Joselito quería hacer accesibles a todos los Toros y ahora hay quién, con la mente mucho más estrecha, quiere echar a aquellos que el Rey de los Toreros quería recibir y que le vieran torear. |
Ahora ya lo tenemos claro, ya sabemos a qué atenernos, lo de
ir a los toros es un lujo, porque los toros, o la “tauromaquia” es un
espectáculo de lujo. ¿Se acuerdan de aquello de que es cultura y que es del
pueblo? Pues a tomar… ahora es de lujo y el que quiera ir a los toros, que lo
pague y bien pagado. Que al final nos dicen que todos somos iguales y vamos y
nos lo creemos. Pues no, a partir de ahora, el acceso a la plaza estará
limitado a los que puedan pagárselo con creces. ¡Joer! Pues les prometo que yo
me llegué a creer eso de la igualdad, de que esto era un espectáculo nacido del
pueblo y para el pueblo, pero no, como si fuera un monarca absolutista, en
cuatro frases el señor Casas ya nos ha aclarado las cosas, todos a la calle,
menos los que tienen el riñón bien cubierto y van tirando los billetes de
cincuenta como el que tira las pelotillas de los bolsillos del abrigo cuando
vuelve el frío. Que uno se creía que imitaría a José I, que devolvió los toros
al pueblo allá por… O que continuaría con la idea de Joselito, de hacer los
toros accesibles a todo el mundo y que no dejaran de ir a verle por no tener
dinero para una entrada. Pero no, usted viaja por libre por esas nubes de su
“Tauromaquia”, que nadie sabe adónde quiere llevar, quizá usted tampoco sepa
cuál es el lugar de destino, simplemente se dedicar a pegar bandazos y si en
cada uno de ellos echa a unos cuantos que no le son agradables, mejor. Eso sí,
le tengo que reconocer un gran mérito, un mérito para el que no todo el mundo
está cualificado. Usted siempre encuentra una justificación a todos sus
atropellos y las suelta así, con desparpajo, sin despeinarse, que ya viene
despeinado de casa y además muy estiloso, que ahora resulta que se ha propuesto
darle categoría a la “Tauromaquia”, subiendo los precios desproporcionada,
injustificable e injustamente, porque injusta es toda medida que excluya a
alguien y mucho más si los excluidos son los que más dificultades tienen para
acceder a un derecho tan básico y tan democrático como es la cultura. Porque
creo que coincidimos en que los Toros son cultura, ¿no? O quizá su
“Tauromaquia” no lo es y solo estamos hablando de un negocio de unos pocos para
esquilmar el bolsillo de la mayoría.
Que menos mal que ha llegado usted a las ventas para dar
categoría a esta plaza, ¡Alabado sea el Señor! Después de 90 años de las ventas
y varios siglos de la plaza de Madrid, hemos tenido que esperar su advenimiento
para que esta alcanzara la categoría que usted supone que no tenía. Que bueno,
puestos a categorizar, ya tenemos los ejemplos de otras plazas en las que el
modelo es el mismo. Una gestión nefasta, insultante a los ojos de los
aficionados, arrasar y esquilmar la afición de esos lugares y después de
sembrar sus campos de sal, empezar a tirar bocados a diestro y siniestro, no sé
si preparando la huida mientras busca su próxima víctima. ¿Nunca ha pensado que
la categoría viene de los carteles, unos carteles construidos a partir de la
integridad del toro? Pero usted nunca ha
pensado en algo tan básico para los Toros y la afición, usted solo piensa en
imponer su “Tauromaquia” allá dónde va y en este caso la plaza de Madrid. Para
usted, la forma de engrandecer las Ventas es montando unas ferias infumables en
las que solo concibe la presencia de las figuras con los toros de las figuras y
atrayendo a un público que de momento solo sabe de las figuras, quizá porque
son los que más salen en la tele de las figuras, en esta fiesta actual en las
que esas figuras y los que les gestionan sus cosas no permiten que nada se
aparte ni un milímetro de su idea de espectáculo tramposo, fraudulento y que
cada vez atrae a menos público a las plazas.
Y todavía se atreve a decir que en esto no hay subvenciones.
Pero, ¿subvenciones para qué y para quién? ¿Para contratar a Juli, Roca rey o
Manzanares? ¿Para comprarle toda la camada de Fuente Ymbro y a otros ganaderos
que no crían toros, sino productos en sus macrofactorías? Que podíamos pensar
que igual usted no ha entendido Madrid, ni ha tenido quién se lo explicara,
pero es que a usted eso le ha importado siempre bien poco y no creo que por un
lado el señor Garrido, el señor Abellán o la señora Ayuso y en su día los
Choperitas, supieran contar lo que ha sido esta plaza. Uno, que decía que tenía
abono desde los diez años en el tendido 2, pero que se ve que no le aprovechó,
estaría jugando a vender cruceros por el Manzanares, Jarama y el Alberche. Otro
que de torero no entró nunca en esta plaza, que sí que hizo el paseíllo muchas
veces, pero ya sabe eso de que él entró en Madrid, pero Madrid nunca entró en
él y que además parece tener ahí una cuenta pendiente con esta plaza, quizá por
eso, por no haber logrado jamás ser uno de los suyos. Y la otra, la señora
Ayuso, que no creo que entrara en la plaza ni para ver a Loquillo, ni mucho
menos a Serrat, porque no me suena que Norma Duval actuara en las Ventas, ¿no?
Pero usted sigue a lo suyo, que no es otra cosa que eso, imponer su
“Tauromaquia” aplastando una historia gloriosa, una tradición, un sentimiento,
una forma de entender los Toros quizá especialmente particular, que hay que
reconocer que nunca entendieron ni los mediocres, ni los miserables, pero que
siempre aclamaron los más grandes. Que logrará expulsar y apartar a quienes no
puedan sacarse un abono, a quienes ya no puedan pagar esas cantidades durante
toda una temporada, pero tenga en cuenta que igual se quede con los que alcen
la voz en busca de su minuto de gloria aunque luego traguen quizá abducidos por
un incomprensible síndrome de Estocolmo. Pero habrá perdido el corazón, el alma
de una plaza, de una fiesta y aunque a usted no le guste que estén siempre
hablando de los precios, que no entienden que esto es un espectáculo de lujo,
sin estos, su plaza, porque se habrá apropiado de ella, se quedará en nada, en
un edificio tan ruinoso como ya lo son las piedras que ahora dicen que son las
Ventas. Tendrá solo piedras, piedras apelotonadas que se vendrán abajo en
cuanto sople el viento, porque la argamasa, lo que une esas piedras y da
estabilidad y garantiza el futuro, la afición, ya no estará ni para protestarle
más subidas de precios. Pero usted no se canse y siga contándonos que es el
lujo de ir a los Toros.
Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:
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