miércoles, 13 de mayo de 2009

Y es que no se enteran de nada


O lo que es peor, que no se quieren enterar. No se quieren enterar los que montan una feria no se sabe para quien. La cosa es muy sencilla, tan sencilla que hasta un niño de seis años lo entendería. Si tenemos un montón de toreros que se anuncian en todas las plazas de mundo, de los que sólo cuatro o cinco son para dejarlo todo, familia, equipo de fútbol, novia o querida, y quitamos tres, ¿qué pasa? Pues que quedan uno o dos. En otras palabras, si de ese pelotón de toreros quitamos a José Tomás, Cayetano y… Julio Aparicio, nos quedan los Perera, gran figura y especialista en arrimones, faenas a base de pico y en echar la pierna atrás. Talavante, que de momento está desaparecido en la abulia. Manzanares, al que se empeñan en hacer figura y otros tantos que torean mucho, muchísimo, pero que son fieles apóstoles del toreo moderno. Ojalá abjuraran de esta fé y negaran tres veces el pegapasismo, picotoreo y descargasuerte.

Y en estas que seguimos sufriendo la feria de la primera plaza del mundo. Y los que parece que no se enteran nos traen tarde tras tarde, un ganado que más que ganado es perdido, que nos hace perder la tarde, la paciencia y la afición. Y en esto que vas con la ilusión de ver el toreo de capote de Morenito de Aranda, rara avis en la actualidad, y te encuentras que se estrella con unos burros con cuernos, mansos, malos y peligrosos, a los que sólo pudo dar uno o dos pases sueltos. Pero como siempre digo, el toreo no son pases, es torear.

Pero si hubo alguien que no se entera de nada y que todo el mundo se daba cuenta que no se enteraba de nada, pero que iba a lo suyo, ese era Antonio Ferrera. ¡Ay pobre! Él que vive del pegapasismo como el primero y que bebe de la fuente de la vida gracias a sus banderillas, va y en su primero pone dos pares a cabeza pasada, pasada, pasada, pero muy pasada oiga. Pero bueno, como puso uno al quiebro, hasta escuchó algunas palmas. Nos enjaretó su prototipo de faena infumable, larga y sin saber a dónde quería llegar y a otra cosa. Pero en su segundo se superó, en ese inválido que no se aguantaba en pie demostró a todas luces que no se entera. Mientras el toro se revolcaba por la arena del Manzanares, él muy decidido pide los palos: “Niño, las banderillas”. El niño se podía haber estado quietecito. Cogió “sus” banderillas, que parecían cómodamente más cortas que las de la plaza, y mientras la gente le abucheaba él seguía a lo suyo. Y lo suyo en este caso no es asomarse al balcón, lo suyo parece que tiene videoportero, que para que se va a asomar si ve quién es la visita de lejos. Pero como todo tiene su fin, después de la bronca, decidió abreviar con la muleta y dejar las cosas como estaban.

Y salió el siguiente toro, otro buey para Morenito de Aranda. Un manso que no quería ni oler el caballo. Unas veces iba al de tanda y otra al reserva, en toriles, pero ni allí entraba al caballo. Y en estas estábamos, moviendo el caballo a favor de querencia del siete al seis y por aquí íbamos cuando… de nuevo emergió el infalible Ferrera. Asumió su función de director de lidia, lidia management, y mandó devolver el caballo al siete, vuelta atrás y al revés, e incluso pidió permiso para que el caballo saliera a los medios, o al menos eso parecía. Creo que ya no hacen falta más comentarios.


Pero hubo quien si se quería enterar de algo, de todo, quería saber lo que pasaba allí y quería que nos enteráramos los demás. Era su día, después del día de su primera comunión, el día más grande de su vida. Iván Fandiño quería que no nos olvidáramos de él. Fue el único que pudo dar dos tandas de derechazos bastante aceptables que remató con los dos mejores pases de pecho de la feria y quizás desde hace mucho tiempo, pero lo bueno lo guardaba para el final. Cuando ya no quedaba tarde y la mansada ya estaba consumada, cuadró al toro, se perfilo y se fue detrás de la espada como un león. ¡Qué estocada! Aunque cayera dos dedos trasera. Mira por donde en el último minuto, como Iniesta o el Aleti, nos dejó con la miel en los labios, deseando volver a verle. Y por favor, si hay una sustitución a lo largo de la feria, pongan a este, no a uno de esos que cortan orejas y más orejas, pero que no se enteran de nada.

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