viernes, 17 de mayo de 2024

Esto no hay por dónde cogerlo

El homenaje a Joselito no fue más allá del minuto de silencio al finalizar el paseíllo. Habría estado bien que se derramaran unas gotitas de toreo


Tarde de postín, de pitiminí, de pasiones encendidas, para el que se quiera dejar llevar por esas pasiones, aunque ya les digo que esto no es apto para todo el mundo, que hay que cumplir una serie de requisitos que si no los sigues al pie de la letra, no hay manera. Que si pretenden apasionarse, no se salten ningún paso, porque si no, nanay. Primero hay que tragar con que todo es arte, pero arte del de verdad, del sublime, porque como empecemos a no tragar por ahí, ya vamos mal. También hay que admitir que unos novillotes adelantados se tomen como toros, como fieras devoradoras de ilusiones de todo aquel que viste de luces. Además hay que admitir sin reservas que el pegapasismo es la sublimación del toreo y por si fuera poco, que un señor que trapacea como pocos y que si acaso pone posturas galanas y camina como pisando cebollas, así despacito, para que no se desprenda esa profunda fragancia que hace que se salten las lágrimas de la emoción. Acompañado de un caballero que rebosa arte hasta yendo a comprar el pan, capaz de mover unas telas que podrían cubrir la Explanada de Alicante y convertirla en un pasaje del terror. Y un joven al que hay que buscarle cualidades hasta debajo de las zapatillas y si no se encuentran, se inventan. Y así sí, así sí que se me pueden apasionar llenos de apasionamiento. Eso sí, si todo esto lo aderezan con unos buenos chorros de alcoholazo, les queda una tarde que para mí la quisiera yo. Y si no lo hacen, allá ustedes, será porque no les dé la gana o simplemente por a ustedes les apasionan cosas mucho más simples, un toro, una tanda de naturales dados de verdad o una lidia bien llevada, con cabeza y con honestidad para el animal en primer lugar y por supuesto, para usted que lo está viendo y ha pagado por ello.

O sea, que todo lo contrario de lo sucedido con la de Victoriano del Río y el aperitivo de Toros de Cortes. Que la verdad es que se han comportado mucho mejor de lo que esperábamos algunos. Que ustedes me dirán que qué poquito esperaba y tienen razón. Unos novillotes cornalones y un sexto rescatado del Rocío. Al primero del festejo Sebastián Castella le dio mil capotazos y aún así, no se hacía con él. No pasó de dejarse en el caballo y en el último tercio se limitaba a ir sin más ante el pico del maestro, intentando llegar a esa tela que se movía como el rayo en manos de Castella, que después de aburrirse de pegar tirones, se metió entre los cuernos, ya saben, esa heroicidad que tanto cala entre ciertos espectadores, el entusiástico arrimón de plaza de talanqueras. Su segundo, el que hacía cuarto, quizá con kilos de más, fue recibido con variados latigazos capoteros. De inmediato el animal se fue a refugiarse en tablas, anunciando algo poco provechoso. Pero después de un mantazo de Castella se fue casi de punta a punta de la plaza, suelto, al caballo, bien cogido por Bernal a pesar de la distancia, la velocidad y no haber sido colocado. Peleó con un pitón nada más y después solo se dejó. Pero acudía como un rayo a los engaños, en busca del peto y a los banderilleros. Pronto y codicioso, parecía haberse olvidado de que en las tablas encontraría amparo. Tiraba para los medios con verdadera ansia. Veía algo moverse y para allá que se iba. Quizá pedía terrenos abiertos y cierta distancia, pero Castella decidió que este no le iba a incomodar ni un poquito y no pasó de las rayas del tercio, ni le dio esa distancia que pedía. Quizá se le encogió el ánimo después del recibo pasándoselo por la retaguardia y con banderazos por delante con la diestra. Y allí, esos terrenos, trapazos con el pico, sin permitirle ni atisbar los medios, dándole aire con el trapo, sin correrle la mano y el de Victoriano sigue que sigue. Pico, enganchones y ahogándole decididamente la embestida, hasta que logró frenar la codicia del animal. Y como lo de torear no entraba en sus planes, el galo decidió tirar de repertorio populachero, a ver si así se le animaba el sector festivalero y optimista que ocupaba los tendidos. Hasta que aburrió al toro, que acabó hasta escarbando y recordando su querencia a tablas. Muy poca generosidad por parte del espada con el toro y con el público, que se quedó sin ver a este cuarto en toda su dimensión. Eso sí, luego te cuentan que quieren un toro que se mueva, colaborador y yo qué sé cuántas cosas más. Pues ya ven.

Manzanares cumplía su primera aparición esta feria y aparte de mover los telones ya citados, con todas las ventajas posibles, poco más. Que le jalearon, sí, pero es que habrían jaleado hasta al Pato Donald si se pone a torear con una fregona. Su primero se le puso pegajosito de salida, que casi se lo lleva por delante. En el caballo empujó de esa manera como el mal empleado que hace que trabaja cuando mira el jefe, pero luego… La pañosa la manejó de aquella manera, de la forma habitual en este torero, trapazos en línea sin bajar la mano, sin parar quieto, enganchones y venga a buscar el sitio para recolocarse constantemente. Que con esa muleta tan amplia, por momentos llevaba un pitón fuera y el otro en el extremo más lejano de la tela. Que un poquito más y lo saca de la plaza. Esperó recibiendo a su oponente, para dejar casi una media. En su segundo un toro escurrido que ya de salida se fue al cuatro, cerca de toriles, a ver qué se cocía allí, para verlo con perspectiva, con perspectiva de manso. Demasiados capotazos y dos varas en el sitio a cargo de Paco María, rara avis en esta época. El toro pasó desapercibido en el peto, derrotando cuando ya no sentía el palo en el morrillo. Muletazos por abajo para comenzar el trasteo, cortándole el viaje y de nuevo una sinfonía con el pico y acompañamiento de carreritas, demasiado acelerado y más dando aire que toreando; bueno, lo de toreando es un decir, pero bueno, ya me entienden, que daba pases, sin conseguir mandar en ninguno de ellos. Eso sí, el toro seguía embistiendo a lo que se le pusiera por delante, hasta que dobló.

Y en estas que llegó Tomás Rufo, uno de esos toreros que muchos tienen en su corazoncito de aficionado, pero ya les digo, es que los hay muy generosos. A su primero apenas se le picó, quizá le pudieron echar una regañina nada más. Y todo voluntad llegó el matador y le recibió de rodillas en el tercio. Ya se pueden imaginar lo que esto altera al personal, trapazos de aquella manera, el toro de hinojos en la arena y para rematar un desarme, que por supuesto se aplaudió, faltaría más. Ya en pie, además del pico, Rufo citaba dándole el culo, con perdón, y quitándole el engaño a mitad de pase. Un cambio de manos y atravesar en exceso la muleta con la zocata, resultó cogido de mala manera, aunque afortunadamente pudo continuar en el ruedo. Prosiguió por el pitón izquierdo largando tela, para continuar ya metido entre los cuernos, pegando tirones y quitándole la muleta en lugar de rematar el pase. Faena muy vulgar, pero si eso lo haces acompañado de tanto paisanaje y tanto apasionado de apasionarse, aunque mates de media caída con derrame, pues te piden la oreja y no hay más que hablar. El sexto del encierro era el más grandón y ahí lo dejo, no quiero deci9r que fuera el de más trapío, no, solo digo que era el más grandón, no confundamos. Y el de más kilos. Que notó el palo y escapó como alma que lleva el diablo y en el segundo encuentro parecía querer llegar a la luna con la cara por las nubes. Eso sí, era no sentir el palo y se crecía el muy… Telonazos de recibo en el último tercio por parte de Rufo, para intentar continuar su concierto de toreo con el pico y arrebatándole la muleta en lugar de rematar, tirones, el toro por los suelos y ya quedándose poco a poco, muy fuera siempre y alardeando de falta de gusto, poniéndose pesado y tras pinchar, un imperial bajonazo. Que ya les digo que los optimistas, los amantes del pegapasismo salían encantados, porque además habían visto un despojo, pero ya les digo que a nada que uno se para a pensar en lo sucedido entre novillotes, un figura, un artista figurón y un aspirante a figura de su urbanización, esto no hay por dónde cogerlo.


PD.: Al final la empresa, o quién lo considerara, permitió homenajear a José Gómez Ortega, "Joselito" en el 104 aniversario de la tragedia de Talavera.

 

Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:

https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html

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