lunes, 29 de abril de 2019

Un señor que nunca se va a ir

Un día de agosto un semental de Cuadri me hablo del saber y el estar de don Fernando



Saltó la noticia, don Fernando Cuadri se retira, se va a tomar un descanso. Pues enhorabuena, que bien ganado se lo tiene y enhorabuena, porque esa labor que viene realizando desde hace casi medio siglo, se lo permiten. Leía en el Retoñal que han sido cuarenta y seis años; pocos son para el aficionado a los toros, a quienes les gustaría que estuviera a pie de campo otros cuarenta y seis y cuarenta y seis años más. ¿Egoístas? Al extremo. Pero no creo que haya que apenarse, ni rasgarse las vestiduras, porque don Fernando no va a dejar de estar, que estoy convencido que ni exiliándole a la fuerza a la isla de Santa Elena se apartaría de lo que es Comeuñas. No acudirá cada mañana al campo, dispuesto a ajustarse los zahones y subirse al caballo, pero siempre estará y seguro que toda su gente seguirá sintiendo su presencia.

Los más grandes no necesitan estar permanentemente en el timón, no lo necesitan; eso quedaba para los capataces en los galeones, que sin el látigo, no había quién diera un palo al agua, al contrario que los buenos patrones de barco, con la tripulación tan bien engranada, que desde el capitán al grumete, todos saben cuál es su sitio. El legado dejado por don Fernando seguirá marcando el rumbo de la nao capitana del campo bravo, Cuadri. Y en caso de dudas, si asoma el temporal, seguro que acompañará a los suyos en el puente de mando. Entre otras cosas, porque no debemos olvidar un hecho incuestionable, que este señor, sobre todo, es aficionado y de los buenos y esa afición implica el estar siempre disponible cuando el toro llama.

Lo de ser ganadero debe ser una de las cosas más complicadas que existen bajo el cielo, dónde se pueden tener atados todos los cabos y de repente llega el toro y lo pone todo al revés, pero estoy convencido de que esto, el toro, no ha sido lo más arduo para el ganadero, entre otras cosas, por su saber y esa condición de buen aficionado y cuenta con que, cómo reza el dicho, “el hombre propone, Dios dispone, llega el toro y todo lo descompone”. Quizá estas sorpresas, estos imprevistos sean un aliciente más para seguir en este camino. Pero quizá sean otros elementos los que puedan hacer especialmente duro este caminar en el mundo de los toros, las críticas mal intencionadas, las que parecen más bien responder a situaciones y deseos que nada tienen que ver con el toro. Los exabruptos de esos que quieren que el toro, toro fracase, para lanzarse con ansias desmedidas a ensalzar el medio toro. Esos que abominan de la casta, porque los de su cuerda no pueden con ella, los mismos que no son capaces de ganarse el cielo y se tienen que conformar con intentar mandar al purgatorio a los que no rehúyen el mirarla a los ojos cada tarde que se visten de luces. Esos mismos que esperan un solo toro que salga complicado para repetir esa salmodia del incapaz: ¿y eso es lo que queréis? Pues sí, eso es lo que queremos y lo que don Fernando ha criado desde hace más de cuarenta años.

Quizá habrá algún ingenuo que se frote las manos pensando que con don Fernando se va el toro de verdad, pero hasta en esto descubren su ingenuidad. Parecen no darse cuenta de que en esa casa se ha trabajado para crear, mantener y enaltecer al toro de Cuadri, no al de don Celestino, ni a la de don Fernando, ni al de nadie más. La historia de esta casa se traduce en la proyección de una idea de la fiesta, una idea de toro, sobre un animal con unas marcadas señas de identidad. Quizá don Fernando se aparte de la primera línea y dejará que sean los que vienen detrás los que pongan la cara, pero don Fernando no se va, es imposible, porque su labor sigue ahí y siempre estará vigente. Que la presencia que queda es la de una idea, una filosofía, una forma de hacer y de entender. Todo esto es lo que nos hace entender que don Fernando Cuadri siempre será un señor que nunca se va a ir.

Enlace programa Tendido de Sol del 28 de abril de 2019:

4 comentarios:

MARIN dijo...

Todavía recuerdo a Revisor ahí mirándote de frente en la tapia. Estaba ya mayor, y los días se le empezaban a caer como las hojas caían del calendario Enrique. Pero aguantó el tiempo suficiente para transmitirte lo que es esa casa. Como bien dices, que nadie se piense que Fernando se va a desentender de la ganadería, y que nadie se piense que con Fernando se acaba una filosofía de toro encastado. Los que vienen detrás simplemente van a seguir con una idea que un día implantara D. Celestino.
Fernando es ingeniero industrial, y como el dice, "por la mañana cría toros y por la tarde gana dinero para poder vivir". Pues igual va seguir la cosa, lo que pasa es que todos a veces nos cansamos cuando nos llega la edad. Así de sencillo. Pero para los afortunados como tu y como yo, seguirá estando siempre en Comeuñas para poder seguir aprendiendo.

Preciosa la entrada. Enhorabuena y un abrazo grande grande

Enrique Martín dijo...

Marín:
Que charla más buena tuve con Revisor, aunque casi no me dejó meter baza, todo lo hablaba él. Y la enhorabuena os la tengo que dar a vosotros, por tener eso allí, por poder disfrutar de los sabios charlando de toros. Y la enhorabuena a mí, la más grande, por tener amigos como el que tengo en Trigueros. Eso sí que es para felicitarme.
Un abrazo muy fuerte.

Anónimo dijo...

Ganadero en el que deben mirarse muchos con esa denominación. Honrado, seguro y humilde, al que no le pesaba reconocer que sus toros no habían estado bien, (igual que Victorino), siguiendo fielmente lo que D. Celestino comenzó, a pesar de las dificultades que eso entrañaba, por la cortedad de su ganadería. Un deleite poder hablar con el y sobre todo escucharle, un pozo de sabiduría taurina. Por supuesto que este señor no va a abandonar sus animales, ya que eso sería como abandonar el sentido de su existencia. Seguirá por siempre en Comeuñas, cuidando y criando a sus encastados toros. Rigores.

Enrique Martín dijo...

Rigores:
Creo que todos los aficionados tenemos que agradecerle a don Fernando su afición y su aguante durante tanto tiempo.
Un abrazo fuerte