sábado, 2 de junio de 2018

El descaro, la altanería y la desvergüenza distan un mundo de la torería


Habrá que distinguir entre ayudados toreados y los otros

Que afortunados los que este año consiguieron entradas para esta nueva edición de la “Clavelera fashion week”, no se lo podían ni creer, en una misma tarde Apolo y Adonis vestidos de luces, acompañados del Teseo de Beziers, el héroe galo por excelencia de la tauromaquia moderna. Tres prodigios enfrentados a los fieros devora hombres de don Victoriano del Río, más uno de Toros de Cortés. Había que ponerse las mejores galas, el acontecimiento lo merecía, que ya lo decían nuestros mayores, que a los toros hay que ir arreglado, aunque viendo lo que se ve por la plaza de Madrid, algunos más parecen disfrazados, que arreglados. Que se te visten de taurinos y ganas de dan de darles un abrazo para demostrarles solidaridad. Que es muy complicado ser taurino, con la chaquetita “apretá”, que respiran a las seis de la tarde, antes de salir de casa y hasta las diez no les vuelve el aliento al cuerpo. Con esos pantalones “ajustaitos” en los tobillos, para que los que no respiren sean los tobillos. Y aparte de la almohadilla con asa, muy taurina ella, que no falte el “vasaco” king size en una mano y el veguero XXl en la otra, mientras que se sujeta el paquetón de pipas, la entrada, el programa, las gafas de sol, el “movilazo” para guasapear durante la corrida y el bolso de la cari, que ha ido al baño y le ha dicho: sujeta. Y lo bien que lucen que a punto de salir el toro ellos anden todavía atascados en las escaleras de los tendidos. Y que se tropiece la cari y haga puenting desde lo alto de los tacones, porque cómo el cari tenga que echarle una mano, la empapa de yintonis, la abrasa con el puro, la llena de pipas hasta el corbejón y le sacude un almohadillaos en toda la cara, mientras le tapa la cara con la foto del Gaye del programa de mano. ¿No es para ser solidario con estos pobres que a nada que se tuerzan las cosas se les amarga su tarde de toros de este año?

Toros de don Victoriano del Río y uno de Cortés, a cuál más anovillado, comprensible porque si no, los artistas no se expresan, ni componen, ni se sienten a gusto delante de la cara del toro. Flojones como merengues, haciendo imposible cuándo menos, un discretísimo primer tercio. Si se les intentaba picar, se caían, si se les miraba mal, se caían, si se les soplaba, se caían y si se estornudaba cerca, se derrumbaban, así que lo de picar, mandar y someter, para otro día. Mansos, buscando constantemente las tablas y hasta la puerta de toriles. Pero ¡Ojo! Que no nos quejamos, que ya sabemos que esto es lo idóneo para las figuras. Pues vale, permitamos estos mochuelos para estos toreros. Pero, ¡ay! ¡Caramba! Que les dejamos estos aprendices de toro y encima quieren que se les trate como a maestros del toreo. No, hombre, no, o susto o muerte, hay que elegir. 

Corrieron rumores de la ausencia de Castella tras su reciente percance en esta misma plaza, pero al final ha podido hacer el paseíllo y cerrar su gesta isidril, Jandilla, Garcigrande y Victoriano del Río. ¡Escalofriante! Hay que estar ahí. Hay que estar ahí para sujetar a su primer novillo y recibirle con algo más que capotazos sin parara quieto un momento, siempre echando el paso atrás. No se picó, ni se cuidó el primer tercio, por supuesto, y ya en el último tercio, Castella comenzó con muletazos por ambos pitones con la diestra, atravesando el engaño. Mucho enganchón, pensándose demasiado por dónde atacar y el de don Victoriano besando el suelo cada poquito. Acortó distancias muy pronto y el animalito casi solo se podía defender, sin fuerzas y muy aquerenciado en tablas. Mal con la espada y pero con el verduguillo, que habitualmente se resiste a utilizar, sin importarle lo más mínimo el que el animal agonice innecesariamente, dando una imagen no demasiado edificante. Su segundo no aguanto ni el primer capotazo, cuándo ya rodaba por la arena. Sin tercio de varas, comenzó el trasteo de muleta en los medio, dando distancia y pasándoselo por la espalda. La tomó con la diestra, abusando de mala manera del pico y el novillo clavando los pitones en la arena. Le costaba aguantarse en pie. Pico, tandas enganchadas, trapazos por ambos pitones, dejando que le tocara demasiadas veces la tela, hasta concluir con un arrimón muy chabacano, invertidos, banderazos, el péndulo. Que debía pensar el espada que vaya gente tan rara, con lo que estas cosas gustan por ahí. Y así es, gustan por ahí y a muchos de los eventuales que llenaban los tendidos.

Hay dudas para saber si Manzanares era o no quién más tirón tenía del cartel, con una cohorte que siempre le responde y le aclama, es tan… Capotazos por abajo, bregando, para intentar fijar al toro. No obstante, quedó suelto, fue él solito a que no le picaran en la primera vara y a que tampoco le picara el que guardaba la puerta. Se caía constantemente en los comienzos de la faena de muleta, Manzanares sin pararse un momento e intentando poner posturas. Pico exagerado, para acompañar el viaje del novillo, que no tarde en escapar a tablas. Nuevos intentos de pasarle por la muleta y corriendo a toriles, sin que Manzanares consiguiera hacerse con él, dándose más de un garbeo por la plaza detrás del de don Victoriano. El quinto ya salió renqueando de las patas, que para que me entiendan los de la tele, son las manos de atrás, vamos, lo que siempre se ha conocido por patas, cuartos traseros. Inválido y todo, sin apenas apretar al picador, le derribó, quizá por aquello de no agarrarse bien. Una segunda vara inexistente y para adelante. Demasiados muletazos de tanteo al principio de la faena y pico y carreras hasta la saciedad, repitiéndose constantemente y si algo había que añadir, los enganchones. Todo era un merodear a un alma en pena, el toro, intentando poner poses elegantosas, que es lo que ahora llaman componer. Pero poco más había que rascar, a ver si para otro año.

Quizá me habrán creído un loco al cuestionar que Manzanares era el mayor aliciente del cartel, pero, ¿y si les digo que el tercero era Cayetano? ¡Aaaah! La cosa cambia, ¿verdad? Y a él le correspondió el más anovillado de todos, el de Cortes, al que el matador no consiguió sujetar en las telas y allá que se fue a por el caballo, según empezaba a asomar al ruedo. Notó el hierro y pegó un respingo, huyendo como Cayetano escapando de los paparazzi. Un primer puyazo muy trasero y un segundo, al relance, con el de arriba barrenando como si hiciera picadillo. Eso sí el espada andaba por allí, cómo preguntando dónde se tenía que colocar en el tercio de varas. Quizá para otra vez, que le pinten una cruz en el suelo, como en los platós de la tele. Andaba un poquito distraído, sería por eso que en el toro de un compañero se quiso ir antes de que los banderilleros acabaran su labor. Con lo fácil que es contar uno, dos y tres, ver si hay cuatro palos, uno, dos, tres, cuatro y entonces sí, te vas, pero sin molestar a los banderilleros, ni mucho menos poniendo en peligro a estos. Inicio sentado en el estribo, para ya de pie, sacárselo más allá del tercio. La muleta atravesada, medios pases, quitando el engaño sin rematar el pase. El de Cortés ya no podía, le quedaban fuerzas para respirar y poco más, pero Cayetano, errer que erre, a pegar pases. Acortando las distancias, Más pico con la izquierda y no consiguiendo sujetarlo sin que se escapara a las tablas una y otra vez. Estirando mucho el brazo, para evitar apreturas, cómo se decía antes, que corra el aire. Vendavales, podían pasar por allí. Vulgar y muy pesado, cobró una entera caída y el entusiasmado público de este año le pidió la oreja, que don Trinidad muy amablemente, no denegó. Pero claro, no todo el mundo estaba de jarana, había muchos que habían ido a los toros y pensaban que la mediocridad no merece premio. Salió don Cayetano Rivera Ordóñez a recoger la oreja y ante las protestas se paró mirando a los protestotes, no sé si calificarlo como desafiante o simplemente con una chulería que afectaba al sistema gástrico. Serán esas maneras de señorito que debe tener tan arraigadas, que no le permiten aguantar una bronca. Pero no pasa nada, `pensemos que le queda un mundo por aprender, le queda aprender, lo primero a torear, a ser torero, o quizá en distinto orden. Que ha habido maestros, pero de los de verdad y han aguantado mucho más que unos pitos, pero claro, ya digo, eran maestros. Él no tiene más recurso que esa chulería de matón arrabalero, muy elegante, eso sí, pero arrabalero. Que si no le agrada la pitada, rechaza el despojo, saluda y se tapa. Que no está bien, pero al menos demuestra dignidad, renunciando al trofeo que le discuten. Pero no, con esa chulería tan suya, agarró las chinches y se pegó la gira por el ruedo. Que para pasar un mal rato, que no vuelva, que es posible que ni se le eche de menos, pero los a favor y los en contra, también le pagamos su sueldo. Que tampoco le he visto rechazar la pasta. No, eso no entra en sus esquemas de chuleta capitalino. A su segundo le recibió a portagayola. Intentó después sujetarlo rodilla en tierra, pero claro, enseñar el capote no es lo mismo que torear. Se le veían ganas, quizá por salir a cuestas, que pocas veces lo va a tener más fácil. Se llevó el toro al caballo con un airoso galleo, muy de agradecer en estos tiempos de mediocre monotonía, y más tarde un quite por detrás, llevándose el capote a la espalda con una larga, ¡Caramba! Que hay momentos en los que hasta deja ver cierto gusto. El animal se fue descaradamente a toriles, pero se lo llevaron para que empezar el trasteo frente al siete, de rodillas, uno de pecho, llevándolo, aunque se le quería marchar. Fuera de cacho, se volvió a pedir paciencia al público, como si no hubiéramos tenido bastante. Con los años que llevamos esperándole para verle ponerse en su sitio, unos minutos más tampoco nos iban a hacer perder los nervios. Trapazos con el pico, siempre pico y el de Victoriano huyendo a tablas. Más pico dejándosela tocar, le desarma, mientras todo el entusiasmo se iba desmoronando y a pesar de no haber nada, aún hubo quién agitó el pañuelo, no se sabe si para pedir un despojo, lo que sería un tanto rocambolesco, o si era una tímida pañolada a modo de despedida, del torero y de la plaza, aunque un año pasa en seguida y a lo mejor, igual en otoño, si nos enteramos de cuándo hay toros, podemos volver. A ver si para entonces ya nos ha quedado claro a profesionales y público en general, que el descaro, la altanería y la desvergüenza distan un mundo de la torería.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Enrique, para empezar destacar el mal juego del ganado de Victoriano del Río. Hoy callaban los que el otro día criticaban la de Dolores Aguirre y, desde luego, tenían una cara de aburrimiento que era un poema. Unas babosa que no paraban de hacer genuflexiones y con la lengua fuera prácticamente durante toda la lidia. ¿Te imaginas que hubieran sido picados hasta 6 veces como sucedió el otro día? Vamos, ¡que se ponen a llorar en el ruedo!

Castella, curiosamente no fue ovacionado al inicio de la corrida, ¡para que se vea lo que valen algunas puertas grandes baratas! Estuvo bastante apático, seguramente afectado por el percance del Miércoles. Debió haberse quedado en casa y se hubiera ido de la feria con mejor sabor de boca. En los quites estuvo totalmente pasivo, suerte que le acompañaba el que para mí fue el mejor peón de la tarde, pareando decentemente y muy atento en los quites, Roberto Zayas (de gris perla y azabache).

El otro día defendí a Manzanares porque vi que lo intentó y se puso y se los pasó tan cerca, o tan lejos, como Talavante, Pero la plaza es así de caprichosa y permitía a uno lo que recriminaba al otro. Sin embargo ayer dio una imagen completamente distinta. Volvió a aparecer el Manzanares despegado y ventajista de siempre.

Con Cayetano vamos a discrepar en ciertos aspectos. De los tres, el que estuvo más atento en los quites, exceptuamos ese lapsus que comentas de dejar sólo al banderillero en el último par, más fruto del despiste que de apatía. Los detalles toreros de la tarde los puso él, esa forma de poner el toro en suerte en el caballo tuvo mucha torería. En su primero tuvo un inicio muy torero con tres muletazos realmente bellos y de mucho mando. A partir de ahí bajó el tono de la faena pero estuvo mejor colocado que sus compañeros y siempre exponiendo las femorales, como prácticamente no he visto hacer a ningún torero en la feria, incluido Talavante. Por supuesto, la oreja no debió ser concedida y le tuve que protestar. Me pesó porque vi algunos detalles muy buenos pero la plaza no puede caer tan bajo. Ahora bien, me gustaría ver a los críticos protestar otras orejas con el mismo ahínco que hicieron ayer con Cayetano. Destacar el buen manejó del capote en el sexto de Iván García, teniendo en cuenta la condición huidiza del toro.

Bueno, Enrique, ahora viene lo bueno de la Feria. Un abrazo.
J. Carlos

Anónimo dijo...

Entiendo que se hayan tenido que aprobar varias de las reses de ayer, porque las figuras se pudieran caer del cartel. En el pecado la penitencia, corrida descastada, floja mansa y muy poco apta para el triunfo que pretenden sus matadores. Me aburrí y me fui del club a la mitad de faena del tercero. Espero con ganas las corridas a partir del domingo con la esperanza de no sufrir una decepción y que los empresarios vuelvan a repetir aquello de que las ganaderías consideradas duras, no "sirven". Por cierto doña Cristina y el sr. Rincón estarían mejor si permanecieran callados durante mas tiempo. Un saludo. Rigores.

Jose Angel dijo...

Los de Dolores Aguirre una mierda. Los de Vitoriano del Río una mierda. los de La Quinta una mierda. Yo veo los toros por la tele desde que me dí cuenta del cuento chino de que buscamos la bravura que humille. Hasta Victorino ha echado agua al vino. Ver un buen toro bien toreado es un milagro. Cuando de seis toros embistan bien tres, que me llamen a casa. No pierdo más tiempo.
Saludos

Anónimo dijo...

La tradicional afición es molesta para el fraude y la quieren acallar.Lo peor es que la falta de fondo,la pobre presentación,las ventajas abusando de pico,colocación fuera de cacho,a los de aluvión poco les importa,lo celebran y los de tv y prensa lo jalean todo.Es una demostración que el futuro no les importa.
M.D.S.

Jose Angel dijo...

Los de Miura una mierda.

Jose Angel dijo...

Para anónimo.
Y, los supuestos aficionados, cuando a un toro intoreable se le machetea silban. Y hasta los hay que vocéan"¡¡¡torealo!!!"¿Quien entiende esto?. Creo que cobradiezmos es el ideal de toro, pero dudo de que ni siquiera a Vitorinín le guste que salgan muchos así.
Saludos.

Jose Angel dijo...

El fraude es consustancial a la fiesta, por lo menos en España desde hace muchísimos años. Y, para rematar, fue consagrado por una ley del conocido electricista señor Corcuera. En Francia, por lo menos en algunas plazas, casi se puede garantizar que no existe. Por dar ideas ¿por qué no se hacen empresarios pongamos por caso la asociación del toro de Madrid y aficionados similares, con una plaza de tercera próxima a Madrid y se garantizan a sí mismos y a todos los que quieran ir corridas íntegras? . Es lo que harían en Francia si tuvieran un problema similar. Lo han hecho en Ceret. Pero a Ceret no van figuras.
Gritar sin poner dinero está al alcance de cualquiera con buena garganta.
Saludos.