martes, 29 de septiembre de 2015

La ilusión de ser torero y el sueño de llegar a serlo


 
La portada de un sueño



Es posible que la mayoría de los aficionados a los toros en algún momento dijeron aquello de “Quiero ser torero”, a los cuatro, cinco, seis años o algunos, ya los menos, a los 16 o 17. Es una de esas ilusiones que aunque la realidad las mantenga a raya de por vida, dejan un regusto que con nada se puede comparar. ¿Cabe cosa más grande en el corazón de un crío? ¡Ser torero! Emociona y conmueve con solo oírlo decir. Con el paso de los años, unos vieron sin dificultad que la providencia no les había llamado por esos caminos y se apartaron, aficionados, pero alejados de posibles mamporros y dejando brotar su arte solo con las toallas, manteles o paños de cocina; y no me lo van a negar, ¿verdad? Pero los hay que no solo no se les calma esa fiebre, sino que sube la temperatura y sube y sube, hasta que no tienen otro remedio que irse a una escuela de tauromaquia. Les abren la puerta del toreo y entran sin hacer ruido, pero con toda la intención de poder atronar en todas las plazas delante del toro. Eso es ser torero, humildad, ambición y querer ser, con unas dosis infinitas de afición.

Y, ¿por qué todo esto? Pues porque en estos días tan tormentosos para la Escuela de Tauromaquia Marcial Lalanda, de Madrid, uno ha decidido sacar a la luz un adelanto de un trabajo que de momento duerme en un cajón a la espera de que se puedan reunir los recursos suficientes para su publicación o de que un espíritu aficionado se decida a hacer posible otra ilusión, la mía de ver impreso este mi “Quiero ser torero”, una historia en cómic que quiere contar una de tantas de muchos chavales que se sintieron atraídos por el toro. Ni responde a una realidad concreta, ni deja de hacerlo. Aquella idea que surgió un día en una cena con amigos y que trazo a trazo fue tomando cuerpo, me permito presentársela, deseando mostrar mi apoyo a todos los chavales de la escuela, a todos los que entraron un día en aquel rincón del Batán, independientemente de que luego vistieran de luces o no. Luego, esta historia, mi “Quiero ser torero”, seguirá reposando a la espera de que algún día mi sueño se vea hecho realidad.


A todos los que han vivido esa ilusión y ese sueño en todas las escuelas taurinas, escuelas de hombres y también de toreros. Va por ustedes, por los toreros y por todos los que un día, una vez en la vida dijeron eso de “Quiero ser Torero”.










8 comentarios:

Luis Cordón Albalá dijo...

Enrique, soy testigo de este proyecto, y aunque cuando le eché un ojo solo lo hice muy superficialmente (por propia voluntad, para no adelantar sorpresas), más o menos puedo imaginarme el desenlace de esta historia. Es por ello por lo que estoy deseando que este proyecto se haga pronto realidad y pueda así conocer esta historia que, a priori, se me presenta muy emocionante, bonita e incluso de imprescindible uso para todo aquel que quiera ser torero. Espero noticias fructíferas.
Un abrazo.

Pedro dijo...

Si te gustan los toros no puedes dejar de pasar por La Taurina, un restaurante a escasos metros de la Puerta del Sol repleto de temática taurina y con comida típica y tradicional española. ¡Disfruta de Madrid con La Taurina! Visita nuestra web y solicita información de comidas y cenas para grupos. Un saludo! http://www.lataurina.com/

Enrique Martín dijo...

Luis:
Ojalá que lo veas, y yo, claro, impreso en papel a no mucho tardar. Todo se andará. Te aseguro que tú serás de los primeros que se enteren de cualquier avance.
Un abrazo

Anónimo dijo...

A Pedro hay que decirle que de lo dicho a la VERDAD hay más diferencia que entre el día y la noche.

Juan Miguel

Enrique Martín dijo...

Juan MIguel:
No acabo de saber muy bien a qué Pedro te refieres, pero la conclusión es esa, lo que se dice que del dicho al hecho...
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Perdona Juan Miguel, acabo de ver el comentario de Pedro, mis disculpas. Y ahora todavía coincido mucho más con tu comentario.
Un saludo y de nuevo mis disculpas.

MARIN dijo...

Enrique:
Creías que no me iba a pasar por esta entrada?. Pues no podía faltar en una entrada que sabes de primera mano la ilusión que me hace, y nunca mejor elegida en el tiempo para darla a conocer. Creo que es un proyecto ejemplo para todo aficionado, para que pueda hacerse una idea de lo duro que es llegar a ser matador de toros. Tremendamente bien desarrollada, y de la mano de una pluma perfecta para tal causa, que aparte de lo que aprendió del mejor maestro que pueda tener un aficionado, es como una esponja para plasmar a la perfección lo que los protagonistas de la historia (en sus miles de caras reales) seguro que le han ido transmitiendo.

Yo ya estoy como loco esperando para verlo impreso en papel, pero ya no solo por mi, sino para regalársela a mis sobrinos, a los hijos de amigos etc, para que se eduquen en la verdadera tauromaquia. Gracias amigo Enrique, y que ojalá pronto nos des la alegría de que ya está en marcha el asunto.

Un abrazo.

Enrique Martín dijo...

Marín:
Sabes de sobra que entre esas historias hay mucho tuyo, historias verdaderas, reales, que son las que hacen al hombre, imprescindible para ser torero.
Ojalá pueda dedicarte un ejemplar para ti.
Un abrazo