Qué gran tarde, que tarde de emociones, de sensaciones encontradas. Grande, porque con este nuevo horario, hay luz hasta muy tarde; de emociones, porque un ratito antes había caído la mundial y se esperaba que escampara, a ver si al final había toros; y de sensaciones encontradas, pues porque a esa hora unos no sabían si darle a la cerveza, al yintonis o directamente al calimocho, que la elección no era fácil. Pero en estos casos parece que como el pueblo es sabio, pues decidió al instante, se le da a todo y así nadie se enfada. Aunque igual lo vivido en esta tarde del 2 de mayo no tiene nada que ver con ninguna ingesta de sustancias que alteran el entendimiento, simplemente era que en los tendidos había un público muy majo, amable, cariñoso y... un poquito raro. Que daba la sensación de que alguien se había cogido un taco de entradas y se había dedicado a repartirlas por ahí. Tú me caes bien, dos entradas y dos para tu cuñado. Tú pareces simpático, hala, dos entradas más y otra para que te acompañen los suegros, para que tu suegra conozca las Ventas. Y así, hasta llenar casi tres cuartos. Y no faltes, que viene la presidenta, afisioná de las güenas, que ya ni pregunta por qué le ponen faldas a los caballos, ya sabe que es porque cuidan mucho el decoro y no les gusta enseñar las patas.
Pues con este panorama, si todavía alguno esperaba un mínimo de seriedad, pues que siga esperando. Que vaya forma de conmemorar el levantamiento de los madrileños contra los muchachos de Napoleón. Que uno se acordaba de otro 2 de mayo de hace... de una lección de toreo por parte no solo de un madrileño, sino también de uno hijo del barrio de la Guindalera, de al ladito de la plaza. Pues borren cualquier recuerdo, porque si no, ya les digo que se me van a echar a llorar desconsoladamente. Que si mirábamos el cartel encabezado por los de Baltasar Ibán (1º, 2º y 5º) y los de Algarra (3º, 4º y 6º) pues al menos cabía esperanzarse con ver toros, pero si se iba bajando, ahí la cosa ya exigía unas cargas monumentales de optimismo.
Confirmaba Diego García, torero al que se la ha visto hasta la saciedad de novillero. Ya de salida recibió al primer Ibán sin parar de bailar y perdiendo terreno de espaldas a los medios. Que el hombre hasta parecía querer, que si ponía al toro de lejos al caballo, pero ahí el animal ya dejó claro que lo suyo era buscar sus querencias de manso con desesperación, que no le picó el que guardaba la puerta, porque en mitad de esa lidia con poco control, alguien supo apartarlo y reconducirlo al de tanda, para no picarle. Muchas precauciones con la muleta, intentando en principio recargar todo por el pitón derecho, para evitar por el que se vencía con cierto peligro. Trapazos con el pico, enganchones, pero el simpático publico no estaba por afear nada, aquí se jaleaba todo. Y el Ibán aprovechaba la mínima para salir de najas al olor del olivo. Que los había ya calentando palmas y las batieron incluso después de un bajonazo. Pero, si la espada está en lo negro, qué protestan? O será que con el tatatá piden música como en otras latitudes. Pero no, no se pedía música.
Encabezaba el cartel Francisco José Espada, que en los primeros compases ya parecía que sus cualidades lidiadoras no eran para tirar cohetes. No pudo con un animal al que de salida ya le acortaba el viaje, cediendo terreno, sin fijar al animal, que iba a su aire por el ruedo. Ni el del caballo picó, ni el de los cuernos peleó, los dos se quedaron durmiendo el sueño de los justos amparados por un peto. Ya con la pañosa, Espada deleitó con su sinfonía de enganchones, venga a largar tela y sin olvidarse jamás de meter el pico. Venga carreras y más carreras y a acortar en exceso las distancias, medio trapazo y a quitar la tela de golpe, para culminar con una serenata de pinchazos en los que ni por una vez pensó en eso de bajar la mano que dicen que mata, la izquierda y a trompazos, el que gana es el de los cuernos. En su segundo, el cuarto, quiso hacer un alarde de intenciones y lo recibió con largas de rodillas. Según me comentó un aficionado, este cuarto salió con una cornada, igual que el sexto. Algo que nunca se había considerado admisible en la plaza de Madrid, pero... Aquí ya vale todo, lo imaginable y lo inimaginable. Y el espada Espada, pues evidenciando sus escasas capacidades, lo mismo durante la lidia, que en el trasteo. Pico, enganchones lejano, muy vulgar, para terminar subiéndose encima del Algarra, que tal y como estaba la plaza, ya se sabe, eso de meterse entre los pitones es algo que se aprecia mucho en según que latitudes.
El que hacía segundo era Álvaro Lorenzo, que entró sustituyendo al que se anunció en un principio, Rafael de Julia. Si hay algo que hay que reconocerle a Lorenzo es su capacidad para desplegar un repertorio tan vulgar, chabacano e insoportable, como pleno de ausencia de toreo. Como es norma en casi todos los coletudos del momento, lo del capote y la lidia, pues eso, Lidia, la jovencita del quinto. Ni poner un toro en suerte, aunque fuera para que no se le picara. Luego vino lo güeno, lo de los trapazos a tutiplén sin criterio alguno, bueno, sí, dar muchos, muchos. Enganchones, trapazos con el pico, muy fuera, soso, como el de Algarra, que lo mismo se aturullaba, lo que el público jaleaba como si hubiera metido un gol el Escalerilla en la Champions. Metido entre los cuernos para trapacear de uno en uno, que ahora por aquí, que ahora por allí, que ahora le hago cantar, que... insufrible ¿Insufrible? No para todos. Que los había que bieneaban los enganchones como si fuera un natural del Viti ligado con el de pecho. Pero, no los de pecho eran banderazos como para hacer señales a un Fantom para que aterrizase entre las rayas del tercio de las Ventas. Que te distraías un poco y cuando pensabas que ya... ¡Noooo! Ahí seguía y por si fuera poco, unas bernadinas para ofender al mismo don Joaquín. Y tras un bajonazo, pues después de tanto jalear, ¿no le iban a dar un despojo? Pues claro que sí. Faltaría más. Y salió el quinto, había que echar abajo la puerta de Madrid, porque Madrid bastante abajo estaba ya. A este en una vara le dieron lo de toda la corrida, le dejaron estamparse contra el peto y el último de Ibán optó por echarse un sueñecito a pie de peto. Y allí que fue Lorenzo dispuesto a pasear más despojos, siempre con las mismas maneras, pico, uve de la muleta, alargando el brazo en exceso, muy fuera y venga enganchones y más enganchones, con los que el personal vivía en el delirio más absoluto. Venga a volver entre los cuernos, que eso calienta mucho, a una borrica que ya apenas iba y venía. Otro bajonazo aún peor y aunque los enganchófilos se desgañitaban pidiendo el despojo, el señor del palco tuvo la prudencia de aguantarse las ganas. Habría sido ya demasiado una salida a cuestas con dos bajonazos. Que en este caso no habría tenido sentido el pañuelo blanco, pero es que en el otro pasaba tres cuartos de lo mismo y ya vimos lo que pasó.
Y cerraba su tarde histórica Diego garcía, histórica por lo de la confirmación, porque por otros motivos, fue para olvidar. Vamos, para que a estas horas ya no se acuerde. Que es un moderno, se ve en el momento en que su manejo del capote se ciñe a acortar el viaje del toro y terminar el recibo con chicuelinas. Así son estos jóvenes de esta juventud juvenil. Pero lo que sí sí hizo fue llevar el toro al caballo, ¡aleluya! Y lo que no deja de sorprenderme es que si el caballo pisa una raya, si la roza, ya la tenemos, pero el que se coloque el caballo en el seis, eso no parece importarle a nadie. Bueno, seguro que ya me lo explicará alguien que sepa; lo agradeceré. Que el inicio del trasteo hasta pudo hacer pensar a algunos que allí podía haber algo, pero no, inmediatamente se dejó vencer por la modernidad y ya tiró de pico y enganchones, mucho baile y recursos populacheros finales. Que lo de Ibán y Algarra, bien presentados, quizá a excepción del quinto, más cortito y con kilos de más, no fueron nada del otro mundo, pero quizá habrían lucido un poco más, tampoco mucho, no se hagan ilusiones, si hubieran recibido otro trato. Pero el personal no estaba para toros, estaba para ver despojos y ya les digo, que así pasaba, si es que jaleaban hasta los enganchones.
Enlace al programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:
https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html
2 comentarios:
Hola Enrique, pensé en llamarte pero te vi ensimismado con la corrida, jeje. Uno hace balance de la tarde y no destaco nada, ni un simple muletazo, una vara, un capotazo o un par de banderillas. No hablemos ya del ganado. Todo insulso. Todo excepto el público, cuyo comportamiento lo calificaría de bochornoso.
Se daban todos los ingredientes para festejar el 2 de Mayo. Cartel sin tirón alguno (tonto de mí que saqué la entrada) pero con un matador de Fuenlabrada, otro de Toledo y otro de Sanse la media entrada estaba asegurada. Más las entradas que sacamos los tontos de siempre y las regaladas, pues casi juntan los tres cuartos. Que la fiesta lo es más cuanta más gente haya.
Los hooligans, faltones, incultos taurinos casi consiguen sacar a Lorenzo por la puerta grande (en minúsculas por supuesto). Orejas para cortar las hubo, tantas como inoperancia de los actuantes. Los defectos los has descrito perfectamente, no ahondaré en el tema.
Un abrazo, J.Carlos.
Es que te pones a pensarlo y no hay por dónde cogerlo. Si es que no tiene ni pies, ni cabeza. Un abrazo
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