sábado, 28 de mayo de 2022

Juega al “Rasca y Gana” y le sacan a cuestas

Si no recuerdan cómo toreaba Urdiales al natural, tengan por seguro de que Ángle Téllez no se los harán recordar.


Cuando a alguien se le desea suerte y especialmente a los toreros, siempre se supone que es el deseo de que las cosas salgan bien, suerte con el lote, que no haya sustos y si además las cosas ruedan y hay triunfo, mucho mejor. Pero ahora parece que ese deseo de suerte va más en la dirección de que el azar te sea propicio, como ese “suerte” que te dice el señor de la ventanilla al echar las quinielas, la Primitiva o el cuponazo. Como si fueras al súper de la esquina, por cada diez euros te dan un “rasca y gana” y lo mismo si juntas dos despojos, suena un clamor y el personal del establecimiento te coge en volandas y te sacan a la calle ante la estupefacción de las señoras con el carrito. Y tú allí subido, bien pensando que vaya suerte, que vas a por el pan y la leche y te encuentras esto. Que habrá quién te diga que te lo mereces, porque eres muy bueno y si no tienes la suficiente sesera, igual te crees que eso, en justicia, te debe suceder todos los días. Porque tú te lo mereces. Pero claro, si ahora esto lo trasladamos a esto del toro y después de rascar te dan dos despojos, te sacan a cuestas y además una masa te jalea hasta quedarse roncos, mientras las señoras, señores te dicen que no te engañen que esos despojos son porque la plaza está en el mes de la oportunidad, con las rebajas y las requeterrebajas, que están que lo tiran, que se lo quitan de las manos. Que hombre, no digo yo que no lo disfrutes, que no invites a los más allegados a un menú XXL del Burger Ventas, claro que sí, pero que no se te vaya la cabeza y empieces a reservar mesa en Mugaritz, porque eso, lamentablemente, es tentar demasiado a la suerte.

Quién igual no tiene que probar en el rasca y gana es Victoriano del Río, que si le tendrán consideración que ya hasta anuncian el posible remiendo de Toros de Cortés, que en esta ocasión salió en sexto lugar. Dos primeros toros demasiados escurriditos, lo que se suele llamar vulgarmente una raspa. Al primero apenas le pudieron ni picar, perdía las manos, suelto por el ruedo, con un Urdiales que no estaba, ni para Rascas, ni para la BonoLoto, ni para echarse una al julepe. Demasiado ausente, como si no le fuera nada. Le dejó a su aire por el rudo, casi se le va dos veces al caballo de puerta. A nada que le bajó la mano con la muleta se le venía abajo. Muletazos desgarbados, sin poderle bajar la mano y acelerados. Demasiado trapazo sin quedarse quieto y atravesando la muleta. Su segundo presentado para que no le abroncaran, pero para poco más. Le dejaron corretear por allí y al primer sprint ya no podía con su alma el animalito. Un tercio de varas en que a todo lo más le señalaron el puyazo. Urdiales comenzó con la diestra, con el pico, el toro al suelo; le rondaba a ver si por aquí o mejor allí, un muletazo, a volverse a colocar, naturales insulsos de uno en uno. Aburrido, descolocado, desconocido, mientras el toro andaba por allí como un buey buscando su carro. Lo que estaba claro es que Urdiales no está para jugar a nada, ni “Rasca y Gana”, ni echar la moneda al aire, porque si la echa, seguro que le sale cruz y si le sale cara, la vuelve para que sea cruz.

Resulta evidente que Alejandro Talavante sigue teniendo tirón entre sus partidarios, porque si no, no creo que nadie más le hubiera jaleado los enganchones con tanta fe y entusiasmo. A su primero, otra raspita, le recibió con capotazos de tanteo y ya parecía que se le quedaba. Lo tiró de mala manera al caballo, sin cuidar la colocación y mire usted por donde, al animal le dio por empujar, le taparon la salida y sacó a penco y caballero más allá del tercio. Solo peleaba con un pitón, pero lo hizo en los dos encuentros. Talavante lo recogió pegando trallazos por abajo, para proseguir toreando con el pico, echándoselo para afuera. Pico descarado por ambos pitones y parece que sin reparar en la condición del toro, que merecía algo más, con demasiadas carreras y dejándose enganchar la tela. A su segundo le recetó más mantazos sin parar quieto, para a continuación desinhibirse de la lidia y plantarse en el ruedo sin mover un dedo cuando fue derribado el picador. Dos buenos pares de Miguelín Murillo, el primero ganado muy bien la cara al toro, aunque se pasara un pelín y clavando en la cara en el segundo. El matador comenzó el trasteo dando distancia al de Victoriano, pero siempre con el pico y muy lejos. El toro no podía, arrastraba la pata derecha, pero Talavante seguía a lo suyo y no se le apreciaba la más mínima intención de comprar boletos de nada. Habría que preguntarse si el sabe si ha vuelto o todavía lo duda.

Si alguien parecía haber llevado partidarios, y muchos, ese es Ángel Téllez, que no es que llevaran un cartel, bastó con unas verónicas bailando, para que todos se identificaran a voces. Que no se entusiasmaron tanto al ver cómo lo tiraba al relance contra el caballo desde el centro del ruedo, sin poder hacerse con él. El animal se quería ir, le taparon la salida y aunque daba la sensación de que algunos querían ver su bravura a toda costa, tardeó un mundo para entrar por segunda vez al caballo. Con la muleta Téllez empezó con muletazos destemplados por abajo para sacarlo del tercio y abusando mucho, descaradamente, del pico. Muy despegado, quedándose muy fuera. En un traspiés quedó a merced del toro, que apenas hizo por él, pero no hay nada que ablande y enardezca más al personal que un revolcón. Enganchones, arrimón con poco gusto, trapazos y más trapazos, pero bastó un remate para desatar la locura y a pesar de un feísimo bajonazo, se le regaló el primer despojo. En el sexto, el de Cortés, se limitó a deambular por el ruedo en el primer tercio. EL toro peleó, aunque lo hiciera solo con un pitón, de forma indistinta, recibiendo el correspondiente castigo. Cuando el turno de quites de Urdiales, Téllez decidió meterse él y quitar por gaoneras rápidas como el rayo. Y habría que destacar la actuación durante toda la tarde de Alberto Carrero, siempre atento y bien colocado para hacerle el quite a sus compañeros. Ya en el último tercio el espada decidió llevarse al de Cortés frente al seis. Mucho pico, muchísimo, más de lo mismo, sin rematar jamás, le pasaba por la cara y punto. Pero en este mar de vulgaridad se sacó de la manga un derechazo largo ligado con un natural y el de pecho. ¡Vaya! A ver si lo de la suerte iba a ser para que salieran las cosas bien, pero esto fue flor de un día, al toro, que seguía el engaño sin el menor extraño, le siguió pasando con muletazos con el pico y enganchones, con el peligro de que se le viniera arriba. Pinchazo, estocada entera tirando la muleta, lo que ya hemos visto en otras tardes, lo cual no dice nada bueno del chaval, para al final descabellar, a pesar de remolonear hasta la desesperación para coger el verduguillo. Otro despojo y hala, a correr las cortinas de la Puerta de Madrid, pero es lo que tiene la suerte, el puro azar, que llega un torero pleno de modernidad, vulgar y con demasiadas trampas, que juega al “Rasca y Gana” y le sacan a cuestas

Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:

https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html

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