Con toda mi corporación local |
Ya está, me he liado la manta a la cabeza y me he decidido:
me presento a las próximas elecciones a la alcaldía de Madrid. Que no, que no,
que no me quieran quitar la idea de la cabeza, que ya está pensao y repensao,
que le he dedicado el tiempo que va del aperitivo a la comida y en esos cinco
minutos lo he meditado muy detenidamente. Las cosas hay que pensarlas y uno no
se puede echar al ruedo así por las buenas. Y digo más, no hago otra cosa que
seguir el ejemplo de la señá Manuela, tanto en esto, como en el programa que
voy a poner en práctica. ¿No decide ella quitarse del medio lo que no le gusta?
Pues servidor también. Y si a alguien le molesta, que se vaya de Madrid, qué
digo de Madrid, de la España entera. Que luego para criticar siempre hay bocas,
que uno va por ahí y no para de escuchar a los insatisfechos atacar a todo el
mundo, que no te dejan tomarte el vermú o la cañita a gusto. Si es que al final
no va a haber quien vaya a los bares. ¡Coño! Si se quieren quejar, que vayan a
la OCU, al Ayuntamiento, que voten a otros, que pidan hojas de reclamaciones,
que pasen reclamaciones por el registro de los organismos oficiales, pero que
nos dejen vivir.
Aquí les expongo mi programa electoral, que no se piensen
que es para pedir su aprobación, ni consejo, ni na’ de na’, al que no le guste,
ya saben, que se vaya de España. Eso sí, durante la campaña les pasaré la mano
por el hombro, campechanamente me mezclaré con ustedes en las celebraciones
populares, abrazaré niños, besaré a las señoras de edad, trataré a los ancianos
como si fueran imbéciles y se acabaran de caer de un guindo, guiñaré el ojo a
los jóvenes, así como si fuera su colega, bailaré la Macarena, les hablaré y
les hablaré, pero sin decir nada, en fin, lo habitual de las campañas. Y ya
vale de preámbulos. Vamos al lío. Estas son mis medidas:
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Eliminaré el Bicimad y prohibiré circular
en bicicleta por la capital, pues servidor no sabe montar en bici y a mi edad
no lo veo ya muy factible.
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Se prohibirán las pescaderías y se
erradicarán de los mercados de abastos, mercados, hipermercados, súpermercados,
minimarkets y hasta de las tiendas de los chinos, porque no me gusta el pescado
y me recuerda la represión infantil que sufría cuando me obligaban a comerme la
merluza rebozada. Me traumaticé, así de claro.
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Queda prohibido el consumo del gazpacho
en lugares públicos y privados, por la misma razón de lo del pescado.
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Se eliminará el Estadio Bernabeu, se
prohibirá cualquier sentimiento o acto de adhesión a dicho club, que por otra
parte deberá desaparecer en el plazo de “en seguida”. Igualmente se hará
desaparecer cualquier posible referencia a dicho club, como la editorial
Santillana, la calle Velázquez, la estatua de Velázquez, el Domingo de Ramos,
los cristianos, el nombre de Raúl y, por supuesto, nadie se llamará ya jamás
Santiago. Y el color blanco será “el clarito”. ¿Qué pasa? Yo soy del Aleti.
Estoy en mi derecho, ¿no? Si a mí no me gusta, ¿por qué no lo puedo hacer?
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Se cerrarán todas las piscinas de la
capital, porque a mí no me gusta bañarme en las piscinas, y si acaso podrán
continuar su actividad solo aquellas que tengan el agua calentita.
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Se suprimirá toda actividad que se
realice por las mañanas, que a mí no me gusta madrugar.
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Se impondrá la asistencia a las corridas
de toros al menos una vez a la semana, porque a mí me gustan los toros y
considero que eso es algo bueno para todo el mundo. Y aplaudirán y protestarán
a quienes yo diga, que para eso soy el alcalde.
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En lugar de conciertos de cantautores,
solo habrá pasodobles, copla y música de los Beatles, así que los Rollings, ni
hablar. Si acaso Queen y Pavarotti.
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Se retirarán todas las licencias a los
restaurantes vegetarianos, chinos, vietnamitas, wok, cocina de Turkmenistán,
Uzbekistán, Azerbayán, Kafiristán y todos los tan que a mí no me gusten, bien
porque lo que me gusta es la tortilla de mi suegra o porque no soy capaz de
pronunciar esos países con soltura.
Pero estas son solo algunas de las primeras medidas; ya se
me irán ocurriendo más cosillas para mejorar la convivencia. De momento ya
tengo planeado el volver a incluir los toros dentro de la página web del
Ayuntamiento de Madrid, porque eso sí que me gusta a mí. Y les garantizo que a
partir de entonces viviremos en una ciudad en libertad, en fraternidad, en paz
y con todo el mundo contento y al que no le guste... Pero todo eso será cuando
yo sea alcalde de Madrid.
6 comentarios:
Porque tu lo vales Enrique.
Esa ironia que no se pierda.
Cuenta con mi voto. Aunque solamente consigamos el tuyo y el mio.
Oiga señor Martin, de alcade de Madriz nada, uste, alcalde de Pamplona, por que uste si que vale.
un saludo.
Kaparra
Raúl:
A veces cuesta, no te creas.
Un saludo
Antonio:
Ya he apalabrado también el de mi mujer, no sin mucha discusión.
Un saludo
Kaparra:
Pues igual el que salía ganado con el cambio era yo. Otra cosa serían los pamploneses.
Un saludo
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