Agarrémonos a nuestro clavo ardiendo |
Se preguntaban, los más optimistas, si Urdiales había cedido
a la tentación de la comodidad y si con su cambio de mentores se habría pasado
definitivamente al lado oscuro de la tauromaquia. Los más pesimistas lo
afirmaban tajantemente. Era el clavo ardiendo al que se agarraba el necesita
aficionado a los toros. No solo no le quedaban héroes a los que proclamar, sino
que tampoco tenían mucho en lo que depositar su ilusión. Y parece que a
Urdiales ya le han revelado el gran secreto: Diego, aquí está la pasta, guita,
tela, parné, manteca, mosca, plata o pelas.
Tarde de figuras, con toros para figuras, idóneos para el
pegapasismo de las figuras. Los toros que comen palomitas, los de Fuente Ymbro,
más un sobrero de Bunavista para abrir la tarde. Buenavista, encima cachondeo.
Este primero suplía a un primer inválido, aunque tampoco es que aguantara mucho
en pie. Muy suelto, sin que nadie se dignara echarle un capote y fijarlo
medianamente. No se le picó, aunque en la primera vara se encelara con el peto,
al que llegó suelto, pero incluso mientras se empleaba en la guata, el picador
ya había recogido el palo casi nada más tocarle con la puya. Urdiales inició
una labor entre enfermero y disimulador de la vergüenza de ver un inválido por
la arena. Muletazos poco menos que dando aire, que no toreando, incluso se
mostró perfilero, metiendo el pico y teniendo que recolocarse demasiado. Faena
larga sin sentido aparente, hasta escuchar un aviso antes de coger la espada. Que
me dirán que no pasa nada. Pues no, no pasa, nadie se ha muerto por ello, pero
es signo evidente de una cosa: de que no se ha toreado. Su segundo cabeceó
mucho en el peto y cuando levantaron el palo, se le calmaron los ímpetus. Luego
ni le señalaron el puyazo. Muy parado durante un trasteo aburrido e
injustificadamente prolongado, siempre basado en el abuso del pico, en el uno más
uno, ofreciendo una imagen desangelada, que empeoró con ese intento de arrimón
por parte del riojano. Hasta la forma de no estar acertado puede indicar las
intenciones de un torero. Y no quiero pecar de ser excesivamente susceptible y
empezar a ver fantasmas donde no los hay. En ese caso, rectificaré y pediré
disculpas, muy gustosamente. Ojalá tenga que hacerlo después de una gran tarde
de toros de Diego Urdiales en próximas apariciones.
Primera tarde de Miguel Ángel Perera, del que hay que decir
que se conserva estupendamente, está igual que el año pasado y el otro y el otro
y el... como siempre, muy pesado, muy ventajista y quizá más dejado aún en eso
de llevar la lidia. Su primero se pegó tres vueltas al ruedo y el pacense
simplemente, observaba. Fue solo al caballo para que no se le picara y Perera
solo miraba. ¿Que el toro se paraba dónde le venía en gana? Pues se movía el
piano a la silla, allí se desplazaba el piquero. Luego muletazos con el lomo tronchado, viendo pasar
el toro a lo lejos, mandándolo allá a lo lejos, sin rematar convenientemente, sin
mando alguno, dando lo mismo que tomara la muleta con la diestra, que con la
siniestra. A su segundo le soltó unos capotazos desganados y para eso de llevar
el toro al caballo, dejémoslo en que le abandonó adónde cayera. Le picaron trasero
al Fuente Ymbro, que levantó la cara y derribó a jinete y montura. Comienzo de
la faena por detrás, ¡novedad! Para a continuación soltar el repertorio de
siempre aun animal que entraba como un burro a la muleta.
Y de nuevo Alejandro Talavante, que no desentonó demasiado
de sus compañeros. Recibo de capote a pies juntos, sin importarle lo más mínimo
que el toro quedara fijo en las telas. Suelto por el ruedo, fue dos veces a las
proximidades del caballo, para no recibir apenas castigo; lo habitual. Telonazos
y trallazos al inválido, medios pases con el piquito de la muleta, un despacito
con la izquierda, más que nada a la velocidad que el animal marcaba mientras
arrastraba su flojera. En un momento, el trapo viajaba por la M 30 y el toro
por la M 50 y en este desajuste el espada sufrió un revolcón. Al sexto ya
comenzó cediendo terreno, dándose la vuelta con el capote, quizá para estar más
cómodo. Una lidia caótica, con el toro suelto todo el tiempo. En la primera
derribó, peleando con un solo pitón y por no apretar el palo ante la embestida.
Pero en el segundo puyazo ya recibió el castigo de las dos varas en una. Talavante
comenzó con una serie de latigazos por abajo, acompañando la embestida y con
carreritas para recuperar el sitio. El animal empezaba a acusar esa lidia tan
nefasta yéndose suelto cada vez que el pase acaba en dirección a toriles. Acabaron
toro y torero en toriles y ahí al menos le dio algunos trapazos que
enardecieron al gentío del cuatro y cinco bajo, nunca llevando él al toro, sin
mando, ni poder, a merced de lo que quisiera el de Fuente Ymbro. Mucho, pero
mucho pico, trapazos y más trapazos, para terminar con un solemne bajonazo muy
trasero y soltando la muleta. Pues ya ven, le dieron una oreja. Pues si esto es
alegría para el pueblo, bienvenida sea, pero que nadie me quiera convencer de
que eso es el toreo. Esto es lo que gusta a muchos, el pegapasismo ilustrado, el
pertinaz aburrimiento de Perera dando trapazos y más trapazos sin descanso, el
pundonor de Talavante, que parece sentirse bien en esa pelea de sacar muletazos
a regañadientes, pero, ¿y Urdiales? Quizá esté pensativo aún, sin saber si
acabar entregándose al lado oscuro o si permanecer en la verdad clásica, esa
que tantas veces nos ilusionó, esa verdad que convertía a Urdiales en nuestro
clavo ardiendo. Quizá esté meditando como aquel rubito de la película de las
galaxias cuando oyó que le decían: Luke: yo soy tu padre.
4 comentarios:
De acuerdo totalmente. Desilusión en Pedraza y Fuente Ymbro, que de momento, vienen a la Feria de mi ciudad. Si han llevado eso a Madrid, que habrán guardado para San Fermin. Un saludo. Rigores.
Enrique, no es que no te quiera comentar, es que estoy viendo pocas. Ayer si me la vi casi toda, o lo que es lo mismo, una buena ración de esas de masoquismo en vena, con la esperanza de que algo de Agitador viniese en la sangre de algunos de sus hermanos, aunque fuese en una dosis muy aguada.
No voy a poner ni un punto ni una coma a todo lo que has dicho. A mi fíjate, si que me gustó el sobrero de Buenavista. No sale malo eso de Clotilde Calvo. Sin ser la panacea de toro bravo, por lo menos tuvo la condición de medio cumplir en varas, meter la cara con clase en la muleta y repetir. Lo que me empieza a dar pena es lo de Urdiales. Definitivamente nos ha hecho un Fandiño. Es duro asumir que Urdiales estuviese por debajo de uno de Buenavista, pero así lo vi yo. Pero vamos, que no me eches mucha cuenta que yo de esto ni papa, y además, después de otro Rocio en el pellejo como que llego de aquella manera.
Un abrazo!!!!
Rigores:
No sabes lo que tuve presente tu ciudad durante la corrida. Esa va a ser la prueba del 9 para Taurodelta, porque no creo que allí lleven nada parecido y si es más pareja y mejor presentada, igual la culpa la tiene el que unos van a comprar los toros con el dinero por delante y sin racanerías y los otros... Esperemos.
Un saludo
Marín:
Si ya sabes que yo no te echo cuentas, jajajaja. Como lo sabes contar. Una decepción los toros y lo de Urdiales, pues mosquea. Yo de momento, voy a seguir esperando, pero cada vez empieza a ser más evidente el que se cumplen las malas vibraciones que se anunciaban. El día en que no entienda al público y se justifique ante el micrófono, entonces se acabó el idilio.
Un abrazo
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