Escenas de otros tiempos, que parecían, pero que no, aunque casi dan el pego. |
Después de toros, tercios de varas y ese sopor de tener que
seguir la lidia con interés, ese querer escudriñar en el toro para ver si deja
que asome el misterio de la casta, del toro con presencia, del toro, en
definitiva, y antes de los de don Adolfo y lo de Miura, un pequeño descanso con
la reconfortante modernidad de los Alcurrucén y el Cortijillo, Lozanos al fin y
al cabo, con El Cid, Joselito Adame y Juan del Álamo como estrellas invitadas.
Una tarde en la que se ha divertido hasta el que pone los capuchones a los
bolis. Y es que con esto de Alcurrucén, repartiendo felicidad por el mundo, por
todas las plazas de España, que no me dirán que no, que según el programa de
mano, el año pasado lidiaron 113 toros, en 25 festejos. Vamos, que Nautalia
estaba pensando regalar al triunfador de la feria un tour por todos los lugares
dónde se anunciara este hierro y para abaratar ha optado por regalar una vuelta
al mundo para dos personas.
A ver qué se creen ustedes, que Alcurrucén tiene hasta marca
blanca, que le iban a poner Alipende, pero como ya estaba cogida, le pusieron
El Cortijillo, que modestos, ni el Cortijazo, ni el Cortijo, el Cortijillo. Y
con lo que llevaba dentro ese primero que le tocó a El Cid, no daba ni para
comprarse una tienda de campaña con jardín, no daba para nada. Ya salió parado,
buscando a la familia, porque a los de los capotes no los quería ni ver. El
matador tampoco ayudaba, que le dio unos capotazos así con una desgana; sería
por lo de la marca blanca. Le llevaron al caballo y al principio dudaba, sería
que no le apetecía el puyazo trasero que le endiñaron, tampoco demasiado
fuerte, pero aún así mostraba fijeza, pero con los pitones al cielo. Se fue
suelto escapando hasta el que hacía la puerta, le apartaron, pero vuelta la
mula al trigo, un picotazo y adiós muy buenas. Le cogió Adama para darle unos
delantales, pero se quedó en mandilazos. Ya en la faena de muleta, le tomó el
Cid por el derecho, punteaba mucho, mientras el espada citaba desde fuera, con
el pico de la muleta y con mucha desconfianza. Con la zocata le daba dos
muletazos desabridos y el toro se le iba; tampoco ayudaba mucho ese baile
permanente del matador, que mantuvo hasta el final. El que hacía cuarto ya del
hierro titular, fue recibido con más decisión, una serie de verónicas jaleadas
por el personal, aunque sin que el sevillano dejara de echar el pasito atrás.
Puyazo trasero, durmiéndose el toro en el peto y el de aúpa apoyado en el palo,
sin castigo, en el que el caballo casi se derriba solo. Le puso de lejos en la
segunda vara y el animal se arrancó bien, pero no se le picó, a lo que el de
abajo respondió no empleándose. Tras dolerse un mundo en banderillas, se inició
el trasteo en los medios, por el pitón derecho, abusando del pico y con el
brazo agarrotado. Ya más relajado, en las siguientes tandas ya se empleó el Cid
estirando el brazo a todo lo que daba, tirando mucho de pico, tronchado por la
mitad, aunque por el pitón derecho hubo un momento en que hasta parecía que
asomaba el temple. El toro seguía y seguía el engaño sin hacer un mal gesto y
queriendo coger la muleta, perdón, el pico que le ofrecía su matador. Había
expertos en la Tauromaquia 2.0, que hasta vaticinaban la oreja, pero esta saltó
por los aires tras pinchar a espadas.
Concluía Joselito Adame su periplo isidril de este año y a
decir verdad que en esta última tarde no apareció ese torero que al menos pone
entusiasmo. Su primero, una raspa, parecía manifestar cierta flojera. Muy
corretón, no fue apenas castigado en el caballo, más en el reserva, al que se
fue escapando para la segunda vara. Siempre muy suelto por el ruedo. Lo que
resulta bastante feo es ver como no han acabado de irse los caballos y los
banderilleros ya están con los palos en la mano, de la misma forma que no se ha
acabado de parear y los matadores ya tienen la muleta montada. Que no hay
prisa. Se lo sacó Adame a una mano, para ver si se le olvidaban momentáneamente
sus querencias. Le costó confiarse, para ya decidirse por trallazos con la
muleta al bies, alargando el brazo y continuar presentando el pico como si
fuera un escudo o un arma amenazadora, que no al toro, sí al buen gusto en el
toreo. Mucho enganchón y el toro aún andaba suelto por allí. Concluyó con
bastante mala maña con la espada, con pinchazos y dos bajonazos para no contar.
Consintió que su segundo deambulara en demasía por el ruedo, que si lo
apartaron del picador de la puerta de cuadrillas, que no le ponen en el de
tanda, que le dio lo que debía y una más, salió suelto. A la siguiente tampoco se
le puso en suerte, fue al relance y del topetazo derribó al penco, para acabar
recibiendo un leve picotazo. Muy suelto en banderillas, dónde se montó una
capea en la todos cogían toro, los quintos del 98, los del 88 y hasta los del
batallón de gastadores Almería nº 5. Estatuarios de inició con la muleta, a
veces telonazos, para proseguir por ambos pitones. Pico y enganchones por el
pitón derecho, brazo estirado citando muy fuera, largando tela por el
izquierdo, además de enganchones un bajonazo, según dicen haciendo guardia,
varios pinchazos y otra caidísima.
Pero lo fuerte, fuerte estaba por venir y llegó de la mano
de Juan del Álamo, menos arropado que otras veces por sus paisanos a los que
cambió por una gran mayoría de la plaza. Tengo que decir que me ha parecido
menos moderno que otras tardes y que hasta ha hecho cosas de mérito; eso sí, lo
de las orejas por las orejas y las puertas grandes a cuestas, eso ya es ir muy
lejos. Por un momento parecía que se empleaba con sus toros solventando las
dificultades que presentaban y acto seguido, casi inmediatamente, te soltaba un
¡Viva el vino! En plena jeta. Su primero salió paradito, como enterándose,
amagando, suelto y se fue solito al picador de la puerta, pero fue notar el
palo y salir espantado. Para entonces, los sabios transeúntes de Madrid
protestaban al toro por su mansedumbre, estos que dicen que a Madrid no hay
quién la entienda, pero ellos tampoco lo ponen fácil. Ya en el de tanda le
dieron a base de bien y el de Alcurrucén peleaba con los dos pitones, aunque
sin humillar. Se fue, volvió y ahora sí, fue notar la puya y otro respingo.
Tuvo que entrar una vez más, para recibir un picotazo trasero, rectificado, del
que también salió espantado, a terrenos que olieran a chiqueros. En los
primeros muletazos el animal se quería marchar, pero le sujetó bien Juan del
Álamo en el engaño. Continuó por el pitón derecho, tirando del pico, desde
fuera y dejándose enganchar la tela, muñecazos y la pierna de salida muy
escondida. Sin templar, con la zurda no remataba los muletazos, y siempre con
esa costumbre de atravesar la tela. El mansito no se cansaba de embestir y
concluyó el trasteo cómo lo comenzó, con ayudados por abajo, que precedieron a
una entera desprendida. Aguanto el presidente, que no concedió una oreja muy
gritada y como el usía fue malo, malote, pues una segunda vuelta al ruedo.
Bueno, a hacer piernas. El trofeo no sé si será exagerado, francamente, pero lo
de la segunda habría sido poner en entredicho todo lo hecho, aunque ese segundo
giro tampoco está mal. Eso sí, los de las protestas por manso, se rompían las
manos al ver arrastrar al toro. El sexto era una raspa en toda regla y por si
faltaba algo, un manso de libro que no quería nada con nadie, ni en ningún
sitio que no fuera la querencia de los mansos. Se revolvía en seguida en los
primeros capotazos. No, esta vez no hubo protestas por la mansedumbre, pesar de que era bastante peor este caso que
el otro, pero igual ya alguien le chivó a media plaza que la mansedumbre no es
un defecto, es una condición, mala, pero no para devolver a nadie a los
corrales. Se hacía complicado sujetar a la joyita esta, le abandonaron cerca
del caballo y se fue, siempre entraba con el freno de mano echado y cuándo tocó
palo, tocó escapar desaforadamente. Aquerenciado en tablas, decía que el
caballo para el hipódromo. Fue complicado desentablerarlo. En el de puerta al
notar el palo, otra vez de escapada; vuelve, derriba y a correr. Al final en el
cuatro y en este caso que era recomendable taparle lña salida y aprovechar la
ocasión, no se la tapan. Complicadísimo tercio de banderillas, especialmente si
el Pirri no estaba en su sitio a la salida del par. A este señor le quitas de
ponerse a frenar a las mulillas para forzar las orejas y de presionar al
presidente y ya se pierde. Primer arreón en los medios y del Álamo le sujeta.
El toro muy violento. Le desarma, para volver a las tablas, una tanda
arrebatada, pero aguantando, sin que esos mismos arreones le permitieran meter
el pico, había que taparse. Quizá este inicio fue lo más meritorio del
salmantino, incluida esa primera faena de las orejas voceadas. A partir de ahí,
ya algo más centrado, volvió su toreo habitual, el moderno del pico, fuera de
cacho y esas, pero no obstante, había que estar allí. Muy embarullado por el pitón
izquierdo, de nuevo el toro para adentro y en los muletazos para afuera se lo
pensaba, pero para adentro, ni por un momento. Faena enredada, a la que daba
valor las complicaciones del toro. Con este no se podían esperar pinturerías,
pero sí verdad, que en un principio pareció vislumbrarse. Y cuándo solo le
quedaba un último recurso para rubricar esta pelea, la estocada, volvió con
otro ¡Viva el vino! En forma de bajonazo infame que avergonzaría a un matador
de toros, que no a Juan del Álamo, al que solo parecen preocuparle los
despojos. Bueno, es una forma de entender esto, igual que los que con ese
espectáculo de la espada tan caída, no se pensaron lo de sacar el pañuelo. Una
corrida a la manera moderna, pero dejó ráfagas de otras formas, otros usos y otro
entender todo esto, pero ya digo, que hasta dio el pego y todo.
2 comentarios:
Algo nuevo fue que ahora las banderillas no solo"molestan al bravo"sino que con el posterior señala el lado de la colocación.Imagino que la renuencia al acudir al caballo y el salir huyendo a chiqueros debe ser una característica del encaste.Gracias y bien en lo comentado.
Docurdó.
Docurdó:
Lo que tenemos que aprender, toda la vida queriendo absorber la experiencia y saberes de décadas y resulta que esta gente, con tal de justificar lo injustificable, tenía las razones en la chistera,
Un Saludo y muchas gracias
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