Igual el error está en buscar solamente la diversión y no ir más allá |
La verdad es que uno no gana para preocupaciones, con el
empeño que gasto en vivir tranquilo, feliz, parece que me voy encontrando
desvelos allá por dónde voy. Tengo que confesarles que tras conocer ese afán de
los señores de la tele porque el público se divierta, que no he podido por más
que pensar en ellos; ellos que tanto se preocupan por los demás, por cómo va el
personal a los toros, si van ya con el ceño fruncido, que si van predispuestos
a no sé qué, que si eso no es bueno para su salud, que si un día les va a dar
un algo, que hay que ser feliz y caminar por la vida derrochando felicidad, que
a los toros hay que ir a divertirse, a disfrutar de la vida, del yintonis,
bocata o canapé, de agradar al mozo de al lado, de impresionar a la jovencita
de todas las tardes. Pero, ¿quién se preocupa por saber si ellos se divierten?
Que es muy fácil ahí, cada uno a lo suyo, que si inválidos, que si cabras
escurridas, que si las orejas, que si las protestas, que si… Pero, ¿quién se
preocupa si se divierten o no? ¡Dita seaaaa!
Que he de reconocer que aunque me preocupe mucho por ellos,
los señores del micro, unos y otros tenemos distintas formas de ver esto de los
toros, de ahí mi preocupación, porque, ¿y si no atinamos en el remedio? Que uno
no sabe si les llena el ojo la corrida de José Luis Pereda que por momentos
parecía que se iban a hacer un ovillo sobre la arena de las Ventas. Y es que la
cosa ya no pintaba bien desde el principio, cuándo en el recibo de capote el de
Pereda se tambaleaba disimuladamente, por mucho que correteara como si nada.
Primer puyazo, sin castigo y al suelo y el segundo, aunque parecía que quería
cumplir, era misión imposible. En el tercio de muerte era imposible bajarle la
muleta, no fuera a ser que efectivamente se hiciera un ovillo en la arena. Que
hasta le citaba de lejos e iba, pero no había manera. Una imagen de lo que ha
sido la corrida es cuando decidido y dispuesto, Morenito de Aranda se fue a
recibir a su segundo a la puerta de toriles y cuando el de José Luis Pereda
asomó y ni miró al matador. Vaya plantón, allí el torero desgañitándose, ¡eje,
toro! ¡Toro, eje! Y el animal, que si quieres arroz, Catalina, le ha hecho el
vacío. Como se lo estoy contando. Hubo de ponerse en pie el espada y largarles
unas verónicas de recibo con demasiadas prisas, en las que el pasota animal
tomaba el engaño con los bríos del que parece más defenderse a la desesperada,
que atacar. Llegó suelto al caballo, tirando cornadas, para perder las manos al
irse del peto. En la segunda vara, al relance, ya no se le pudo ni arañar. Con
la pañosa, demasiadas prisas, muy acelerado el de Aranda, trallazos, pico y
mientras el toro midiendo el suelo con el hocico. Muy fuera, retorcimientos,
menos de media y un bajonazo que en algunos países acarrea cárcel, pero eso es
porque tampoco se saben divertir, no como los señores de la tele, aunque como
no hubo ni orejas, ni nada de nada, a mí me queda la duda de si se estaban
divirtiendo o no. Creo que no, pero igual el señor Caballero, hasta pronunció
esa frase tan suya de: “es un toro de vacas”. Que más bien parecía de escayola.
El segundo candidato para divertir al trío de la tele, era
el señor Fandiño, don Iván, que mucha cara de divertido no traía, pero eso no
quiere decir nada. Eso sí, ¿qué cara iba a poner cuándo casi no había
desplegado el espada su capote y el toro ya andaba de hinojos `por el ruedo?
Hasta parecía que el de Pereda quería plantar pelea en el caballo, pero con tan
escasas fuerzas, no le daba ni para plantar geranios. Pero el señor presidente
no estaba para pañuelos de colores, el que quiera divertirse que meriende más o
se pida otro yintonis. En los medios, Fandiño inició con pases por detrás y por
delante y muletazos destemplados a pies juntos. Siempre citando desde muy
fuera, estirando el brazo y echando el toro para allá, a lo lejos, carreras,
embarullamiento, banderazos y alargando la faena, no sé si para practicar o
para molestar. Aunque, ¿esto no iba de divertirse? Visto el éxito de su
compañero en el cuarto de la tarde, el de Orduña se fue a portagayola para
recibir a un jaco escurrido al que tapaban los cuernos. No se pudo picar al
toro, a pesar de que este se esforzó en plantear pelea por el pitón izquierdo.
Que en el segundo encuentro, hasta se arrancó con alegría y todo y hasta acudió
pronto al encuentro en banderillas. Hasta podía pensarse que el toro podría
ofrecer un puñado de embestidas a Fandiño, pero este solo estaba para el
trapazo, el enganchón y el flamear la muleta al viento. Si algo tenía el toro,
el propio matador se ocupó de echarlo por tierra, permitiendo todo lo que
empeoraría la condición del de Pereda. Mal paso por Madrid del que un día fuera
el depositario de la ilusión del aficionado, aunque no sé por qué, pero igual
los señores comentaristas, hasta se divirtieron y todo viendo tanta vulgaridad
y tanta poca maña en tan poquito tiempo.
Cerraba el cartel Gonzalo Caballero que parecía cuanto
menos, voluntarioso. Hasta se dignó medio poner a su primer en suerte, para que
el toro se durmiera en el peto. En el segundo encuentro hasta llegó a acudir al
caballo arrastrándose con alegría. En la faena de muleta el espada se limitaba
a agitar la tela y el de Pereda a irse suelto buscando terrenos más apacibles.
Trapazos aquí y allá con la muleta al bies y teniendo que recolocarse
constantemente. Eso sí, hay que reconocerle lo hábil que estuvo para dejar una
casi entera que hizo rodar al toro al instante, sin puntilla. El sexto salió
muy suelto, nadie le echaba un capote y de primeras se fue a probar al picador
que hacía la puerta. Bien Curro Robles para sacarlo de aquellos páramos y
dejarlo a disposición del maestro en los medios. Fue pronto al de tanda, con
ganas y hasta medio se le pego, mientras él se limitaba a dejarse sin más. Ya
con la muleta, mucha aceleración, demasiadas prisas, enganchones y siempre
rematando los muletazos al aire. El de don José Luis se le comía y Caballero
solo podía responder con trapazos y más trapazos enganchados, sin un mínimo
asomo de mando, ni temple, ni toreo. Solo animó al personal con unas
manoletinas atropelladas y tras una entera soltando el trapo, y un descabello,
optó por su cuenta a darse una vuelta al ruedo. Una tarde que sin alargarse la
corrida, a algunos se nos hizo eterna, sin tan siquiera poder recurrir a esa
expresión de los buenos aficionados de: pues yo no me he aburrido. Y es que ni
eso nos quedaba, aunque yo me sigo preguntando, ¿se habrán divertido don Maxi,
el caballero Chapu y el señor Caballero?
Enlace programa Tendido de Sol del 28 de mayo de 2017:
2 comentarios:
Otro petardo con un encierro de saldo.Debe ser por el pagaré famoso -terror de ganaduros y toreros-del progdugtor que está saliendo esto.Increíble.Así lo de las puertas grandes no va a ser por la espada.Los de la tv ven una corrida y comentan otra.Son graciosos.
D.S.
D.S.:
Los de la tele ya no sé ni que ven, porque unas veces creo que saben y engañan y otras que engañan simplemente.
Un saludo
Publicar un comentario