El Botellón de la Cultura y dos verónicas, nada más, de Juan Ortega. Y Talavante muy parecido a cuando se marchó y nadie le echaba de menos |
Que solemnidad el día de la gran, excelsa, extraordinaria
corrida de la Cultura. Cada año resulta más emotiva, más conmovedora. Que gusto
ver al personal acercándose a la plaza con las obras completas de José María de
Cossío debajo del brazo, para en los pasillos de la plaza organizar tertulias
inesperadas sobre la existencia del toro, si el toro nace o se hace, sobre la
metafísica de la suerte de varas, sobre si el segundo tercio es necesario o
contingente, sobre el hecho consuetudinario del volapié o la suerte de recibir.
Se va viendo como se acaloran los ánimos, pero siempre dentro del respeto y la
confraternización de las diferentes escuelas del pensamiento taurino. Esas
agrias discusiones sobre si el botellón de ginebra o de calimocho, porque
claro, no se puede uno cerrar a lo que viene de fuera, pero claro, también hay
que velar por lo propio. Y parece que al final no ha habido consenso y gran aporte
de los asistentes a este magno acto cultural han bebido de todas las fuentes. Y
lo de bebido no es metafórico, es literal, porque si no, perdónenme ustedes,
hay que cosas que no se entienden. Que también puede ser que uno no es muy
ducho en eso de la filosofía del botellón y de pimplarse hasta dar vivas hasta a
las golondrinas que había años ha en la plaza de Madrid.
Corrida de Jandilla muy bien elegida y reelegida, porque
tuvieron que traer otra remesa de toros, porque echaron varios para atrás. Eso
es mimo, eso es buscar lo exquisito, justo con la aparición de Talavante en
Madrid. Primera de feria que ha habido que remendar. Que me dirán que el
remiendo es de la misma familia, pero si se anuncia un hierro, es para que vengan
todos de ese hierro. ¡Ah, no! Que anunciaron de los dos. ¿Y anuncian de dos
hierros y de uno solo sale un toro y el sobrero para por si acaso? O sea, que
ya te van adelantando que habrá remiendos. Eso sí, de la misma familia.
¡Hombre! Pero, ¿qué cultura es esa? ¿La del tocomocho, pero a sabiendas? Pero como
la gente estaba con lo del botellón, tampoco pasaba nada. Eso sí, hay que estar
muy atento, porque no todo lo que pasa en la Cultura es lo que a algunos les
parece. Que si en el cartel de Talavante y Juan Ortega, con un sobresaliente,
como indica el reglamento, y la plaza arranca con una ovación cerrada, a ver si
el señor Talavante, el señor Ortega y los señores de la tele se enteran que la
fiesta no va con ellos, que a quién se quería sacar a saludar y rendirle los
respetos de la afición de Madrid era precisamente al sobresaliente, ese que
hace unos días se encontró de repente con cinco toros para él solito, Álvaro de
la Calle. Que yo entiendo que unos se crean el endiosamiento que cultivan sus
allegados, pero, ¡hombre! Un poquito de memoria y sensibilidad taurina. Que es
que estos son del “to pa mí”. Si lo serán, que ni un quite le han ofrecido al
sobresaliente, ni en el quinto, ni en el sexto, ni… nada.
De los Jandilla, poco se me ocurre, que como me decía un
compañero de localidad, podía hacer un corta y pega de toda la corrida y salir
del paso. Claro, como este caballero no estaba embolingado, pues ni se ha
dedicado a soltar vivas, ni Bieeeejjjnnnnes, ni tan siquiera a pedir orejas y
al final ha salido aburrido, desesperado y diciendo que no vuelve, mientras se
despedía hasta el domingo, porque a los caballitos no va. Si es que esto o se
ve hasta las trancas de morapio o… Pues eso, que los Jandillas han sido el
prototipo del toro moderno, con la presencia más que justita para no calentar
los ánimos, con ganas de escapar del cabllo sin apenas poder decir que
cumplieron y con unos picotazos que daban para poco. Que solo se le dio al
inválido que hizo quinto, a pesar de que se desmoronaba con mirarle; que las
malas lenguas decían que Talavante buscaba que saliera el sobrero de
Vegahermosa a ver si le salía parecido al que hizo tercero y del que le dieron
una orejita. Y el sexto se desquitó tirando derrotes al peto, como si tuviera
alguna cuenta con él. Que malos son los rencores y más con un peto acorazado.
De los espadas que hoy era el día señalado para que dieran
una clase magistral, una conferencia sobre el toreo, pues bueno, no dieron ni
apuntes fotocopiados para estudiarlos en casa. Como los malos profesores, dijeron
a la concurrencia que cada uno se preparara el temario en casa. Y así unos
tirarán del Cossío, de los escritos de Navalón, Díaz Cañabate, Vidal o
Corrochano; otros irán a la güiquipedia a buscar suerte de varas, primer
tercio, cruzarse o cargar la suerte y que Dios reparta suerte, porque igual no
encuentran gran cosa; y otros, quizá los más, acudirán al “rincón del vago” y a
estos no les arriendo la ganancia. Que lo mismo estos últimos son los que se
han entusiasmado y pedido la oreja a Talavante en el tercero, con una faena
llena de carreras, enganchones, tirones y más tirones, trapazos trallaceros, muñecazos
sin rematar el muletazo, desarmes y pico, pico y más pico, sin que el matador fuera
capaz de parar las embestidas del de Vegahermosa. El animal ya andaba con genio
en banderillas y en la muleta eso fue a más. Eso sí, como allí veían emoción o
cierta incertidumbre, los del “Rincón del Vago” se volvieron locos y venga a
jalear lo que en otros días habría sido faena de bronca y gorda, por no haber
podido con el animal, por haber estado a su merced. Que si le preguntan a
alguno de estos “motivaos”, lo mismo le dicen que el toro tenía muchas teclas.
Sí, como el de un piano… de un niño de cuatro años, con colorines para no
perderse. En los otros dos el resumen puede resumirse en lo mismo, pero sin ese
toro geniudo, con dos de Jandilla que bueno, estuvieron por allí, ideales para
hacerles todo con ventajas, desde fuera y con la muleta al bies. En el quinto,
ese inválido que no fue devuelto, el extremeño cambiaba de mano una y otra vez,
pero nada, que no acababa de encontrar el camino…
Y así fue la corrida de la Cultura 2022; ¡Ay, no! Perdón,
perdón, mil perdones. Sí, ahora recuerdo. Que estaba yo con el sofismo del taurino
y se me ha ido el alma al Olimpo. Pues sí, también estaba Juan Ortega, la gracia
sevillana, que se agotó en su primero con unas aseadas verónicas de recibo,
destacando las del pitón derecho. Y aquí se acabó su discurso, ya saben pico,
enganchones, carreras, citando muy desde fuera, inseguro y dando muchas vueltas
para tantear por dónde entrarle al toro, como en el cuarto. Y en el sexto, pues
a todo lo anterior le sumamos una apatía y una sosería poco soportable, aunque
para ello invocáramos a la escuela existencialista, pero sin querer nos íbamos
al nihilismo más profundo y ya saben, que por nada te pones a querer cortarte
las venas o pegarte un lingotazo de cicuta en todo lo alto. Y como viene siendo
tradicional en este día de la Cultura, en contra de las intenciones del señor
Casas, don Simón, tampoco acudió el señor ministro de Cultura, pero bueno,
paciencia. Que la ausencia de este y de todos sus predecesores no empañe un día
tan señalado y cantemos todos esa oda al saber, a la alegría y al morapio de
garrafón. ¡Que viva Yony Güalquer y que viva el botellón de la Kultura!
Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:
https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html
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