No son víctimas, ni enemigos, es el toro |
Señores antitaurinos, convencidos animalistas, extremistas
del bienestar animal e indiferentes militantes del de las personas, a quienes a
veces parece que consideran los culpables de todos los males y no los
responsables de ningún bien. Un mundo hecho por el hombre, del que ustedes
reniegan, de sus valores, usos, historia y hasta parece que pretenden poner
boca abajo esa pirámide en la que el ser humano ocupaba la cúspide. Estaremos
equivocados, pero las apariencias nos dicen que ustedes querrían ver como los
animales ocupan ese lugar, colocando a sus semejantes por debajo de ellos. Eso
sí, paradógicamente también parece que pretenden otorgar a nuestros compañeros
de creación los valores, atributos, sentimientos y aspiraciones que a lo largo
de la historia ha ido conquistando el hombre.
Me asombra ver como padecen con el sufrimiento de los
animales, sufrimiento que no puede compararse con el de un ser humano, entre
otros motivos porque unos carecen de raciocinio y otros no, aunque tengo que
reconocerles que a veces esto último es casi imposible el creerlo, pero a pesar
de todo, así es. Pero esto tampoco es motivo para tratar a las personas como si
no sufrieran, no padecieran y como si fueran rocas de pedernal sin el más mínimo
asomo de humanidad. ¡Qué curioso! Será por deformación humana, que uno piensa
en que los hombres tienen virtudes como la sensibilidad, la solidaridad, la
empatía, el amor y yo qué sé cuántas cosas más, que según entendemos algunos,
puede que erróneamente, son cosas de personas, o como decía aquel, de “personas
humanas”.
De lo que no me cabe duda es de en su escala de “personas
humanas” los aficionados a los toros nos encontramos en el sótano de la virtud
y la sensibilidad. Tampoco seré yo quien les vaya a intentar convencer de otra
cosa, ni les rogaré para que nos asciendan en el escalafón de seres inmundos.
No pido que me tengan ninguna consideración, es más, hasta les permito que me
desprecien, están en su derecho y respeto tanto la libertad de opinión y el
derecho a poder pensar lo que se quiera, que hasta me enfrentaría a quien les
negara esta facultad. Yo no soy nadie para impedir que cada uno se quiera
devorar el alma con sus propias bilis. Eso sí, servidor también puede pedir y
en este caso, en el de ser aficionado a los toros, también pido, ¡Faltaría más!
Y es por esto que les pido, no, perdón, les exijo respeto, les exijo que me
dejen ejercer mis derechos, que pueda obrar con libertad y realizar aquellos
actos que la ley me permite. Otra cosa sería si se prohibieran en España las
corridas de toros. Entonces no podría ejercer esta libertad, pero sí que podría
clamar por mi derecho a que se volvieran a permitir los festejos taurinos.
Sería un intercambio de roles. Ahora yo digo que no y tú que sí y mañana yo
diré que sí y tú que no, tan sencillo y hasta democrático.
Otra cosa es eso de las mayorías imponiendo gustos,
opiniones o creencias a los demás. ¡No hombre, no! La libertad y la democracia
no supone el rodillo de las mayorías, es obedecer y acatar lo de la mayoría,
pero sin aplastar a los menos. Pero no se hagan mala sangre, que esto es algo
común tanto en ustedes como en muchos taurinos militantes, que se piensan que a
todo el mundo le tiene que agradar lo que le guste a la mayoría. Que si los
toros le gustaran al 90% de los ciudadanos de este país, tampoco pediría que
les borraran a ustedes del mapa, ¡no, por Dios! Que mentecatez más colosal.
Perderíamos un campo de debate interesantísimo, nos perderíamos ese
apasionamiento tan hispano y a la vez tan taurino, quizá por ese mismo rasgo
hispánico, que tanta animación da a los debates. Y es que aquí nos apasionamos
a la segunda de cambio, ya sea hablando de fútbol, política, religión, del
último ensayo sociológico de Belén Esteban o Kiko Rivera. Lo mismo que pasa en
los toros, que nos acaloramos cuando el torero
pega un mitin monumental y nos volvemos locos con un simple natural. A ver si
no somos tan diferentes. Tendrían que entrar un día de corrida en la plaza, no
vaya a ser que se estén perdiendo algo que les iba a hacer ver la realidad de
otra forma. Casi mejor que eso de mandar a una señorita comando a encadenarse a
la puerta de Las Ventas; con la tarde que hacía en Madrid y lo malos que son
estos fríos repentinos y traicioneros. Me gustaría saber como pasará los días
posteriores a esta perfomance. Al menos si lo hubiera hecho un día de festejo.
Aunque lo mismo se trataba de un peli de esas para adultos, una de esas que si
pillas a la mitad ya pierdes el hilo y no sabes cómo sigue, una de esas que
esperas hasta el final, para ver si los protagonistas, y los no protagonistas,
se casan.
Eso sí, no sé si es mucho pedir que ya que nos vamos a poner
a debatir, infórmense un poquito de lo que va esto de los toros y de todo lo
que rodea este espectáculo. No voy a entrar por el lado del tradicionalismo,
pues hay tradiciones que si dejan de serlo y se borran de nuestras mentes,
mejor que mejor. Tampoco iré por el aspecto económico, casi por las mismas
razones que en el punto anterior. Todo esto es mucho más sencillo. Esto no
tiene otra causa, ni otro origen que el que unos señores, hace muchos, muchos
años, se percataron de que ese animal se les arrancaba solo con verlos y en
lugar de asustarse vieron lo que el sortear esas embestidas les ponía a cien, tanto
a los sorteadores, como a los que contemplaban tal suceso. Y a partir de ahí
vino todo esto que a ustedes tanto ofusca, como a nosotros, pero de forma
diferente. Y esos animales a los que no se puede tratar tal y como se hace con
otros, como el ganado manso, las gallinas, los cochinos marranos, los corderos
y las cigalas del Cantábrico, se criaría para eso de jugar con él, para lo que
ahora se llama Toreo. ¡Qué cosas! Porque si se les destinara exclusivamente
para carne no creo que hubiera ganadero o consumidor que estuviera dispuesto a
pagar lo que costarían estos animales. Aunque sí habría una forma de abaratar
su precio de forma radical. Prohíban las corridas de toros hoy y en menos de
diez días perecerían en holocausto miles y miles de cabezas de ganado bravo que
no tendrían ya ninguna utilidad para sus criadores. ¿Se les podría dejar a su
aire en las dehesas patrias? Pues probablemente sí, aunque entonces los que no
darían abasto serían los médicos de urgencias. “Familia devastada por un toro
en los campos de Salamanca mientras celebraban una boda en la finca de Campo
Cerrado”. Eso sí, igual ustedes mismos se organizaban en grupos para peinar las
dehesas haciendo batidas para eliminar a semejantes criaturitas. Perdonen
ustedes por toda esta parrafada señores antitaurinos, animalistas, veganos,
simples vegetarianos, ovolacteovegetarianos o no conformes con las corridas de
toros, quizá les pillen muy lejanos todos estos argumentos; no pretendo que los
compartan, ni tan siquiera que los comprenda, simplemente pido que a los que
vivimos esto de una forma muy especial, que nos respeten. Así de fácil y, según
parece, así de complicado.
Fausto D.E.P.
2 comentarios:
Vaya Enrique, tu tan empeñado como siempre. ¡A quien se le ocurre intentar hacer ver que el toro de lidia desaparecerá sin la tauromaquia!...chico, que insensato eres ante mentes tan abiertas como la de los antis.
Fíjate que se han empeñado en que a los animales de los circos no se les haga trabajar mas, y ahora los circos están locos por echar a la puta calle a sus animalejos. Ahora una anti ha solicitado la adopción de una elefanta de un circo que estaba en Carrascosa del Campo, e incluso ya le ha hecho una caseta en el jardín y un hueco en el sofá. Lo mejor de todo es que la elefanta viene preñada. Otro dice que está dispuesto a quedarse con dos leones y tres tigres, que en el recinto del caniche tienen hueco. Que lo mismo se quedan sin caniche, pero ellos serán felices.
Chaval, que para ser progres hay que pegar pedradas en las puertas de las plazas de toros, que no te enteras. Ah por cierto, que dicen que en el circo están por colocar a dos focas y un león marino, que dicen que son muy majos, que te aplauden cuando le lo pides, que te hacen mas malabares con un balón que el mismísimo Iniesta, y que con hueco en la bañera son superfelices. Anda hombre, animate...
Un abrazo!!!!!
Marín:
Pues así dicho, hasta me suena bien. Que si empezamos a hacer lo mismo con los toros del campo,igual hasta podrían construir un centro comercial cada veinte metros en todo el Campo Charro, con sus piscinas de bolas y todos, que allí en Trigueros seguro que en Comeuñas te montan una urbanización de chalets adosados con piscina comunitaria, club social, supermercado, hipermercado, unos multicines, un spa, un gym de esos que te ponen mazas y un parque para que corran los perrillos y es que no hay nada como vivir en plena naturaleza.
Un abrazo
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