miércoles, 4 de septiembre de 2024

Carreras, carreras y más carreras

La ligazón está reñida con las carreras y el toreo es incompatible con esas horrorosas carreras, aunque haya a quién le emocionen


Habrá quién piense que algunos le damos demasiada importancia a eso de tanta carrerita entre trapazo y trapazo, incluso me dirán que los toreros siempre han tenido que recolocarse después de un muletazo y tienen toda la razón del mundo, pero, y aquí viene el quid, no siempre, solo en casos especiales. Y los casos especiales eran cuando los toros se revolvían como demonios buscando los tobillos, buscando lo que se dejaban atrás. Toros a los que se les habían pegado tres puyazos, a los que se les había castigado con los capotes por abajo, a los que se había tratado de dominar, pero que llegaban a la muleta demasiado levantiscos. En esos casos el espada solía empezar dándole más jarabe de mando por abajo, quizá en esas épocas no habían llegado los tiempos de cuidar al toro, los tiempos de “no atacarle”, en definitiva, otros tiempos. Que los había que ni aún así se les podía reconducir, pero el aficionado vibraba al ver a un hombre peleándose a muleta partida con esa alimaña, porque entonces sí que había alimañas, algunas hasta llevaban esa “A” marcada en la piel; unas con la “A” coronada, otras con unas asas. Y para poder con estos vendavales de casta, unas veces adornada de bravura y otras de mansedumbre, la única receta era el toreo. Que por aquellos entonces no se consideraba, ni había lugar a error, el dar pases. Lo de dar pases, pases y más pases no lo consentían ni ls públicos, ni por supuesto el aficionado y ni muchísimo menos aquel toro. Que poquito aguantaba aquel animal las danzas y el baile del chachachá en sus inmediaciones; que por nada y menos te ponían en órbita y de forma literal.

Pero claro, los tiempos son otros y vaya si lo son. Que ahora lo de las carreras importa muy poquito. Que ahora lo de las carreras resulta imprescindible para los que carecen de lo más esencial del toreo y eso sí, dan pases, o mejor dicho, trapazos. Ahora se te ponen bonitos, atraviesan el trapo, el toro viene y se limitan en el mejor de los casos, a acompañar el viaje, porque también se ha convertido en costumbre eso del señor por un lado, el trapo por otro y el toro… ¡Ay el toro! El toro por dónde Dios, Alá o Shiwa le dé a entender, que ni se pensará si se deja algo detrás, delante o dónde caiga. Ahora solo parece que lo que vale es la foto, una foto en el momento justo en el que está pasando el toro, una imagen estática, ni pensar en lo de antes, la colocación, ni mucho menos en lo de después, el trallazo y la carrerita para recuperar el sitio. Que lo que pasa es que lo que el torero no es capaz de hacer con el engaño, lo tiene que suplir con las piernas. Y aquí viene lo del mando, que es ninguno, porque si no se manda al toro, este, poco a poco, le irá llevando adónde a él le de la gana y así vemos cómo un trasteo puede empezar, caso de la plaza de Madrid, en el tercio frente al burladero de matadores y acaba en el ladoopuesto casi frente a toriles. Porque esa es la querencia del toro. O de la misma forma se va recorriendo medio ruedo al hilo de las tablas, pero con el mismo destino, la estación de toriles, dónde el toro no te va a invitar a un café.

Que me dirán que esto resulta emocionante, que esto “emociona”, gran concepto de esta tauromaquia moderna. Ahora no vamos a ver torear, no vamos a ver lidiar, a ver cómo se puede a un animal, ahora vamos a emocionarnos y en este emocionarse caben muchas cosas, demasiadas. Que ya les digo yo, que si e trata de eso de emocionarse, viendo a un torero pudiendo, con mando, haciendo el toreo, no es que el personal se emocione, es que pierde la chaveta, enloquece y se queda sin palabras, solo puedo soltar exclamaciones que aquí es mejor no reproducir. Pero bueno, si el personal es feliz viendo a señores correr a todo correr, porque con eso se emocionan, ¿quién es nadie para quitarles la ilusión? Si así esto les permite crearse sus ídolos particulares, pues tampoco hay que contarle que si se ha colocado aquí o allí, si solo han pegado medios o cuartos de trapazo, si de repente pegan un tirón a la muleta y echan a correr para cazar el siguiente trapazo, si todo son trallazos si el toro aprieta o si dicen que torean despacio cuando el animalito va a paso de regulares con la lengua fuera, pero ya digo, siempre culminando con eso que parece emocionar tanto, carreras, carreras y más carreras.

Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:

https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html

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