Aunque no se enteraran de lo que tenían delante, se agradecería un Cuadri más fiero y geniudo |
Tarde de los Cuadri, tarde de expectación, expectación
porque se esperaba y se suponía la presencia del toro. Y siempre con un
denominador común, a estos toros hay que verlos, por esa presencia
impresionante, con un trapío que rebosa las más de las veces; hay que verlos
porque es un comportamiento diferente al toro comercial; hay que verlos, porque
son demasiadas las ocasiones en que los lidiadores no quieren mostrarlos y
hacen verdaderos esfuerzos por hacer que parezcan lo que no es y a continuación
despacharse en los micrófonos de la tele con que tal o cuál toro es una m…; hay
que verlos porque si no los ves, si no los descifras, puede que no te enteres
por dónde iba el de negro y en lugar de triunfar, hacer el ridículo y dejarte a
ti mismo en evidencia como matador de toros; hay que verlos por muchas razones,
aunque no siempre sea fácil, cosas del toro de lidia, y por muchas más, que no
siempre se aprecian, nos quedamos en la superficie, nos precipitamos en emitir
juicios y al final alguien puede pensar que hay que verlos, pero que no los han
visto.
Que no sé si no los han visto o no los querido ver los tres
matadores, que para no verlos han aplicado casi a la perfección esa máxima de
hacerles todo al revés, a ver si así parecían malos y descastados, con esas
cosas del momento en que confundimos genio con casta o esta con la pujanza y la
fiereza, que es lo que a algunos de los seis lidiados les ha podido faltar,
pero no casta, porque si esta no hubiera estado presente, no se habrían ido
complicando a medida que avanzaba la lidia, acusando las mil y una perrerías
que han perpetrado con ellos las cuadrillas, incluidos matadores, montados y
toreros de plata.
Rafaelillo parece que no salió demasiado feliz con los
Cuadri, aunque tampoco creo que los ganaderos puedan estar felices con él.
Porque es fácil despotricar contra un toro que ya no se puede defender, pero
claro, si esperamos que un toro no acuse el que se le reciba a base de
mantazos, si bien es verdad que intentando sacar los brazos para alargar las
embestidas, que a la primera de cambio se dé la vuelta para perderle terreno o
que se quede como si nada después de hacerle culebrillas con el capote en la
cara, igual es que no acabamos de ver esto del toro. A su primero le dieron bien
en el caballo, dónde el toro echaba la cara arriba tras recibir un puyazo
trasero. Con la muleta, el murciano inició con trallazos por alto a una mano.
Cambió a la zurda y con el primer susto en que se vio complicado, se volvió la
pañosa a la diestra. Muletazos sin plantar los pies y echándose él solito el
animal encima. Medios muletazos citando muy fuera y apartándose a cada
embestida. Quizá entiendan que a estas alturas el toro estaba más que aperreado
y hasta se empezara a parar, lo cual no impedía que a cada cite y a cada
arrancada el murciano pegara un respingo de padre y muy señor mío. En el cuarto
ya ni intento sacar los brazos, capotazos trapaceros echándose al toro encima,
enseñándole a volverse antes de tiempo. Mucho mantazo y de nuevo eso que tanto
malea a los toros de hacerle regates por la cara con la tela, que si por el
derecho, no, por el izquie… el derc… el izqui… el… Con la cara a media altura,
el Cuadri mostró fijeza, mientras le tapaban la salida. Inició el trasteo por
abajo, sin mando, acortando los mantazos de mala manera. Se empeñó Rafaelillo
en mantenerlo próximo a las tablas, aunque daba la sensación de que el animal
pedía amplitud de espacio y de algo más distancia que no fuera la cuarta y
media. Muletazos largando tela, con enganchones incluidos, cada vez acortando
más las distancias, dando la sensación de que se buscaba lo contrario de lo que
se podría suponer, que se parara y así hacer ver que el toro no valía, lo cual
confirmó con el micrófono en la boca. Previo al arrimón, Rafaelillo le
merodeaba, daba vueltas en su derredor, y tras unos pocos respingos más se dio
por satisfecho, ha colado, he hecho creer que era un mulo malo y descastado.
Eso sí, después de esa retahíla de despropósitos, ¿la culpa es del toro? Y que
además es algo que se viene repitiendo desde hace ya bastantes años con este
torero. Bueno, habrá que verlo.
López Chaves se encontró con uno que de salida se le venía
muy levantado, obligándole a darse la vuelta de espaldas a los medios, por no
poder hacerse de momento con él. Fue con la cara alta al caballo, de nuevo
picándole trasero o en la paletilla y con el picador yendo detrás del toro para
seguir castigándole con el palo a larga distancia. Tardó poquito en pararse en
la muleta, l costaba arrancarse, mientras el matador se ponía demasiado
encimista. Muletazos de uno en uno y siempre al amparo de las tablas, cuando
había quién pensaba que le vendría mejor el abrirlo un poquito más. La
evidencia era que para dentro le costaba embestir más que para los medios, sin
atosigarle tanto, pero eso había que verlo. Salió el quinto pujante y obligando
al matador a instrumentar capotazos arrebatados. Peleó en el caballo echando la
cara arriba, para después pretender que el animal fuera de cerca al caballo,
para acabar arrancándose desde más de lo que pretendían los de luces, para casi
sentir el palo en la penca del rabo, tras resbalar por todo el lomo. Tomó la
muleta López Chaves, con un planteamiento muy claro desde le principio, acortar
las distancias sin cuartel. Aún así, el animal embestía. Trapazos, banderazos,
enganchones, parecía que hasta iba por el izquierdo, pero el espada seguía en
sus trece, derechazos como un giraldillo, sin mando y sin torear. Una tanda por
el izquierdo y el toro entraba cada vez mejor, siguiendo con suavidad el
engaño, cuando daba la sensación de que se le estaba yendo sin que lo viera.
Solo al final pareció percatarse de lo que había tenido delante y quizá después
de dos bajonazos, uno frustrado pinchando y el otro entero, con el toro
buscando abrigo en toriles, se debió dar cuenta el matador de que era un toro
que había que verlo, debió verlo mucho antes.
El gran misterio es Octavio Chacón, que según van pasando
las tardes, más nos va confirmando que fue flor de un día… y medio. Se le
esperaba en esta feria y al final se le ha visto desbordado, con ese empeño de
hacer lo que podría hacer un peón, explotando eso de lidiar, que está muy bien
y se agradece, pero lo que le tocaba como matador no lo ha trabajo mucho que
digamos. Su primero salió atosigándolo, obligándole a darse la vuelta y
perdiendo el capote en los primeros envites. Al menos lo llevó al caballo, para
dejarlo muy cerca y, no se sabe por qué, decidió cambiar la lidia al seis,
cuando aparentemente el toro no había hecho ningún feo que obligara a ello.
Dejó que se fuera suelto por el ruedo, yéndose al que hacía la puerta. Mucho
capotazo para devolverle a su sitio, con un evidente desbarajuste en la lidia,
para que el Cuadri se limitara a dejarse y no presentar pelea. En la muleta no
solo no metía la cara, sino que punteaba la tela, con la cara alta y el matador
poniéndose muy al hilo, pegando tirones para afuera, empezando muy prontito a
darlos de uno en uno, sin que el animal ayudara ni un poquito, insulso el uno,
insulso el otro. El arrimón correspondiente y a largar tela, para que el Cuadri
se marchara buscando las tablas. El sexto era un torazo enorme, un cinqueño ya
pasado, que se le quedaba a mitad de viaje en los primeros capotazos,
revolviéndose y que a poco de que Chacón se diera la vuelta para ceder hacia
los medios, ya tenía montado el cisco padre en el ruedo, sin que nadie le
sujetara ni un poquito. Le dejaron las dos veces muy de cerca en el caballo,
picando trasero y tapando la salida y dándole estopa. En el segundo encuentro,
dos palmos más lejos, hasta mostró alegría en la arrancada. Comenzó la faena
con trapazos sin quedarse quieto, por la izquierda la dejaba sin amago de
correr la mano, enganchones pico, dejándole el engaño y haciéndole derrotar.
Mostraba el espada demasiadas precauciones, siempre muy en corto, merodeándole
como buscando a ver por dónde se le ocurría meterle mano a aquella mole, para
acabar la tarde y su feria con un tremendo bajonazo, que en si mismo puede ser
el resumen de la presencia de Octavio Chacón en esta feria. Y los Cuadri, pues
no es para estar felices, ni para celebrarlos a bombo y platillo, ni mucho
menos, pero lo que desde luego no ayuda es que se les haga todo al revés,
porque una cosa que tienen estos toros es que siempre hay que verlos.
4 comentarios:
Lo de "hay que verlos" no le vale al ganadero. Ayer estuvo honrado y muy crítico con sus toros, advirtiendo a sus sucesores que tenían trabajo.
No discuto que la terna pegue en varas en demasía o que muestren al toro los defectos pero algún palo se merecen también.
El año pasado asistí a la mansada de Partido de Resina y recibieron pocos palos toristas.
Soy de los que asiste a carteles en función de la ganadería pero si sale mala hay que decirlo, como hizo el ganadero.
Enrique, no me sorprendieron los cuadris porque no esperaba gran cosa de ellos. Es difícil embestir con esas hechuras. Cierto es que, como en tantas y tantas corridas, los animales parecieron peor de lo que eran porque pasa lo de siempre, que intentan debilitar y tapar al toro.
Es bien sabido que Rafaelillo es un gladiador y empeora casi siempre la condición del toro, ayer parece que intentó hacer mejor las cosas y tocar menos al toro. Pero ya sabemos que su tauromaquia es muy corta y no da más de sí. Sí me gustó en las funciones de director de lidia.
López Chaves, que venía de torear la concurso de Vic, parece que se quiso vengar del toro y mandó masacrar a sus oponentes. En la muleta, ventajista a más no poder. No sé qué vio el paisanaje en el quinto que se pusieron a jalear trapazos a una distancia descomunal del toro. Tan harto estaba que me puse a dar palmas de tango y alguno recriminó mi falta de tolerancia. Demasiada tolerancia tengo de soportar durante toda la feria, sin recriminar nunca a nadie su actitud, los aplausos de los indocumentados que abarrotan la plaza cada tarde.
Chacón está perdido, perdidísimo. Incapaz de llevar la lidia del tercero, tuvo que dejarla a manos del peón de brega. Incluso Rafaelillo tuvo que intervenir. En la muleta está bloqueado, no sabe qué hacer con los toros. Una pena!
Un abrazo
J.Carlos
Paco:
El ganadero nunca está contento. Y claro que se les da palos si es necesario, pero también hay cosas que se ven y que se vienen repitiendo durante años y es que los de luces hacen la gesta por estar ahí sin ofrecer absolutamente nada y los palos se los llevan los toros.
Un saludo
J. Carlos:
Me gustaría ver este ganado en otras manos, manos comprometidas y que este cartel dejara de ser el cajón de sastre dónde caben los desechos que no tienen cabida en otros carteles. Que aparte de las limitaciones del ganado, de esa sosería desesperante, si además se les hace todo a contramano, poco puede sacarse.
Un abrazo
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