sábado, 9 de mayo de 2015

¿Queda muchoooo? Un mes


La cosa es empezar el camino, ¿no? Pues hala, ya está empezado

Con la ilusión que iba el personal a la plaza, con su almohadilla rayada con los colores patrios, con ese asa de piel repujada, los canapés, los sacos de pipas, la ilusión de volver a ver a los compañeros de localidad con los que tantas siestas y tan pocas alegrías hemos compartido. Hasta el sol se ha moderado y no se ha cebado con los, cada día, menos habitantes del sol en la plaza de Madrid. “Paquita, ¿qué tal estás? Siempre tan guapa y tan elegante. ¿Qué tal Vicente?” “Se ha fugado con la secretaría, me ha dejado por una con las t... más grandes que yo y un c...”. “ Vaya... Pues me alegro mucho de que todo vaya bien
¡Huy que peinado tan mono!”

Bueno, no tiene que ser todo perfecto, ¿no? y si no, que pregunten a esos casi tres cuartos de plaza escasitos que se han hechos presentes para la primera de feria. Toros anunciados de El Cortijillo, pero al final se ha remendado la corrida con cuatro de Lozano Hermanos. Que da lo mismo, porque todo queda en casa, ¿no? Total, ¿qué más da? ¿A quién importa que los toros sean de Pichi, Pochi o el Matute de la Guindalera? Pero siempre los hay que le sacan punta a todo. Vale que parecían novillotes grandes, o no tan grandes, que apenas levantando por encima de los 500 kilos, aún parecían gordos. Imagínense en lo que quedarían si se les hubiese pasado por la sauna diez minutos y volara esa celulitis tan poco estética. Pues eso, novillotes. Que habrá utreros con más cuajo que estas criaturas de la familia Lozano. Mansos como la madre que les p... Muy mansos. Les tocaba el palo y salían rebrincados como si hubieran recibido una descarga en el morrillo. Siempre buscando los terrenos de toriles, corretones, sin fijeza, a lo que colaboraban con extremo celo los maestros, echando la cara arriba en banderillas y saliendo de las suertes con un aire de acémila despistada que no se podía aguantar. Pero tampoco saquen ustedes juicios precipitados, ni piensen que van a tardar en volver a esta plaza los Cortijillos y Cía. Lo mismo el año que viene vuelven, porque si han vuelto esta feria, ¿por qué no lo van a hacer la que viene, presentando los mismos méritos?

También volverá Joselito Adame, aunque esté tan perdido como ha estado en esta primera de feria. A su primero le ha dejado lo que se viene llamando “A su aire”, sin intentar tan siquiera meterlo en las telas. Apretaba por ambos pitones, más por el derecho, especialmente si al fondo se divisa la salida. Lo sacó el torero de su querencia por abajo, para continuar con trapazos por alto dignos de cualquier capa de los que rondaban los pueblos y los gallineros de la España de hace cuarenta años. Un continuo ir y venir y por si faltara poco, el viento. Tedioso, soporífero, pases y más pases, levantando la mano al final del pase, dejándose tocar demasiado la muleta. Lo hecho a su segundo fue casi un calco de lo que puso en práctica al que abría plaza. Este con la cara arriba y haciendo hilo con los banderilleros. Estatuarios de recibo, achuchones por el izquierdo y una retahíla de mantazos abusando del pico y con esa sensación de no saber por dónde seguir. Toro y torero marcharon a la puerta de chiqueros y tras algún trapazo más y dejando que el animal siguiera a su aire, cerró el azteca con un soberbio bajonazo. Que no se puede decir que este sea un torero elegante, estilista y buen lidiador, pero al menos siempre mostró cierta entrega, que en el día del estreno se ha echado mucho de menos.

Pepe Moral es uno de esos toreros que casi siempre nombraban los aficionados cuando hablaban de toreros que pudieran despertar cierto interés. Pues bien, parece ser que el señor Moral quiere acabar con esto y conseguir que nadie se acuerde de él. Muy perdido durante la lidia de sus dos toros, permitiendo que estos corretearan por el ruedo como las cabras en el monte. El toreo bueno, con gusto y templado se transformó en un concierto de trallazos destemplados con la muleta al bies, sin mandar en las embestidas y casi sin acompañar tan siquiera el viaje del toro. En su segundo pareció por unos momentos que iba a descubrir el punto exacto que exigía la faena, descarándose desde los medios, pero todo quedó en una mala representación del torero que sucumbe por falta de firmeza, exceso de precauciones y temores y un quehacer soso, desangelado y sin ninguna sustancia.


Juan del Álamo era esperado especialmente por el paisanaje, ese que le ha llevado en gran medida dónde está, porque si no hubiera sido por ellos igual no estaríamos hablando de los despojos que se le concedieron en otras tardes en esta misma plaza. Ausente y descolocado en los dos primeros tercios de la lidia, dejando que pase el tiempo y transitando por el ruedo como el que está pasando un simple trámite al que no concede la más mínima importancia. Y es que parece mentira que esto no exaspere al público, pero será que este también está de trámite, simplemente a la espera de la muleta. Empezó fuerte su faena al primero, citando desde el centro del ruedo al de los Lozano. Le enganchó bien en el primer muletazo haciendo que el toro se quedara con la tela, pero la excesiva celeridad, falta de temple y de mando restaban valor a lo que allí sucedía. Muy embarullado, cruzando la muleta y pegando muletazos sin sentido, sin pausa, como si fuera un giraldillo. Vulgar y sin gusto alguno, concluyó con unas manoletinas, una entera caída y la consecución de una oreja bastante protestada, pero él ya debe estar acostumbrado a que algunos le digan que no mientras pasea el despojo por el ruedo. La misma receta al sexto, pero con menos ayuda por parte del toro. Pases, pases, pases y más pases, muy mal colocado, hasta que recibió un tantarantán más aparatoso que otra cosa y que afortunadamente quedó en nada. La cuestión es que la tarde transcurrió entre el sopor, el aburrimiento y el sesteo del personal, que de vez en cuando se hacía la misma pregunta y recibía la misma respuesta: ¿Queda muchoooo? Un mes.

6 comentarios:

Luis Cordón Albalá dijo...

Enrique, y todavía no han venido las figuras con sus toretes... ¡¡conque imagínate si todavía nos quedan vivencias y aventuras por descubrir en este mes de toros!! Más que quedar poco para que acabe, me es más apropiado afirmar que ya queda menos para la última semana, que a fin de cuentas, es donde está todo el grano. Ea, que os sea leve hoy con lo del maíz, que yo ando de boda.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Tarde de sopor...
Un Adame sin toros y en su línea guerrillera, pocas pasiones despierta incluso en los de su paisanaje.Pepe Moral, como el Guadiana, un poco desubicado pero de vez en cuando enseñando retazos de buen toreo sin dar esos pasitos que tanto afean. Del Álamo como siempre, desbancando a Rubén Pinar en el escalafón de los imitadores de El Juli. Tanto retorcimiento no puede ser bueno...para su espalda.

Saludos y feliz San Isidro.
J.Carlos

franmmartin dijo...

Porque eché el día de nietos y playa huelvana,que no es mal cambio,no ví (Deo Gratias) el “especcctáculo”,como llama a la corrida, el que dicen último representante en TV de uno de los pueblos que amararon y se aposentaron en "este país" en la antigüedad.
Por tanto no tengo opinión personal sobre el festejo.Pero sí me llama agradablemente la atención , la insistencia de tu comentario sobre todas esas cosas que ocurren el el ruedo ,y que pasan completamente desapercibidas a la inmensa mayoría de la "afisión", incluídos ,naturalmente , los voceros oficiales de la cosa.
Fundamentalmente, la trapacería vergonzosa y rácana del primer tercio , el desentendimiento ¿desconocimiento? de la lidia que exhibe impúdicamente la torería andante.
Todo queda para los naturales y derechazos.
Del banquete que debería de ser una corrida de toros para el aficionado, han quitado el aperitivo,los entremeses,el primer plato,los vinos y han dejado solamente el filete con patatas,como estrella del menú.
No se paran y fijan los toros de salida , a fin de evitarles carreras y capotazos innecesarios,como tú insistes acertadamente cada día.Ni se ponen los toros en suerte reglamentariamente a la hora de picar (antes se multaba frecuentemente por esas prácticas) .Mal porvenir veo a los que pintan las dos rayas concéntricas ,que ya están sobrando en la Tauromaquia 2.0.
Eso ciñéndonos solamente a lo que es la sal y la pimienta de una corrida de toros,lo previo a la ansiada faena de muleta.
Dejemos para mejor ocasión analizar el toreo de muleta,terrenos,querencias, planteamiento de las faenas,duración de las mismas y sobre todo, la suerte de matar ,que no asesinar,toros.
Así está esto,nos conformamos que nos cambien media naranja por una ,que nos fabriquen toretes sin fuerza,sin bravura,sin fiereza.Que casi desparezca el toreo de capa,la suerte de varas,matar los toros con gallardía,por arriba aunque se pinche.
Y mejor no seguir, porque es lo mismo de cada día.
Que Dios bondadoso y el Santo Job, de consuno, os den fuerzas a los que realizáis la verdadera gesta de San Isidro: Resistir 31 días las delicias de la Tauromaquia 2.0.
A ver si Morante da el dia 27 siquiera media verónica ,de esas que llevan al personal al éxtasis y no se habrá dado todo por perdido.
Perdón por lo largo del lamento.

Enrique Martín dijo...

Luis:
Ojalá te equivoques, pero que te equivoques mucho y que aparezcan muchos toros buenos, pero me parece que el tiempo te va a ir dando la razón.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
Es la historia de siempre repetida. Adame no sé, igual se reservaba para otra ocasión, pero el caso es que no le faltan tardes en las ferias. De Pepe Moral esperaba mucho más, sobre todo teniendo en cuenta que en dos tardes no se le han visto ni ganas. Lo de Juan del Álamo es increíble, lo que consiguen los autobuses. Es un torero que igual podía ser otra cosa, pero prefiere quedarse en nada. A mí me recordaba a Juan Cuéllar, lo basto que era y cortaba orejitas paisanas con mucha frecuencia.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Franmartin:
Estás perdonado, perdonado y bendecido y de penitencia lo que has pasado otras tardes de espectador de este esperpento. Hablas de las cosas en que me fijo y es que a medida que avanza la lidia es como si me fuera desinflando y luego me cuesta entusiasmarme con cuatro trapazos, al contrario de lo que parece que les ocurre a muchos, que empiezan con el tono bajo y a medida que llega el último tercio se van animando y esos mismos cuatro trapazos les parece gloria bendita. Será cuestión de estados de ánimo.
Un abrazo