lunes, 12 de febrero de 2024

Esto no va de mayorías o minorías

Al final son minoría los que se ponen y lo hacen sin trampas, los que lo quieren ver sin que les engañen los que viven esto sin importarles si son o no de cualquier mayoría, porque eso no les incumbe


Un argumento de peso para muchos, un argumento al que se agarran para vaya usted a saber qué, es eso de lo que interesa a la mayoría o solo a una minoría. Que esto viene muy bien para que todo el mundo se adapte a un pensamiento determinado, a una moral supuestamente buena y acorde al bondadoso sentimiento del espíritu que esté de moda en cada momento. Así de simples somos. Que ahora resulta que los toros es algo que solo interesa a una minoría, bien, vale, lo que quieran, no voy a entrar ahora en cuestiones estadísticas y menos para valorar un hecho social. Porque si entramos en eso de las estadísticas, como parece que pretende hacer con el mundo antitaurino, incluidos los que ostentan cargos en gobiernos, podemos entrar en una deriva muy complicada y por supuesto muy empobrecedora. Es verdad que así se podría adoctrinar con eficacia a la “mayoría”, pero… ¿Se han pensado realmente en las consecuencias? Que esto puede ser un rasgo magnífico que nos permita percibir una aplastante ignorancia sobre el tema en cuestión y sobre el personaje del que se trate, incluido un señor ministro de cultura. ¡Ministro de Cultura! Pero como autoridad que es, obedezcamos y corramos a aplicar el sentido estadístico a la vida.

España es un país con una indudable y potente cultura, pero hay que reconocer que hay aspectos, muchos, que no tienen el predicamento que algunos desearían y solo interesan a minorías, y en consecuencia, ¿por qué no eliminarlas y excluirlas de momento de ministerios y organismos de la administración de los que se espera cierto apoyo? Que levanten la mano los que se consideren amantes de la ópera, la música clásica, incluso del folklore de los pueblos del país, la poesía, la pintura, aparte Antonio López que gusta a todo el mundo, de tantas y tantas manifestaciones artísticas que por otro lado mueven grandes sumas de dinero… Nos quedaría un mundo de lo más particular, ¿no creen?  Qué bonito sería que nos moviéramos todos con el mismo ritmo, la misma cadencia, a la misma hora, en los mismos lugares y con las mismas cosas, aunque… Bueno, de momento no todo está perdido.

Hay que proteger a las minorías, por supuesto y a veces hasta promover lo que a estos persuade, porque puede ser que sea el desconocimiento lo que impide que el caso no llegue a más gente. Y en esto de los toros, ¿qué les voy a contar? Esto de los toros presenta de primeras muchos obstáculos que parecen insalvables y que solo se pueden superar con el conocimiento, el intentar entender qué hay dentro y alrededor de los toros. Y para conseguir esto, desafortunadamente, los taurinos colaboran más bien poco o nada. Que ellos mismos, los que se quejan de que se arrincone al mundo de los toros, son los primeros que condenan a sus minorías y pretenden y hasta exigen su desaparición total y absoluta. No consienten que nadie ponga en duda ciertas prácticas, al que saca a la luz el fraude lo tildan de derrotista de anti, cuando a veces esa falta de sentido crítico por la que abogan es el mayor de los males de la fiesta de los toros, incluso hasta más que los propios antis. ¿Y por qué digo esto? Muy sencillo, porque si se meten debajo de la alfombra los males, los errores, aquello que carcome en este caso la fiesta, nunca podremos llegar a eliminar la peste y no solo nos fortaleceremos esto que nos apasiona, sino que lo iremos convirtiendo en algo débil. Si atacamos sus fundamentos solo haremos que esto deje de tener sentido.

Pero siguiendo por las minorías, las cuales no son ni buenas, ni malas, ni regulares, solo son minorías, lo que tampoco es admisible es satanizarlas y convertirlas en un enemigo. No puede consentirse que los que gusten de ir a los toros sean unos enemigos a los que batir. Que entre estos puede haber eminencias médicas, grandes artistas, cocineros, hombres de empresa, misioneros en el Congo o simplemente un tío que saluda cordialmente a los vecinos del barrio. No se puede pensar que cuando uno se aficiona a los toros, en ese mismo momento llega Belcebú y le unge con la marca del mal eterno. Porque también, entre otras muchas cosas, estaría bien que se le permitiera a los aficionados explicar su pasión, lo que esta les provoca, lo que esta les genera y lo que es para ellos el toro. Eso sí, cuídense, por favor, de esos entes que unen la falta de toros con la sequía, los toros con la testosterona, el ir a la plaza con un gran botellón y el consumo de alcohol a cubos y hasta con esos que restringen los toros a su españolidad, entre otras cosas, porque la españolidad es mucho más que eso, aunque nadie niegue el carácter profundamente ibérico de los toros, del mismo modo que los toros ya no son desde hace siglos, algo exclusivamente español y de la península, afortunadamente. Dejémonos de tópicos estúpidos, sin sentido y sin ajustarse a la realidad. Y al final, después de dar tantas vueltas, resulta que esto no va de mayorías o minorías.

 

Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:

https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estamos de acuerdo, aún suponiendo que somos una minoría eso no resta ni un ápice, todo merece respeto.