Cuentan los cronicones que hubo un tiempo en que no todo eran derechazos y naturales y que con una tela roja unos señores dominaban la fiereza del toro |
Cuando anuncian una corrida de expertos hay muchas variables
posibles, sobre todo dependiendo de a quién le pregunten. Unos dirán que eso
está podrido y que no tienen nada, otros que parecía que últimamente parecían
querer sacar la cabeza y hasta les salió alguna corrida que hacía creer que era
posible la recuperación o también los hay que piensan que si se aguantan en pie
pueden ser interesantes y los hay que hasta hablan de una grandísima ganadería
y que nunca debería faltar del abono madrileño, como afirma el señor Garrido.
Pero lo que no creo que nadie fuera a poner en duda es el trapío de este hierro.
Bueno, pues ya se ha abierto esa vía con la corrida de feria de este año. Toros
del Puerto que no parecían del Puerto, justos, justitos, a excepción del sexto.
Que habrá quién diga que estando una figura en el cartel, que qué queríamos. Pues
muy fácil, el toro del Puerto con la apariencia de siempre del toro del Puerto
y luego a poner unas velas a santa Rita para que no se desmoronen en mitad del
ruedo. Pero no, ahora parece que también trabajamos la línea “toro para figuras”,
que nos lo quitan de las manos. Que ya era sospechoso el que como se ha hecho
norma con esta empresa en Madrid, que te anuncien un hierro y el parche que
completará con toda probabilidad el cartel. Que si quieren anunciar dos
hierros, pues muy bien, pero que digan tres de este y tres del otro y así sabremos
a qué atenernos y ya puestos, igual hasta podríamos exigir que hubiera el
número de toros anunciados de cada hierro. Que sí, que son de la misma familia,
del mismo dueño, pero esas cosas para su casa y para su dueño.
Todo era para el aficionado moderno, el torero moderno, el
toreo moderno, la sensibilidad moderna, el triunfalismo moderno. A ver si es a
esto a lo que se refieren cuando hablan de “la tauromaquia”. A ver si aquí
estriba la diferencia entre los que hablan de tauromaquia y los que seguimos
erre que erre en llamar a esto “los toros”. Nunca lo había pensado, pero… Serían
esos nuevos aficionados los que empezaron protestando al primero que salió más
parado que poste y que daba muestras hasta de mansedumbre. ¿Manso? A devolverlo
a todo correr, que somos modernos. Lo recibió Alejandro Marcos comprobando como
se frenaba y echaba las manos por delante. Como sucede en esta modernidad, se
le dejó corretear, nadie se hace cargo de él, si acaso se hacen cargo todos y
montan una bonita y participativa capea. Se fue sin picar y su pelea se limitó
a echar la cara arriba en el peto. Se marchó a terrenos entre el cuatro y el
cinco. Marcos comenzó el trasteo por abajo sobre ambos pitones; el standard de
faena actual. Para seguir la misma norma de todos, pico, pico y más pico, fuera
de cacho, sin templar, lo que no ayudaba para que el animal no se fuera al
suelo. Muletazos en línea con la zurda, muleta al bies y a recolocarse en cada
trapazo, hasta que del diez salió huyendo hasta el cuatro. Pinchazo y espadazo
haciendo guardia, más otra entera, pero el mal ya estaba hecho y era más que
evidente.
El primero de Manzanares era más justito que un juez, pero
le desarmó en el saludo capotero. Que sin presencia, pero el toro tenía mal
café, que se permitió hasta levantar al caballo y hasta le castigaron, que eso
no está previsto en la modernidad. Quite de Tomás Rufo por gaoneras y al
quedarse al descubierto resultó cogido, afortunadamente sin consecuencias que
le impidieran seguir en el ruedo. Le costó acoplarse al alicantino y aún y así…
Pico, carreras, enganchones, sin conseguir hacerse con el del Puerto, por
muchos trapazos que le diera a continuación. En su segundo, otro que apenas se
ganaba el nombre de toro, Manzanares lo dejó a su aire, que se lidiara solo, si
es que había que lidiarlo. Se quedó sin picar, cabeceaba en el peto con un solo
pitón, pero más bien se dejó y nada más. Primeros muletazos y el animal por los
suelos, siguiendo con más trapazos, pero erguido, queriendo ponerse elegante,
pero a todo lo más solo le daba aire. Más pico solo para acompañar, pero hay
dos cosas que en la modernidad hacen que el público enloquezca, una es el pase
del desprecio, que no fue el caso, y la otra un cambio de manos. Eso colma
todas las expectativas de la modernidad. Lo de las lejanías, los pases en línea
largando tela o que el animal se caiga constantemente, eso ya lo dejamos para
otro día. Un toro que pedía algo más que trapazos y modernidad, que requería
toreo con algo de mando y temple, sin esperar a que se pusiera colaborador,
porque al final hay toros que no colaboran, que hay que torearlos, pero… Y aquí
acabó la presencia en Madrid de este torero, que ha dejado claro que parece que
no tiene nada claro.
Alejandro Marcos volvía a por el quinto de la tarde y haciendo honor a la modernidad, con el capote pasó con mucha discreción, como esperando tomar la muleta. ¡Qué cosas! ¿Verdad? El toro tampoco parecía animar mucho, quedándose descansando apoyado en el peto y sin que el de arriba le mortificara apenas. Ya en la muleta, al animal le costaba hasta dar un paso y Marcos a lo de siempre, pico, muletazos acelerados sin mando ninguno, transcurriendo la faena entre carreras de uno y caídas del otro, para terminar con un continuo desacierto con la espada. Y llega el momento de Tomás Rufo, que en su primera aparición en el festejo ya sufrió el percance ya indicado. A su primero le dejó correteando por allí y cuando se acercó al caballo recibió una puñalada traicionera en la paletilla. Nadie era capaz de cuidar al animal, no para que no se cayera, sino para prepararle para la lidia, porque de todas formas seguía cayéndose igual, aunque no se le picara. Le costaba mantenerse en pie, pero Rufo estaba decidido a soltar su colección de trapazos y a pesar del espectáculo tan deplorable y las protestas del público, él iba a lo suyo, él quería contar su película, que por otro lado era de serie C o peor. Y para mantener impoluto su honor de torero moderno, acabó con un soberbio bajonazo que sonrojaría a cualquier otro, pero no parece que lo hiciera con él. Y fue el sexto el único que parecía de verdad del Puerto, un toro serio sin más, que en el caballo se vino arriba, primero peleando con el pitón izquierdo, levantando al caballo, para acabar echándolo a tierra, cayendo el penco sobre el picador y los de luces, en especial su matador, mirando a ver qué pasaba, sin ser capaces de quitar al toro de allí y poder rescatar a Manuel Sayago de aquella mole que le oprimía contra el suelo. Hubo de ser retirado este caballo y el que guardaba la puerta, circulando en sentido opuesto al reglamentario, ocupó el sitio del anterior. Un nuevo encuentro y los toreros de a pie aguantando al picador sobre la montura para no ser también derribado. Ya en el trasteo, Tomás Rufo empezó con su colección de trapazos abusando descaradísimamente del pico y manteniendo una excesiva distancia de seguridad. El toro entraba una y otra vez al engaño, pero no recibía otra cosa que mantazos atravesados, lo que incluso le provocaron alguna colada. Muy fuera todo el tiempo, alargando el brazo exageradamente, con enganchones, pero el personal estaba por ver pasear un despojo o los que se terciaran. Solo fue uno, incluso a pesar de los mulilleros, que es ver aflorar los pañuelos y su velocidad se ralentiza preocupante y ofensivamente, no atinan ni a enganchar al toro, pero hay que agradecer al señor presidente que aguantara y no sacara por segunda vez el pañuelo. Y así se fue la corrida del Puerto de San Lorenzo en su faceta moderna, esa que igual los más tarrelas ya no entienden, no acaban de pillarle el truco a esto de la modernidad y a lo mejor es que esta corrida venida de Salamanca era una corrida de El Puerto para expertos.
PD: Y que nadie eche la culpa de una mala tarde a quien decida iluminar la plaza vestido de amarillo. Y no lo digo por un servidor.
Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:
https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html
2 comentarios:
Enrique, hoy tuvimos uno de esos espectáculos que producen bochorno. ¿Qué tiene que pasar en Madrid para que un presidente cambie un toro? En otras plazas el presidente cambia el toro aun sin que lo pida el público. Por otra parte abochorna cómo los matadores prefieren mantener en pie a base de artimañas a semovientes que no aguantan una lidia en condiciones. ¿Eso es lo que quieren torear?
¿Qué hace Fernando Sánchez banderilleando por partida doble cuando el que lo tenía que hacer era Carretero? ¿Qué será lo próximo?
Manzanares tan Manzanares como siempre, viste de forma impoluta y se marcha igual de impoluto porque a la distancia que torea es imposible que se manche. Alejandro Marcos tiene un importantísimo problema con la espada y cosas que corregir en las formas. El "fenómeno Rufo", con sus cohortes de fanáticos, puede ser la próxima burbuja en reventar. Se ratifica una vez más el hecho de que una oreja en Madrid no vale absolutamente nada porque la concede un público que no tiene ni pajolera idea de lo que está viendo. Yo sólo he visto dos orejas en esta feria: la de Téllez y la de Gómez del Pilar.
Esperanzado en que Adolfo y Victorino se parezcan a la de Escolar, a eso nos aferramos los que nos gusta el toro de lidia.
Un abrazo
J.Carlos
J. Carlos:
Es que son ellos los que quieren el toro que no se mueva, incluso el mastodonte que no va ni a empujones, porque luego es fácil decir que es lo que pide esta plaza y que así es imposible. De lo de carretero, tú mismo das la respuesta, que tendría que haber pareado él y no el otro, que dicho sea de paso, ya carga. Las orejas, si tendrán poco valor, que ya empieza a no importarnos ni a los que vamos con frecuencia. Esto está en una decadencia insoportable. Y de Adolfo y Victorino, pues que a quien menos van a defraudar es a mí, porque no espero absolutamente nada. Imagina que con que los Adolfos no se hundan ya me vale. Y lo de Victorino, pues con que el señor ganadero no se abronque con el personal, también me vale.
Un abrazo
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