jueves, 27 de noviembre de 2014

Aficionados de América, no se quejen tanto, ¡hombre!

Nos enviaron a Gaona y les mandamos a...


Señores aficionados de ese gran continente, tengo que reconocer que estoy muy enojado con ustedes, lo siento, pero no puedo por más que demostrarles mi contrariedad y disgusto. Les enviamos con todo el cariño del mundo a nuestras mejores figuras del toreo para que ustedes las disfruten y puedan saborear lo que es el verdadero arte de la tauromaquia y se ponen como se ponen. Estos les limpian los campos de borreguitos mochos y no les parece bien, encima que dejan los toros de verdad para los toreros que se atrevan con ellos y con el añadido de que también les dejan sitio en sus bolsillos para que puedan ganar más dinero. Pero no, ustedes van y se ofuscan. les ponen el toreo moderno a la puerta de casa y lo desprecian.

Uno ve esas fotografías de artistas como Miguel Ángel Perera o el Juli con unos animalillos jibarizados con pitones chiquitos y romos, que hasta echan sangre por la punta. ¿Qué pasa? ¿Ninguno de ustedes se ha cortado un poquito mientras se afeitaba? No se imaginan lo que a uno le duele tener que echarles esta regañina. Y aquí que la idea más común era que ustedes no se enteraban de nada, que se tragaban todas las trampas como lo hacen los públicos de este lado del Atlántico y resulta que se enfadan. Agradezcan a El Fandi el que acabe con esos torillos escuálidos, pues así el señor ganadero ya no tendrá que echarles más de comer.

Seguro que no les parece bien que las plazas de allá, acá para ustedes, pasen a formar parte del gran Tour de los jartistas (Xavier González Fisher dixit), o lo mismo es que están celosos porque estas giras no se anuncian a bombo y platillo en una discoteca de moda. ¡Ah, no! Eso es exclusivo de estas tierras, aquellas para ustedes. Ni tendrán autobuses circulando por sus carreteras. Entiéndanlo, no lo pueden tener todo. Miren si serán ustedes desagradecidos, que no admiten tan siquiera que nuestros toreros les quiten puestos en los carteles a los suyos. Pero señores, si no quieren que esto pase, es muy fácil, pongan toros y verán como salen espantados y dejan hueco para quién se atreva a ponerse delante de un animal de verdad, no de una mascota de jardín.

Ya me he desahogado, ¡ea! perdonen el berrinche que me he pillado, pero entiéndanlo, nos pasamos la vida cuidando a estos fenómenos y cuando les damos salida para que visiten sus países, lo que no nos parece bien es que se nos quejen de esa forma. Lo que no puede ser es que solo se arrastre por el fango el prestigio de las plazas del viejo continente, hay que ser solidario y echar abajo la buena fama de plazas sabias en otro tiempo, como la México o Acho. Que ya es mucho pedir esta igualdad en el trato, pues ya se sabe que la temporada seria es aquí y lo de América son simplemente unas vacaciones muy bien pagadas. Estoy convencido de que a ustedes no les gustaría que les hicieran trabajar en su período de descanso; pues a nuestras figuras tampoco. Aprendan de España y de sus aficionados, el único derecho que se nos concede es el de pagar, que conlleva la obligación de callar. Un silencio que solo puede romperse cuando se abre la boca para alabar la divinidad de los maestros de la Tauromaquia 2.0.


Lo que ocurre es que si me paro a pensar un segundo empiezo a darme cuenta de algunos detalles que no había tenido en cuenta, o sí, pero que no me había detenido a ver las consecuencias de todo esto. Porque claro, imagino que lo de ir a los toros, tanto en su acá, como en nuestro acá (el allá para ambos) conllevará una cierta ilusión por ver salir al toro y admirar como se enfrenta a él esa figura de la que toda la prensa y afición entendida española no puede más que deshacerse en halagos. Y en ese clima de expectación, ver salir a un novillejo moribundo no debe ser muy gratificante. Tampoco creo que les regalen los billetes para ir a la plaza, con lo que hasta puede que se sientan estafados, pues si pensaban ver una corrida de toros y les ponen delante una pantomima, pues... ¡Uff! Y pobres de ustedes como no empiecen a jalear a los actuantes, máximas figuras del escalafón de matadores españoles. Realmente creo que no ha lugar para abroncarles, más bien todo lo contrario. Quizá lo más razonable sería pedirles disculpas y que sepan que no es nuestra intención el fastidiarles. No se si les servirá de algo, pero desde mi acá les hago llegar mis condolencias por tener que soportar en directo la decadencia de este espectáculo, que un día fue grande. Señores “Aficionados de América, quéjense, quéjense, ¡hombre!

5 comentarios:

MARIN dijo...

Se nos quejan por nada Enrique ¿Has visto? (Modo ironia On)...
Tengo que descubrirme otra vez amigo. Muchas veces quisiera poder expresarme como tu en estas circunstancias. Ya sabes que yo me embalo mas y digo cosas que me perjudican y que a lo mejor me tendría que callar, pero no puedo.

Ya te lo dije en mi blog Enrique. Después de ver las imágenes de las figuras por allá, con esos novillos escualidos, ¿Como le digo yo a mis sobrinillos que un torero es alguien de otro mundo, lo mas parecido a un superheroe por jugarse la vida todos los dias?. ¿Como le debato yo ahora a un antitaurino que el toreo es lo mas grande del mundo?...Y otra cosa, como me acuerdo de Gastón, de la Maja, de Haroldo, ¿Se merecen eso?.

En fin Enrique, un abrazo y enhorabuena una vez mas.

Anónimo dijo...

Gracias por acordarte de mí, mi querido José María.
Ya a estas alturas empiezo a pensar que quizá sí nos merecemos la Fiesta que tenemos. Todo por no haberle recetado un par de botellazos a tiempo al embustero en turno; por ser tan indolentes y tan civilizados. Y pese a los timos anunciados, por alguna extraña razón sigo yendo a la plaza cada domingo. El consuelo que me queda es que falta cada vez menos para todo se acabe: o los toros en el D.F. o mi afición. Lo que ocurra primero será bienvenido. Hasta hace no muchos años aun esperaba un milagro, ahora es imposible ser tan ingenuo. Un abrazo. Gastón Ramírez Cuevas.

Enrique Martín dijo...

Marín:
Ya me gustaría a mí tener la sensibilidad que tú derrochas y la forma en que dejas que escape para llegar a dónde tiene que llegar.
Ahí está la cosa, que como haya que explicar mucho de esto, es que algo falla. Esto se explica solo, las palabras solo embadurnan la realidad y cuanto más rebuscadas, peor. Esto habla por si solo y tiene además la virtud de conmover a quien contempla el milagro del Toreo.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Gastón:
Lo que yo me pregunto es cómo os podemos tener tan presentes, si estáis tan lejos, jejejeje. Pero así es, y Marín me ha puesto el toro en suerte para coger los palos, citar, cuartear y clavar un par dejándome ver, ceñido por dos pitones abrazando mis caderas y saliendo de él con la majeza que merece la audiencia y poder brindároslo a los que estáis muy lejos y os siento muy cerca.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Mi querido Enrique, esto del Internet es una maravilla, así podemos tener amistades epistolares velocísimas y pensar que, efectivamente, el charco que nos separa se ha vuelto cada vez más angosto. En le esfera de la realidad real, estas fechas tienen la ventaja de que ya se comienza a vislumbrar el mes de abril para tomar el avión a España. Vamos a tener que planear alguna tertulia ¿no te parece? Un abrazo. Gastón.