¿No será que algunos no se han dado cuenta de que no le gustan los toros? |
Conocía yo a una joven entusiasta de las hamburguesas, moría
por ellas, pero siempre y cuando la hamburguesa no llevara carne, era
vegetariana; ni lechuga, ni cebolla, le provocaban flatulencias inconvenientes;
ni queso fundido, le hacía bola; ni salsa de tomate, ni mostaza, ni mahonesa,
pues las salsas no eran buenas para la salud. Y acababa con dos trozos de pan y
dos rodajas de tomate y al que le dijera que a ella no le gustaban las
hamburguesas les ponía de hoja perejil, desde ignorante a insano mental, a
carnicero devorador de inocentes animalitos y exhalando a bocanadas el grito de
auxilio de la cebolla ya zampada con gusto. Pues les rogaría a muchos que no se
burlen de mi amiga, no sin antes hacer un profundo y minucioso examen de
conciencia. Porque igual resulta que caen en la cuenta de que hay muchos
aficionadísimos a los toros, exigentes como nadie, según ellos mismos,
conocedores de castas, encastes y dinastías bovinas, vigilantes de lo güeno,
amantes del arte y fieles de la cultura taurómaca a los que a lo mejor no le
gustan los toros.
La verdad es que uno no da crédito. Lo mismo escucha a uno
que parecía que era matador de toros, cuestionar eso de que el toro muriera a
estoque en el ruedo. Otros, como uno de esos mediáticos que con su palabra regulan
el precio del pan, que esto no es tragedia, que esto es el pase bonito y punto.
Luego los que quieren imponer la puya retráctil, esa de te pico, pero no te
pico y si te pico, el respetable no se entera. Que lo de la suerte de varas es
un trámite a minimizar y que cuando ven que el del penco levanta el palo,
rompen en cerrada y entusiasta ovación. No se entiende el toro toro, porque
impide a los maestros expresarse, como si estos tuvieran algo interesante que
decir en el ruedo; no caen en que antes de pronunciar, hay que poder hablar.
Los que se ponen a temblar con la simple visión de un verduguillo o una
puntilla, que será por eso que el banderillero de allá los mares, don Emerson
Pineda, se ha sacado de la manga eso de “el perno cautivo”. Si hasta el nombre
ofende a los amantes de la libertad.
Después de esto yo me pregunto, les pregunto a estos señores
tan humanos, tan humanizados, tan humanistas, tan humanamente maniqueos: ¿A
ustedes realmente les gustan los toros? ¿Sí? ¿Están seguros? Que no es que yo
quiera crearles ningún problema existencial, ni que lleguen al nihilismo
taurino, pero igual estaría bien que le echaran una pensadita a todo esto. Pero
eso ya digo que es cosa suya y ni servidor, ni nadie puede ni hacer amago de
meterse en las cosas personales de cada uno. Eso sí, lo que sí les pido es que
breguen ustedes de la mejor manera que se les ocurra con todo esto y no
pretendan que los demás nos convirtamos a su neotaurinismo sin taurinismo que
ustedes profesan con tanto convencimiento. Déjennos que pidamos el toro, pero
el toro de verdad y que exijamos a los toreros que les toreen, que les lidien,
que les puedan y el que sea capaz, tenga ganas, arrestos y pueda, que haga
arte. No pretendan embaucarnos con esa doctrina de barra de bar de que con el
toro no se puede torear bien y hasta bonito. Con el toro no puede torear el que
no puede, así de simple, ni bonito, ni feo, porque para producir ese arte que a
ustedes les hace que se le licuen las canillas solo hace falta un toro y un
torero. Y quien ponga excusas de que los artistas necesitan un borrego a modo,
entonces es que son borregueros, pero no valen para toreros, son unos
incapaces. ¿Les parece duro? ¡Hombre! Es que esto del toro es muy duro, muy
complicado y como decía el maestro, además es muy peligroso. Si será serio y de
verdad esto, que la cosa va de la vida y la muerte. Difícil de asimilar; por
supuesto, pero esto es así, lo otro, lo suave, lo light, lo blandito, lo amable
al extremo es otra cosa. Que ustedes lo quieren llamar tauromaquia, pero
también mi amiga le llamaba hamburguesa a eso que con tanta pasión defendía.
Qué no pasa nada porque a ustedes no les gusten los toros, porque ustedes
prefieran el ballet al toreo, el mojicón al toro y la juerga verbenera al
toreo. Que no todo el mundo tiene que aficionarse; es más, por mucho que se
empeñen, los toros no puede jamás llegar a ser un espectáculo de masas a la
manera de otros deportes que a muchos les sirven de modelo, aunque no lo
reconozcan. Esto del toro es tan complicado, que como decía Machado, no todo el
mundo tiene la sensibilidad precisa para poder serlo. Que no estamos hablando
de volver a los caballos despanzurrados en el ruedo, ni queremos que se vierta
la sangre de los toreros. Simplemente queremos que el toro tenga opción de
coger al torero en cada embestida y que el torero las libre con su saber y
valor. ¿Duro, eh? Pero así es esto. Quizá esos amigos suyos de los antis se
darían cuenta de que esto va de verdad, que el toro es el rey y no un
instrumento, un mero colaborador. Y por eso los toreros, los que salen
victoriosos de ese juego, el aficionado los convierte en ídolos, en dioses que
alcanzan la eternidad. Porque es el aficionado quien con su memoria conduce a
los toreros a la gloria y los instala allí por los siglos de los siglos. ¿Que
ustedes lo quieren basar en número de trapazos y orejas? Allá cada uno. Eso sí
si lo que quieren es eso de las
puntillas sin apuntillar, puyas sin picar, estoques sin estocadas, toros
sin toro... ¿Seguro que les gustan los toros?
Enlace programa Tendido de Sol del 11 de enero de 2016:
http://www.ivoox.com/tendido-sol-11-enero-2016-audios-mp3_rf_10027889_1.html
4 comentarios:
Que pocos sufridores quedamos...
Enrique, desgraciadamente lo light se está imponiendo en esta sociedad de consumo que tenemos montada, en mi sector quieren hacer embutido light, pero si es light no puede llamarse
embutido porque lleva de todo menos carne.
Lo del programa del Lunes una gozada, matricula de honor,a estos Maestros que tienen poco que ganar en este mundillo y mucho que enseñarnos, es a los que hay que escuchar para saber en que sitio estamos, por desgracia conozco aficionados que buscan enemigos fuera y alaban los argumentos del toreo moderno. Comparto las reflexiones de mi paisana Gloria, y aprender de Marín ese amor hacia el Toro que rezuma en sus explicaciones.
Un abrazo.
Fabad:
Pocos, pero valientes, jejejeje
Un abrazo
Antonio:
Fue una maravilla, una clase magistral, una clase particular de sentir el toreo. Ese rato me lo guardo para mí. Una lección de afición y amor al toro. De Gloria y Marín, ¿qué te voy a decir yo? Si me tienen ganado. De verdad que lo mejor del programa son los tres aficionados que me acompañan y que me lo hacen muy fácil. Y si además me viene el regalo de los que estáis a la escucha, el círculo es perfecto.
Un abrazo y gracias por tu seguimiento y atención
Un abrazo
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