miércoles, 12 de mayo de 2010

Pero… ¿Sabéis lo qué estáis haciendo?


Señores taurinos, y ahí incluyo a toda esa urdimbre de vividores con los ojos vendados que medran alrededor de los toros, realmente ¿sabéis lo que hacéis? Ese afán de acomodar el mundo a los cuatro que llaman figuras está carcomiendo los cimientos y las paredes de este maravilloso palacio que es la tauromaquia. Por mucho que repitáis las maravillas que estamos viviendo, ya nadie se lo cree, porque hasta los transeúntes de los tendidos, esos que van a una corrida en San Isidro o a lo sumo a dos, y que luego se sientan delante de la tele para recibir doctrina, hasta esos se están cansando de todo esto.

Realmente no sé a dónde nos quieren llevar, porque es que no les creo ni tan necios, ni tan tontos, para pensar que no ven la que están liando. Poco a poco están desmontando todo lo que se ha construido durante años. Todo con el único objetivo de tapar mentiras, de poner parches para que no se note su incompetencia. Recuerdo cuando se decía que los toros de verdad se veían fuera de la feria, en las duras corridas de julio y agosto. Está claro que eso es ya un sueño del pasado. Otro de los tópicos que obedecían a una realidad, era que en las novilladas se veía el toro de verdad, aquellos novillos toros que hacían palidecer a los chavales que venían a Madrid para hacerse toreros. Creo que no hay mucho comentario, sólo hay que recordar lo de la primera novillada de feria. Y por último se han decidido a terminar con esa idea de que cuando venían las figuras empezaban los bailes de corrales y aparecía el medio toro. Ahora todos los días hay medio toro y baile de corrales. Y que nadie piense que me he olvidado de la corrida de Dolores Aguirre, donde sí hubo parcheo, pero que puede que sea la excepción en una feria que ya se hace eterna.

La Martelilla ha sido la última muestra de este derribo continuado de la fiesta de los toros. Un ganado infame, sin tipo, sin trapío, sin fuerzas, sin casta y sin todos los “sin” que al aficionado se le pueda ocurrir, incluido el sin vergüenza. Y para enfrentarse a semejante bazofia, que mejor que dos fantasmas taurinos, el Abellán y el Jiménez, que llevan años sin mostrar un mínimo de clase y torería, que han jalonado su carrera con un pegapasismo y ventajismo vergonzante, y que la única virtud que han mostrado en casi toda su carrera ha sido entrar en una de las casas importantes del taurinismo, que mueve ferias, ganaderías, plazas, toreros y a lo mejor hasta medios de comunicación. No voy a juzgar lo que hicieron los dos madrileños en la corrida de ayer, y no lo voy a hacer porque yo pretendo hablar de toros y no de esa pamema que nos preparan. Seguro que alguien me empezará con eso del respeto, de que se juegan la vida y todo ese rollo recurrente, pero les respeto tanto o más, que ellos a mí y de acuerdo, se juegan la vida, pero es que un torero se la tiene que jugar mucho más que estos señores, es su trabajo y ellos lo han elegido así. Si no quieren correr riesgos que se suban a la grada conmigo, que allí el único riesgo es que se me caigan al suelo las chuches que reparten María José y Pepe.

Pero la tarde nos tenía traía una sorpresa desde México, Arturo Macías. Nos impresionó el valor de ese chico, quieto como si se clavara y a veces demasiado tremendista, pero que dejó claro que lo de torear ya era otra cosa. Es una opción válida la de este torero, yo me planto, y a ver qué pasa. Esa no es la idea de torero que yo tengo, pero bueno, lo respeto. Pero que nadie quiera compararle con José Tomás. Este se planta y torea, haciendo ir al toro por donde quiere y haciéndole que sortee su pierna sin que le coja. El señor Macías no, el señor Macías es casi pura temeridad. Muy variado con el capote, fiel a la escuela mexicana, pero más perpetrando que ejecutando las suertes. De todas formas, en una única corrida y con los burros de la Martelilla, puede que sea precipitado emitir un juicio sobre su toreo.

Y por una vez y sin que sirva de precedente, permítanme desearle a todos los atléticos mucha suerte y que hoy nuestro Aleti nos haga vivir las emociones que se niegan a ofrecernos en los toros y que podamos volver a cantar eso de ¡Campeones, campeones, oe, oe, oe! Aúpa Aleti.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Enrique,totalmente de acuerdo

Hace ya tiempo que estos taurinos y sus patéticos cobradores, quieren echar a la afición y quedarse pura y exclusivamente con el público.
Y la verdad, lo están consiguiendo.
Aguantará esta basura de fiesta el paso del tiempo??
En mi opinión, este espectáculo sin Toro, sin afición, y sustentado únicamente por la masa que conforma el público y sus figuritas, está condenado a desaparecer de forma natural.

Un saludo
Gloria

Enrique Martín dijo...

Gloria:
Cuanta tristeza y cuanta verdad hay en lo que dices. Ójala te equivoques de pe a pa, pero me parece a mí que no. Para que antiaturinos si los taurinos solitos son capaz de acabar con esto. Un saludo

David Campos dijo...

Y que triste que los nuevos aficionados crean que esto es así, tal como se lo estamos enseñando. No me extraña que el nivel sea el que hay. Por eso te decía el otro día que menos mal que nos queda la afición de Madrid para poner las cosas en su sitio.
¡¡Aupa Atleeeeeeeeeeeeeeeeti!

Enrique Martín dijo...

David:
Es unapena, pero lo que dices es verdad. Si estos nuevos aficionados vieran a toreros como Paco Camino, El Viti u otros más recientes, Curro Vázquez o Julio Robles, les parecería mentira y puede que intentaran apedrear a los de ahora. Para que vean lo civilizados que somos nosotros, que nos aguantamos las ganas.
Y por supuesto, ¡Aleeeeeeeeeeeeeeti!

Unknown dijo...

Que gusto da leeros, Dios mío!

Enrique Martín dijo...

Iván:
Tanto como el que nos da a los demás leer lo tuyo, que no eres manco. Lo que da gusto es que me leáis gente como los que os paseáis por aquí. No tenéis ni idea de lo que animáis para seguir hablando de toros.