Cruzarse y dar el pecho, ¡Qué gran ilusión! |
Si tantos lo dicen, será verdad, pero, ¿si lo dicen menos,
es menos verdad? ¿La verdad se mide por la cantidad de adhesiones que consiga? Han
sacado a David Mora por la Puerta de Madrid, tras haber cortado dos orejas a un
bravo toro de Alcurrucén. Le ha aclamado la plaza, la petición ha sido
mayoritaria, así que no hay más que hablar. Que no puede ser que tantos se
equivoquen a la vez, ¿no? Si tantos aclamaron a Roca Rey hace unos días, ¿quién
soy yo para dudar? Si otros tantos encumbraron a Ponce, ¿quién soy yo para
dudar? Si también lo hizo Juan Bautista, ¿quién soy yo para dudar? Si en otras
ocasiones esto lo vivió Castella o el Juli, ¿quién soy yo para dudar? Pues
alguien que escucha lo que le dicen unos por un lado y lo que le cuentan
después, que encuentra una gran contradicción entre hechos y palabras y
entonces, duda.
Segunda de Alcurrucén, que nada tuvo que ver con la anterior
que mató El Juli, Castella y Garrido. Una corrida muy pareja, con comportamiento
variado y que, exceptuando al segundo, le ha venido muy mal el que les lidiaran
de una forma tan nefasta. Empezando por Diego Urdiales, quién ha pasado por la
feria como un fantasma sin alma, no sé si reservón o escaso de capacidad. Seguro
que lo de que el peón recibiera a su primero fue una casualidad, que algunos
agradecimos. Primer puyazo en mitad del lomo, mostrando el de Alcurrucén
fijeza, pero sin pelear. Ausente de la lidia, empezó el trasteo con trapazos,
mientras el toro le iba acorralando. Se dejó tocar mucho la muleta el riojano,
enganchones y pico. En su segundo más ausente si cabe, permitiendo que la
cuadrilla se entretuviera trapaceando a este cuarto. Muy suelto en el caballo,
tras un picotazo en el segundo puyazo se inició una persecución del pica detrás
del toro. Una lidia bochornosa por parte de la cuadrilla, que el espada no supo
enderezar. Lo de la muleta no merece ni ser reseñado.
El segundo salió frenándose ante el capote de David Mora,
haciendo regates al matador. Verónicas aseadas de recibo, cumplió en la primera
vara y desde más lejos, por accidente, para recibir un picotazo en buen sitio.
Replicó Mora un quite de Roca Rey, este por todos los palos, aquel por gaoneras
a trallazos. Comenzó la faena intentando uno por detrás, pero el toro le arroyó
y le levantó por los aires, cayendo de fea manera. Se rehizo el espada y siguió
con tanteo por ambos pitones, con la muleta atravesada. Derechazos con mucho
pico y dejándosela tocar demasiado. Otra tanda del mismo corte, uno toreando,
pero retrasando mucho la pierna de salida. Pases apelotonados, uniendo uno con
otro sin acabar de rematar el primero. Mejor al natural, algo mejor, mientras
el toro no se cansaba de embestir. la muleta siempre atravesada, estocada más
que caída y dos orejas, más vuelta al ruedo al toro. Y no digo nada, ahí está
lo que yo vi. Eso sí, no se me quejen de que fulanito o menganito meten el pico
y esconden la pierna de salida, ni que en Sevilla se indulta o se deja de
hacerlo, porque vale que quieran pedir las orejas que quieran y las vueltas al
ruedo que les apetezcan, eso no es cosa mía, pero lo de las ruedas de molino,
no, por ahí no. Con los dos trofeos en el esportón, David Mora levantó el pie y
decidió no complicarse la vida, mucho mantazo, el toro sin picar y con la
franela, que ya no lo es, derechazos sin someter el calamocheo del Alcurrucén,
que además salía con la cara alta en cada muletazo. Poca ambición y como no lo
veía claro, tocó abreviar.
Roca Rey se despedía de Madrid hasta el año próximo, porque
no creo que se apunte a ninguna sustitución, ni a Otoño. Tras el esperpento de
su primer día, poco han variado sus formas, lo único que no hubo despojos. El
tercero iba rebrincado y ante eso y tras un desarme, la solución del peruano
era apartarse. Empujó en el caballo en el primer puyazo, con fijeza, pero no le
castigaron apenas, igual que en la segunda vara, trasera. Luego muletazos de
todas las formas posibles, pero con un denominador común, pico, falta de mando,
tirones y el Alcurrucén sin saber de qué iba aquello, su matador no fue capaz
de vislumbrar su condición. Roca Rey le hizo peor de lo que pudiera ser, que
por otra parte tampoco lo era, pues cuando le movían la tela con reposo, aún
por accidente, la seguía y todo. El espada se vio sobrepasado en todo momento,
pues dónde se le pedía toreo, él ponía chabacanería. Al sexto le sacudió un
latigazo con el capote que le dejó descoyuntado al pobre animal. Medio se
rehizo y aguantó una lidia de trámite, picotazo para irse suelto hasta el de
puerta, donde le dieron lo suyo mientras le tapaban la salida. A raíz del
primer mantazo se mostró descoordinado en varios momentos, pareciendo incapaz
hasta de dar un paso. Luego lo de siempre, sin dar la sensación de poder ni con
el inválido. Su truco parece que es el dejar que el toro pase de un lado a
otro, sin molestar y aprovechando para acompañar, porque si de poder y mando
hablamos, ahí sí que se nos pierde el elegante y garboso Roca Rey. Pero si me
quieren contar que es un joven maestro en el cuál tendremos que depositar
nuestras esperanzas, pues hala, nos tapamos la nariz y lo hacemos, igual que si
me afirman que Mora hizo el toreo del mismísimo Cagancho, pues uno pondrá todo
de su parte para hacerse a la idea, porque si ustedes lo dicen, me lo tendré
que creer... o no.
5 comentarios:
Urdiales, perdido totalmente. No tuvo coraje para lidiar a su segundo, que se fué sin que el matador le anduviese por la cara. El primero, para mí, le pudo. De Roca Rey no digo nada, sino que no me gustó. No vaya a ser que sea intransigente, y los comentaristas dicen que un aficionado no debe ser intransigente, que es lo peor. La Plaza de Madrid, seguro que ha cambiado. Lo que pitan a unos, aplauden a otros y les dan las orejas. Y vuelta al ruedo a un toro, que para mí, en el primer puyazo, no estuvo fijo desde el comienzo. Eso es lo que ví. Rigores.
Enrique, a mi me gustó la corrida de Alcurrucen, exceptuando cuarto y quinto, hubo toros ayer en la Ventas para triunfo. El primero sobrepasó siempre a Urdiales, que como es normal, se le ha olvidado lo que es poderle a un toro encastado. El tercero para mi fue otro buen toro al que Roca Rey tampoco pudo al no saberlo entender. Creo que el toro pedia sitio, el peruano no se lo supo dar y el toro se amontonó. Y el sexto si no se lastima...ojo.
David Mora no es un torero que me ilusione especialmente. Me da una sensación de inseguridad tremenda y unas formas bastante "sobrias". Pero ayer por momentos me gusto y por momentos lo vi sobrepasado por el toro. Quizás la emoción de la embestida de Malagueño me hicieran verlo mejor de lo que estuvo, aunque no suelo echar bastante cuenta en eso del pico de la muleta y tal. No sé si será defecto mio, que también puede ser.
En fin, que aunque te lea a diario, me cuesta un mundo sacar un hueco para pararme y escribirte. Espero que esa exposición vaya marchando a las mil maravillas, que tu triunfo también se haga patente en esa plaza y un abrazo para todos. Me voy a ver si me da tiempo a ver algo de la puerta grande de Lopez Simón de esta tarde.
Rigores:
Quizá eso de la intransigencia lo digan los que se quieren hacernos colar el timo y los que quieren bajar el nivel al suelo, para así poder seguir beneficiándose de la rentable mediocridad.
Un abrazo
Enrique, en primer lugar mi admiración por esa gran exposición y aún estando en ella mañana y tarde, sacas coraje para escribir tu crónica diaria. Lo dicho, enhorabuena.
Aunque pocas veces falto a tu lectura, me gustaría escribirte más porque eso significa que estoy en desacuerdo contigo, pero últimamente, cada vez coincido más en muchos de tus comentarios y por eso no te escribo. Ya me conoces.
Dicho esto, con David Mora y Malagueño te tuviste que emocionar, porque si no lo hiciste, estas entrando en un análisis tan profundo y severo de lo que acontece en el ruedo, que te priva de sentir y disfrutar que es lo que realmente, estoy seguro, buscas al acudir tarde tras tarde a tu abono.
Para mi, dos orejas de ley y vuelta al ruedo más que merecida para el de Alcurrucen.
Un fuerte abrazo y mucha suerte.
Marín:
Jajajaja. No viste Puerta Grande, se lo impidió, quizá, el que eligió el ganado con tanto mimo. Es lo que tiene el mandar. Del ganado, quizá habría lucido alguno más si no se le hubieran hecho las cosas tan mal. Y David Mora es un torero al que muchos me han animado a que me guste, pero si un día le vi unos naturales, ya no le veo nada. No da un pase sin esconder la pierna, y la sensación que tuve es que ese toro se toreó solo.
Un abrazo y no tienes que escribir todos los días. Yo te lo agradezco siempre muchísimo, pero sé que el día tiene las horas que tiene y que tú querrías comentar aquí, por teléfono y en persona. Si es que estás viciao con los toros, jajaja.
Un abrazo grande, como siempre
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