Si no recuerdan cómo toreaba Urdiales al natural, tengan por seguro de que Ángle Téllez no se los harán recordar. |
Cuando a alguien se le desea suerte y especialmente a los
toreros, siempre se supone que es el deseo de que las cosas salgan bien, suerte
con el lote, que no haya sustos y si además las cosas ruedan y hay triunfo, mucho
mejor. Pero ahora parece que ese deseo de suerte va más en la dirección de que
el azar te sea propicio, como ese “suerte” que te dice el señor de la
ventanilla al echar las quinielas, la Primitiva o el cuponazo. Como si fueras
al súper de la esquina, por cada diez euros te dan un “rasca y gana” y lo mismo
si juntas dos despojos, suena un clamor y el personal del establecimiento te
coge en volandas y te sacan a la calle ante la estupefacción de las señoras con
el carrito. Y tú allí subido, bien pensando que vaya suerte, que vas a por el
pan y la leche y te encuentras esto. Que habrá quién te diga que te lo mereces,
porque eres muy bueno y si no tienes la suficiente sesera, igual te crees que
eso, en justicia, te debe suceder todos los días. Porque tú te lo mereces. Pero
claro, si ahora esto lo trasladamos a esto del toro y después de rascar te dan
dos despojos, te sacan a cuestas y además una masa te jalea hasta quedarse
roncos, mientras las señoras, señores te dicen que no te engañen que esos
despojos son porque la plaza está en el mes de la oportunidad, con las rebajas
y las requeterrebajas, que están que lo tiran, que se lo quitan de las manos.
Que hombre, no digo yo que no lo disfrutes, que no invites a los más allegados
a un menú XXL del Burger Ventas, claro que sí, pero que no se te vaya la cabeza
y empieces a reservar mesa en Mugaritz, porque eso, lamentablemente, es tentar
demasiado a la suerte.
Quién igual no tiene que probar en el rasca y gana es
Victoriano del Río, que si le tendrán consideración que ya hasta anuncian el
posible remiendo de Toros de Cortés, que en esta ocasión salió en sexto lugar.
Dos primeros toros demasiados escurriditos, lo que se suele llamar vulgarmente
una raspa. Al primero apenas le pudieron ni picar, perdía las manos, suelto por
el ruedo, con un Urdiales que no estaba, ni para Rascas, ni para la BonoLoto,
ni para echarse una al julepe. Demasiado ausente, como si no le fuera nada. Le
dejó a su aire por el rudo, casi se le va dos veces al caballo de puerta. A
nada que le bajó la mano con la muleta se le venía abajo. Muletazos desgarbados,
sin poderle bajar la mano y acelerados. Demasiado trapazo sin quedarse quieto y
atravesando la muleta. Su segundo presentado para que no le abroncaran, pero
para poco más. Le dejaron corretear por allí y al primer sprint ya no podía con
su alma el animalito. Un tercio de varas en que a todo lo más le señalaron el
puyazo. Urdiales comenzó con la diestra, con el pico, el toro al suelo; le
rondaba a ver si por aquí o mejor allí, un muletazo, a volverse a colocar,
naturales insulsos de uno en uno. Aburrido, descolocado, desconocido, mientras
el toro andaba por allí como un buey buscando su carro. Lo que estaba claro es
que Urdiales no está para jugar a nada, ni “Rasca y Gana”, ni echar la moneda
al aire, porque si la echa, seguro que le sale cruz y si le sale cara, la
vuelve para que sea cruz.
Resulta evidente que Alejandro Talavante sigue teniendo
tirón entre sus partidarios, porque si no, no creo que nadie más le hubiera
jaleado los enganchones con tanta fe y entusiasmo. A su primero, otra raspita,
le recibió con capotazos de tanteo y ya parecía que se le quedaba. Lo tiró de
mala manera al caballo, sin cuidar la colocación y mire usted por donde, al
animal le dio por empujar, le taparon la salida y sacó a penco y caballero más
allá del tercio. Solo peleaba con un pitón, pero lo hizo en los dos encuentros.
Talavante lo recogió pegando trallazos por abajo, para proseguir toreando con
el pico, echándoselo para afuera. Pico descarado por ambos pitones y parece que
sin reparar en la condición del toro, que merecía algo más, con demasiadas
carreras y dejándose enganchar la tela. A su segundo le recetó más mantazos sin
parar quieto, para a continuación desinhibirse de la lidia y plantarse en el
ruedo sin mover un dedo cuando fue derribado el picador. Dos buenos pares de
Miguelín Murillo, el primero ganado muy bien la cara al toro, aunque se pasara
un pelín y clavando en la cara en el segundo. El matador comenzó el trasteo
dando distancia al de Victoriano, pero siempre con el pico y muy lejos. El toro
no podía, arrastraba la pata derecha, pero Talavante seguía a lo suyo y no se
le apreciaba la más mínima intención de comprar boletos de nada. Habría que
preguntarse si el sabe si ha vuelto o todavía lo duda.
Si alguien parecía haber llevado partidarios, y muchos, ese
es Ángel Téllez, que no es que llevaran un cartel, bastó con unas verónicas
bailando, para que todos se identificaran a voces. Que no se entusiasmaron
tanto al ver cómo lo tiraba al relance contra el caballo desde el centro del
ruedo, sin poder hacerse con él. El animal se quería ir, le taparon la salida y
aunque daba la sensación de que algunos querían ver su bravura a toda costa,
tardeó un mundo para entrar por segunda vez al caballo. Con la muleta Téllez
empezó con muletazos destemplados por abajo para sacarlo del tercio y abusando
mucho, descaradamente, del pico. Muy despegado, quedándose muy fuera. En un
traspiés quedó a merced del toro, que apenas hizo por él, pero no hay nada que
ablande y enardezca más al personal que un revolcón. Enganchones, arrimón con
poco gusto, trapazos y más trapazos, pero bastó un remate para desatar la
locura y a pesar de un feísimo bajonazo, se le regaló el primer despojo. En el
sexto, el de Cortés, se limitó a deambular por el ruedo en el primer tercio. EL
toro peleó, aunque lo hiciera solo con un pitón, de forma indistinta, recibiendo
el correspondiente castigo. Cuando el turno de quites de Urdiales, Téllez
decidió meterse él y quitar por gaoneras rápidas como el rayo. Y habría que
destacar la actuación durante toda la tarde de Alberto Carrero, siempre atento
y bien colocado para hacerle el quite a sus compañeros. Ya en el último tercio
el espada decidió llevarse al de Cortés frente al seis. Mucho pico, muchísimo,
más de lo mismo, sin rematar jamás, le pasaba por la cara y punto. Pero en este
mar de vulgaridad se sacó de la manga un derechazo largo ligado con un natural
y el de pecho. ¡Vaya! A ver si lo de la suerte iba a ser para que salieran las
cosas bien, pero esto fue flor de un día, al toro, que seguía el engaño sin el
menor extraño, le siguió pasando con muletazos con el pico y enganchones, con
el peligro de que se le viniera arriba. Pinchazo, estocada entera tirando la
muleta, lo que ya hemos visto en otras tardes, lo cual no dice nada bueno del chaval,
para al final descabellar, a pesar de remolonear hasta la desesperación para
coger el verduguillo. Otro despojo y hala, a correr las cortinas de la Puerta
de Madrid, pero es lo que tiene la suerte, el puro azar, que llega un torero
pleno de modernidad, vulgar y con demasiadas trampas, que juega al “Rasca y Gana”
y le sacan a cuestas
Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:
https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html
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