lunes, 11 de octubre de 2021

Échate un cantencito y que viva la juerga

Érase una vez un toro que empujaba y romaneaba y un picador que agarrado a la divisa dejaba un puyazo en lo alto del morrillo. Érase, que ya no se es

Si ustedes me van a venir ahora con que esto de los toros es algo muy serio, paren el carro, que esto es juerga pura, pura diversión y no me vengan que a los toros van a emocionarse, que a los toros uno va a divertirse y todo recurso es válido. Que lo mismo me vale una orgía de alcohol chorreando por los tendidos, que unas voces dando vivas hasta al del carro de los helados, que el que de repente se levante una señora y me cante la del Soto del Parral de pe a pa, con sus oberturas, interludios y danzas de sombras chinescas. Y al que no le guste, que se vaya a los toros a las Ventas, que allí son todos unos siesos del co… ¿Cómo? ¿Qué eso pasa en las Ventas desde que abrió sus puertas después de la pandemia? Bueno, sí y no, todo sí, pero lo del cantecito es algo nuevo y vista la respuesta, igual no hay bemoles de volver a afinar el gaznate para entonar loas al divismo torero de algunos. Que ya hay que ser… En fin.

Un cartel que seguro que sería aclamado hasta el infinito por las gentes de esas plazas de Dios, pero como en Madrid son unos siesos, los abonados hasta remolonean y van, pues por lo que van. Toros de Santiago Domecq, remendados por dos de la Ventana del Puerto, para los afamados matadores Julián López el Juli, maestro del mando y dominio… en los despachos, Miguel Ángel Perera el de la sonrisa congelada, y Daniel Luque, el amigo del mundo, de niños y mayores, la simpatía en cajitas de seis, aunque igual algún lote le ha caducado y ya no hace efecto de tanta simpatía.

Una corrida de saldos, que igual es que cuesta encontrar toros en el campo para Madrid, o quizá el enunciado correcto sea que cuesta encontrar toros en el campo para Madrid para que los toreen las figuritas. Al Juli le echaron de primeras uno justito, justito, pero regordete, que los kilos siempre hacen parecer a algunos que ahí hay más de lo que hay, aunque no haya apenas nada. Si acaso se le pegó un rasguño en el caballo, al que el matador no se dignó a conducirlo. Se reservaba para la muleta, donde desde el primer muletazo por abajo ya empezó a tirar de pico, para qué iba a esperar más. A ver por el izquierdo, nada, el animal ya no podía ni levantar las cejas para saludar. A su segundo, de la Ventana del Puerto, apenas se le pico, trasero, y eso que el animalito hizo amago de poder echar abajo al penco, pero nada, pura ilusión. La misma que esperar que el dominio del Juli se hiciera presente en el último tercio, pero nada, todo es pura ilusión. Muletazos ventajistas siempre con el pico y pegándose una carrerita a cada trapazo, lo mismo por uno que por otro lado, dejando además que el animal le tocara demasiadas veces el engaño. Y como guinda, esa espectacular y tramposa forma de entrar a matar, escapando a la carrera de la suerte. Otra vez será.

Miguel Ángel Perera recibió a su primero, un zambombo con más kilos que trapío, con verónicas en las que aguantó dos quieto, tirando con la puntita del capote y el animalito ya pedía socorro. Picotazo en la paletilla, para desplomarse al salir del peto, mientras le ofrecían los capotes por las nubes. Bien Curro Javier pareando al derrengadito de la Ventana del Puerto. Y para encender los ánimos del personal, a Perera se le ocurrió sorprender desde los medios con trapazos por detrás, por delante, que eso siempre anima al pueblo. Luego, pues, ¿ustedes han visto alguna vez una faena de perera? Pues eso, ya las han visto todas, incluida la de este segundo. Pico, siempre muy fuera, apelotonando trapazos y con la zurda de uno en uno y teniéndose que recolocar constantemente, muy encima, que eso también gusta, el péndulo, enganchones, todo ello coronado por un tan solemne como infame bajonazo. ¡Ea, ahí queda eso! Su segundo, de la ganadería titular, ya salió arrastrándose. Lo de hablar de picar, pues imaginen, si acaso, si acaso, un arañazo. Le dio distancia, pero al toro le pesaba hasta el aire que respiraba. Trapazos anodinos, ventajistas, para acabar metido entre los cuernos, a ver si así le cantaban otra pieza del acervo popular, que la primera no pudimos ni identificarla, ni disfrutarla; quizá si la plaza fuera más chica y más proclive a esas manifestaciones espontáneas y tan sentidas. Pero no habría estado mal que le hubieran dedicado “la chica del 17”, “la pulga” o “Sombrero ay mi sombrero”, pero la artista, viendo la acogida inicial, desistió y eso que hubo una voz desde allá el siete, que le pidió que se cantara algo. La inquietud surgió cuando otro motivado lanzó un ¡Viva los toreros extremeños! Y la gente, que es muy mal pensada, atando cabos de aquí y de allá, se vieron en que este extremeño se pedía el sobrero y…

Daniel Luque dicen que está en un momento que para si querrían muchos, incluyendo la sarta de inválidos que nos han echado en esta magna y fabulosa feria de Otoño, por la que habría que preguntar a su promotor el señor Casas, si es que ha visto alguno de los festejos que él mismo perpetró. Le salió un animalito al que ni los kilos podían tapar, escuchimizadillo. Recibo a la verónica, con algunas de ellas tirando del toro, aunque sin mayor alarde. Podría decir que le dieron dos puyazos traseros, pero ya les digo que eso sería ser benévolo en exceso. Sobre todo el segundo, casi más allá de mitad del tomo. Poco picado, pero en un sitio nefasto. Inició el trasteo con latigazos por abajo, para después continuar con el pico, sin parar quieto ni en uno. Se le notaba algo aperreado con el animalito, sin mando, sin poder con él. Una perfecta conjunción de trapazos y baile, sin conducir nunca la embestida, el toro le toreaba a él, lo que no quita que el personal se entusiasmara. Así es el público, que tras una entera y contraria decidió pedir la oreja, que muy amablemente concedieron los mulilleros, que pacientemente esperaron reteniendo el tiro de acémilas hasta que el usía sacó el pañuelo blanco. Al sexto tampoco le picaron, lo que no quita que le pusieran el palo más allá de lo que sería recomendable. Eso sí, el personal aplaudía a rabiar el no picar, que eso gusta mucho por ahí. Para que luego sigan que en Madrid no hay buena gente que lo aplaude todo. Si hasta aclamaron dos pares de Javier Ambel el quinto, pretendiendo que se desmonterara y al torero le dio vergüenza y tímidamente se descubrió en el burladero, que solo le faltaba decir que no aplaudieran más, que había sido todo a cabeza pasada, pero que bastante. Que se fijaran más para otra vez. Pero bueno, a lo que íbamos, el sexto de Luque, al que parecía que podría sacarle algo y arañar un segundo despojo, pero poquito aguantó el sevillano. En la primera tanta que se le venía rebrincadito ya se borró. Quizá con un poquito más de mando habría evitado que se le revolviera, el que se acabara liando solo, el acabar aperreado y poniéndose un poquito chabacano y vulgarote. Que igual ustedes pueden pensar que fue una tarde desastrosa, que no entendería de dónde se sacan eso, porque anda que no los había que a la mínima gritaban eso de échate un cantencito y que viva la juerga.

 

Enlace Programa Tendido de Sol Hablemos de Toros del 10 de Octubre de 2021:

https://www.ivoox.com/tendido-sol-hablemos-toros-del-10-audios-mp3_rf_76613484_1.html

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