Si lo sacan en videojuego, me pido a Vicente Pastor |
Que levante la mano quién no haya escuchado al menos dos
millones de veces eso del arte y el expresarse de los toreros, que son
artistas. ¡Hala! Cuántas manos. Pero a uno le abordan muchas dudas, porque en
los tiempos que corren, arte son muchas cosas. Arte es pintar un cuadro,
esculpir el mármol hacer una película, escribir un poema, hacer vino, asar un
cordero flambeado a las finas hierbas del Brasil, hacer botellón, soltar un
gallo en Eurovisión y hasta crear videojuegos. Pues bien, si esto también es
arte, el toreo moderno es un arte sublime, aunque no se venda todavía el juego
“Orejasindulto 2018” ,
pero seguro que es porque están dándole los últimos retoques. Es más me
atrevería a decir que va a ser la estrella para las próximas rebajas de verano
y que monsieur Casas, don Simón, nos lo regalará a los aficionados cuándo
renovemos el abono el año próximo y si no al tiempo. ¿Qué por qué me atrevo a
asegurar que esto está ya en la línea de salida? Pues porque servidor es muy
observador y yo no me dejo engañar tan fácilmente. En la del Ventorrillo nos
han querido colar que era una corrida de toros como siempre, pero no, ¡nanay!
Que no cuela, ha sido el ensayo general de “Orejasindulto 2018” . Vale que tienen que
mejorar la naturalidad en los movimientos de los toreros, pero si no te fijas,
cuela fijo, porque hasta la gente pide orejas y todo.
En el juego han puesto como ganadería al Ventorrillo, con
toros igual, igual que en la realidad, flojones en el primer tercio, sin
necesidad de que pases por el caballo, porque ya salen picados y luego en la
muleta, venga a embestir y a embestir. Que lo del caballo, eso de que no se
pique, es algo intranscendente, porque eso no evita que el jugador se pase
tranquilamente la pantalla. Lo que más puntúa es dar muchos pases con la
muleta, que será por eso por lo que los muletazos suelen ser tan rápidos la
mayoría de las veces. Y si se consigue además, que el toro vaya muy lejos, pues
también dan más puntos. Pensaron los ejecutivos de “Jueguix” que los fallos a
espadas quitaran puntos, pero al final no, al final lo de la suerte suprema se
lo pasaron por… alto.
Pero seguro que querrán saber lo que ha pasado en el juego en
la que se suponía que era un festejo de la feria de San Isidro; aquí tienen que
mejorar un poquito, porque sacan los tendidos con demasiado cemento a la vista
y eso no creo que sea así, ¿no? Pues bien, los toreros que salían en el juego
eran tres, el primero Curro Díaz, con una configuración de torero artista, de
los finos y elegantes. El toro parecía por momentos hacer cosas raras, como si
tuviera algo en la vista, aunque nadie de los de luces se quejaba. Era notar el
palo y el toro, del Ventorrillo, se revolvía y quería quitárselo de encima,
tirando derrotes como un desesperado. No se le picó, pero sabemos que esto no
restaba puntos. Se cruzaba por el derecho desde el inicio y así continuó durante
toda la lidia. Muletazos por ambos pitones a una mano, rectificando y dejando
enganchar la tela. Colada por el derecho, para continuar revolviéndose muy
rápido, escarbando constantemente y sin dejar de hacer extraños en ningún
momento. Como si fuera verdad, cada matador también tiene dos toros en este
juego. Y en el que hacía cuarto, Curro Díaz no consiguió pararse, intentó
estirarse, pero al final desistió. El toro parecía como si quisiera pelear en
el caballo, pero le faltaban fuerzas. La faena de muleta comenzó con muletazos
sin quedarse quieto, tirando de pico y echando el toro para afuera, demasiado
acelerado, perfilero y dejando que le enganchara demasiado el engaño. Empezaba
el matador a aturullarse y el toro a adueñarse de la situación y lo que es
peor, que esto será fallo del juego, algo a mejorar, porque por momentos, hasta
parecía vulgar Curro Díaz, que cualquier cosa, menos eso, él, paradigma de la
fineza y elegancia en el torear, pero ya digo, será el sistema.
El segundo en liza era Morenito de Aranda, que ya de recibo
toreó a la verónica con cierto gusto, aunque no en todas se mantuvo firme y sin
echar el pasito atrás. Si lo habrán pensado bien los japoneses, que hasta hacen
que el matador ponga el toro en suerte al caballo, cuando todos sabemos que eso
ya no se practica. Igual que no se practica lo de picar a los toros, dos
rasponazos y para adelante. Ya con la pañosa, Morenito apuntaba un buen
comienzo por abajo, pero quizá demasiado acelerado, poco templado. No tardó en
decaer lo que no empezaba mal del todo, acumulando muletazos y más muletazos,
pero de los que puntúan muy bajito, dando la sensación de que la faena se
vaciaba de repente de contenido. Con el cambio de pitó la cosa no varió,
topándole demasiado el engaño. En el quinto, de Valdefresno, el recibo capotero
parecía algo, pero al final solo era dar aire. Apenas dos arañazos con la vara
y a otra cosa. Que igual se podría eliminar esto del juego, porque lo único que
puede pasar es que el jugador pierda puntos por fallar con el botón de mantazo
por el de trapazo. El trasteo del último tercio fue muy similar al del de que
salió segundo, prisas, tirones, adaptándose Morenito a la velocidad del toro y
no imponiendo el mando que se debe suponer. Muchas carreras y mucha pérdida de
tiempo, para acabar acortando demasiado las distancias, pero como había
alcanzado el pase cien, el arrimón, o conato de arrimón, no contaba casi.
David Mora cerraba la terna de este video juego, ya sabes
“Orejasindulto 2018, pronto en kioscos y librerías. Pues el tercer espada
parece que no lo tienen demasiado logrado, capotazos al viento, sin colocar en
el caballo, permitiendo que se arrancara desde dentro de las dos rayas. Aquí sí
que empujó el del Ventorrillo, siempre en dirección hacia afuera, a la
libertad. Luego ni tan siquiera un raspalijón. En el tercio de muerte comenzó
con muletazos enganchados y con la muleta muy atravesada. Se lo sacó más allá del
tercio, alejándolo de su querencia, para continuar con mucha vulgaridad y sin
lograr hacerse con el toro, siempre escondiendo la pierna de salida, demasiado
del perfil y ayudados por alto muy deslavazados, pero el maestro se dio una
descarada vuelta al ruedo, aunque igual eso era para ir recogiendo “cossíos”,
que luego le valen para aprender a torear y subir de nivel. Al sexto, el de
menor trapío, que seguro que era porque en la configuración del juego, dónde
había que pinchar la casilla de toro, pincharon la de chivo. Cabeceó mucho en
el peto, llevando la cara muy alta, mientras el estribo sonaba como las
campanas de la Catedral de Toledo. Trapazos y más trapazos, carreras por aquí,
cazando un muletazo por allí y sin poder ganarle al chivito. Que la cosa no
daba para mucho más, que muchos pases, muchos, pero que no contaban casi en el
juego. Que esto no sé si está bien, porque si das muchos trapazos y no te suman
puntos, pues se pierde la ilusión y dan ganas de mandar el mando tan lejos como
David Mora mandó la tela cuándo entro con la espada en este sexto. Pero no nos
quejemos, que la ocasión era especial, porque todo el mundo ha podido
presenciar el ensayo general del primer juego de toreo de videoconsola.
1 comentario:
Los picadores parecen monjas de educación inicial por los "pellizcos"a los toros.Monsieur Trilé tiene bajo la manga unos toros electrónicos coreanos que;dejan colocarse a los "figurones,aguantan faenas de más de ochenta pases,cuando se mete pico se enciende una luz ámbar,no hay que estirar plazos con los pagarés de los ganaderos,sin discusiones e insultos donde otrora hubo abrazos,etc.Así está el patio.Saludos.
N.S.
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