetir esa cantinela en cuanto les acerquen un micrófono. Y sobre las escuelas, estoy empezando a pensar, o a reafirmarme, que sólo vale como refugio de toreros retirados que no saben transmitir qué es el toreo y sólo quieren enseñar a ganar dinero y no logran ni lo uno, ni lo otro. Un saludo
Antonio:
Al final van a acabar toreando con el carretón y los demás a callar. Son como los niños caprichosos que quieren la bici, luego el balón, luego la consola, luego otro balón, y una cometa y acaban fabricándoles una cometa a pedales que no sube por los balones, que se maneja con una consola, para que al final el niño diga que no le gusta y que le traigan otra cosa. Lo que tú dices, con el sol tan estupendo que hace y nosotros con esta panda. Un saludo
Nuevamente ayer me perdí la corrida, por el jodío trabajo que me está matando, y nuevamente, Don Enrique, le agradezco su crónica.
A este paso el máximo triunfador de la feria va ser un tal "exento".
En fin, no perdamos la fe.
Saludos.
I.J. del Pino:
Que suerte por tener eso que dicen que se llama trabajo. Sobre el triunfador no sé si prefiero al tal "Exento" ese, que no a un figurón que arañe dos orejitas en una tarde de isidros y tengamos que seguir aguantándolo per sécula seculorum.
Por motivos personales estuve fuera casi toda la semana y no pude ir a aburrirme a Las Ventas (que es donde lo hago más a gusto) y tampoco pude saber con certeza lo que ocurrió cada tarde porque me limité a la llamada prensa nacional.
Mi vuelta, con la ilusión del recuerdo del año pasado, fue con los saltillos de Moreno Silva (únicos puros que quedan de este encaste) y de verdad que me alegró comprobar que todavía queda casta en la cabaña brava. Sí, CASTA, eso que se traduce en variedad, fuerza, movilidad, espera, bravura, mansedumbre, poder, nobleza, sentido, peligro .… en fin esa serie de cualidades que siempre, siempre, transmiten emoción, angustia, entusiasmo … la esencia de la Tauromaquia. Pude ver una novillada tan alejada de esos bóvidos que nos presentan un día sí y otro también como si fueran toros de lidia, que me recordó tiempos pretéritos, casi olvidados.
Se ha dicho de todo de la novillada, pero se resume en dos posturas: la de los taurinos denigrándola y la de los aficionados alabándola, es la diferencia entre los que viven del toro y los que aman al toro.
Para los novilleros no han faltado las disculpas, e incluso puedo incluir las mías, pero me limito a una pregunta: ¿les ha obligado alguien a escoger esta profesión?
Ayer fui con la predisposición de ver la otra cara de la moneda: figuras y, posiblemente, ganado ad hoc porque ya no tienen nada que ver los de ahora con los de hace veinte años. El ganado, bien presentado, muy igualado (incluso en la edad, 4 cinqueños), con transmisión y noblote, ideal para haber salido por la puerta grande los tres espadas, pues excepto el 5º, un inválido, es lo que ahora se llaman toros colaboradores, con clase, calidad, “que se dejan” como dicen los taurinos, y, ¿qué hicieron las dos figuras y el aspirante?: EL RIDÍCULO. Un ridículo más de los que me quieren echar de la plaza.
Hoy, con el caballito y otros tres con los tufillos, aprovechándome de la posibilidad de devolver la entrada, ¡qué alivio! me he quedado en casita revisando los blogs de mi confianza y enterándome, de verdad de lo que no vi la semana pasada. A estas horas no se qué estará pasando, pero yo aquí tan a gustito … y pasado mañana, que también hay devolución, más de lo mismo, pues, con los juanpedros, ni Morante me va a llevar a mí a Las Ventas.
Lupimon
Amigo Enrique,,acabo de ver por Tv la corrida de hoy,la de los extremeños y el monstruo de Linares ,cuyo discurrir ha sido identico a la de ayer y por tanto estoy seguro que tu comentario será fiel reflejo a éste.
Pero mi participación aquí no es en calidad de amante de la fiesta de los toros y por eso me permito decirte Enrique, que a ver si tenemos la Fiesta ,que no de los toros,sino la del fútbol en paz.
Yo fuí pero ya no soy, muy futbolero y lo practiqué con denuedo,pero ya paso bastante de todo eso.Pero es que resulta que mi yerno está ahora (a media hora de terminar la final cuyo resultado no sé todavia) en el Camp Nou adonde se ha desplazado desde Sevilla,que mi hija es sevillista consorte hasta el tope,que mi nietecilla se sabe el himno y la alineación al dedillo y mi nieto aunque todavía es nuy chico ya se le ven detalles de palangana.
Por eso proclamo que el vencedor debe de ser el Sevilla.
Un abrazo ,amigo.
Lupimon:
Ya has visto, te puedes marchar a la luna, que vuelves y todo está como lo dejaste. Coincido totalmente contigo en lo de la corrida del Puerto de San Lorenzo, con la que estos señoritos de las medias rosas no supieron si los tenían que hacer a la plancha, empanarlos o "sólo" torearlos. Todavía siguen sin saberlo.
Franmartin:
Pues el partido ya acabó y sólo me queda felicitarte y resignarme. Tendremos que esperar otros catorce años para ir a Neptuno. Así es la vida. Ahora sólo me queda disfrutar con San Isidro, aunque visto lo visto, igual voy antes a Neptuno que a ver una corrida como Dios manda.
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