A veces algo tan simple como un galleo, nos hace creer que es el preludio de algo grande, pero luego llega la realidad y... |
Resulta frecuente el ver en el fútbol como algunos jugadores
se tiran despavoridos en el área cuándo notan un leve roce aunque sea en la
sombra, o los que se desvanecen al aproximarse un contrario, o sin tan siquiera
acercarse, mostrando un dolor tan insufrible, que más que llamar al masajista,
dan ganas de prepararle un viático, pero es ver cómo el señor colegiado le
muestra la tarjeta al contrario o escuchar el pitido señalando un penalti, que
se nos van todos los males del tirón. ¿Tendrá un pitido tanto poder
terapéutico? Estaría bien que lo estudiaran en la Universidad Smiths and Smiths
de Conneticut; y ya puestos, que incluyan en el programa si una vuelta al ruedo
o el tener que correr delante de un novillo encierran los mismos poderes
curativos. Entre todos hacemos una colecta y mandamos al novillero Jesús
Enrique Colombo, a que los galenos estudien su poder de recuperación tan
asombroso, que lo mismo cojea arrastrando la pierna, que se endereza como un
pimpollo y pretende enhebrar dos vueltas al ruedo de una tacada. A ver si va a
ser su preparación física adquirida en pegarse paseos por su cuenta por esas
plazas de Dios. Que como comentaba Julio, un eterno compañero de localidad,
esto es muy serio para montar ese teatro, que aquí pasan cosas muy duras para
andar jugando con de esa forma tan infantil.
Eran los novillos del Montecillo, que sin ser la estampa del
toro Diano, con dedo y medio más de pitones, podrían haber colado en alguna
corrida que otra de las que llevamos de feria. Mansos en el caballo, cabeceando
en exceso y haciendo sonar el estribo el primero, que no quería peto ni aunque
fuera de lunares; al segundo le dieron más que a algunas corridas completas,
empujando con la cara alta, mientras le tapaban la salida; El tercero, venga a
tirar derrotes mientras también le tapaban la salida, para después tirar una
cornada y repucharse sin sonrojo; el cuarto acudió con cierto ímpetu, pero el
palo le descubrió, cuándo se lo quería quitar de encima; al quinto se le picó
muy mal, poniéndolo debajo del peto, lo mismo en la paletilla, que en el carnet
del videoclub; y al sexto, que no quería caballo ni convenciéndolo, le picaron
mientras pegaba un arreón tras otro.
Abría plaza el venezolano Jesús Enrique Colombo, que se presentaba
en Madrid, y que casi le vale la puesta en escena que tan bien le debe
funcionar por otras latitudes. Torero banderillero, que no está mal y que al
menos no parea tan a toro pasado como suele ser habitual entre los colegas de
su gremio de matadores banderilleros. Muy acelerado, que lo mismo se liaba a
pegar derechazos, que se cambiaba el trapo de mano y acababa por naturales,
siguiendo con un repertorio muy a la moda, un toreo fashion que concluyó con
muletazos de uno en uno y arremetío entre los pitones. A su segundo lo recibió
hincando la rodilla en la arena, a un toro que ya se empezaba a parar. No
esperen que les cuente que llevó la lidia, que puso el toro al caballo, ni
cosas de esas, ¿no les he dicho que es un torero moderno? Pues eso, ¿entonces
pa’ qué preguntan? Si es que le hacen a uno sacar lo peor de dentro. Más
banderillas e igual que en su primero, solo dejó cinco palos, sin preocuparse
del sexto, que si es necesario, lo tira a la arena con una soltura, como si lo
estuviera haciendo toda la vida. En la muleta ese cuarto era una guinda, iba y
venía en busca de la muleta, atravesadilla, que le mostraba Colombo. A la
segunda tanda ya metió el pico sin disimulos, muy acelerado, sin templar jamás
y con trampas que no debería emplear a estas alturas, pero ya se sabe, estos no
quieren ser toreros, quieren ser recolectores de viveros de garrapatas. Fue
aprovechando los viajes, hasta que el del Montecillo dijo basta. Encimista,
ventajista, con las bernadinas que no podían faltar, para rematar de una
estocada traserísima, trompicado, algún muy lógico si en lugar de hacer la cruz
haces el carnero, saliendo muy dolorido del percance, pero fue doblar el toro y
curarse, la cojera desapareció de repente. Petición a cargo de los impactados
espectadores que vivieron como propia esa “tragedia”, de la que no quedaba ni
rastro en la vuelta al ruedo que se pegó a pesar de los pitos y que si no le
paran, estaba decidido a darse otra más o las que fueran. Vaya con el mozo.
Se esperaba a Pablo Aguado, pues los hubo a los que les dio
buena impresión en anteriores comparecencias. Anodino con el capote, con la
muleta, tras un inicio por ambos pitones, fue avisado por el pitón derecho. Se
sacó al novillo de su querencia, para continuar desganado, con mucho pico, sin
pararse, enganchones, carreritas y un bajonazo que en algunos países se castiga
con galeras. Parecía que en el quinto se iba a desquitar, con un airoso galleo
para poner el toro al caballo, lo que al menos parecía una declaración de
intenciones, unas chicuelitas apretadas y al querer comenzar la faena de muleta
por ayudados por alto, el toro le trompicó primero y se le coló después, para
ir perdiéndose en pases sin fundamento, que era lo que precisamente exigía ese
quinto, toreo con fundamente, de mando, con poder, sin permitir lo que
permitió, que poco a poco fuera el animal el que se fuera haciendo el amo.
Serie de frente, pero ya estaba todo hecho o mejor dicho, nada estaba hecho y
no daba tiempo a más, porque ese picantito acabó abrasando el paladar de Pablo
Aguado.
Y acabábamos con Rafael Serna, que definitivamente, no
compareció. Desarmes y enganchones para recibir a su primero, multitud de
capotazos, con la muleta lo primero que tuvo que hacer es sacar al novillo de
los terrenos de toriles, para después de un trasteo insulso, acabar allí mismo,
dónde el del Montecillo quería. El sexto ya salió pegando arreones y así
continuó durante toda la lidia, para además hasta cruzarse con peligro por el
derecho; trapazos con el palito agrandando el engaño, más muletazos andando por
la cara, para acabar de un ilustre bajonazo. Que no sé si servirá de consuelo,
pero es que este es el panorama de la novillería en este momento, parece que
ves uno y has visto todos y no sé si es por falta de personalidad o porque todos
tienen el ansia de parecerse a todos. Eso sí, dice mucho de ellos el que no
haya demasiados que pretendan hacer de esto una comedia y como si fueran
futbolistas tramposos que quieren engañar al árbitro, lo que tanto les duele se
cura con un penalti, una oreja, una tarjeta amarilla o con que doble un
novillo. No parece muy serio, ni respetuoso ese juego del ahora me duele, ahora no me duele.
Enlace programa Tendido de Sol del 21 de mayo de 2017:
https://www.ivoox.com/tendido-21-mayo-2017-audios-mp3_rf_18812487_1.html?var=web376&utm_expid=113438436-40.gUPDUg6WTJSAl0nGhGrIGA.1&utm_referrer=https%3A%2F%2Fwww.ivoox.com%2Fpodcast-tendido-sol_sq_f1254883_1.html
Enlace programa Tendido de Sol del 21 de mayo de 2017:
https://www.ivoox.com/tendido-21-mayo-2017-audios-mp3_rf_18812487_1.html?var=web376&utm_expid=113438436-40.gUPDUg6WTJSAl0nGhGrIGA.1&utm_referrer=https%3A%2F%2Fwww.ivoox.com%2Fpodcast-tendido-sol_sq_f1254883_1.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario