El natural es en si la esencia del toreo, pero cuando no se puedo, no se puede y además hay que tirar de otros recursos |
Al contrario de lo que ustedes crean, que en los toros
primero te da el sol y luego la sombra, hay sitios en la plaza en que la cosa
es al revés, y si la tarde es de viento constante, se hace dura la espera hasta
que el sol asoma por los tejados. Que podría animarse la cosa si en el ruedo
hubiera algo que echarse a la boca. Que tampoco estamos pidiendo la cuadratura
del círculo, que nos valen con toros, si no con casta, con genio, y con
toreros, sino geniales, con algo más que el dar derechazos, naturales y luego
otra de derechazos y naturales y más derechazos y más naturales. Que a veces resulta
que salen toros que tienen únicamente su interés en las posibles dificultades,
más el añadido de que no son los del monoencaste del que tanto reniegan muchos,
pero les sale otra cosa diferente y o se comportan como los juanpes o no nos
vale nada. Y que nadie piense que voy a sacar la cara por lo de Valdefresno,
porque para locuras ya están otros, pero lo que no eran era lo del encaste al
uso, ni de presencia, ni de comportamiento. Que si esa variedad de encastes
solo la queremos para los cárdenos y los Cuadri, pues tomamos nota y ya está.
Le salió el primero de Valdefresno a Juanito, el
confirmante, que no podía disimular su desgana con el capote y las vueltas que
dio hasta que se decidió con la muleta, retorcido, muy moderno, con los mismos
defectos que todos, largando trapazos a un toro que aguantó muy poquito el
tipo, para ponerse a entrar a las telas como un mulo, pero el luso iba a lo
suyo, llegando a citar casi de culo. Ya en el sexto solo era capaz de bailar
delante del animal, para acabar echándole el capote a la cara. Un toro abanto
al que no fue capaz de sujetar. Peleó con ímpetu en el caballo, pero
básicamente solo con el pitón izquierdo. Volvió Juanito dispuesto a cerrar
tarde tan especial para él, pero aparte de correr, poco más. Primero en las
proximidades de toriles, un desarme y el Valdefresno tirando algún que otro
arreón, a lo que respondía con pico y trallazos que en nada ayudaban a arreglar
la situación, más bien lo contrario. Una sarta de trapazos, sin dejar atisbar
adónde quería llegar, si a dominar al animal o llegar a la centena de trapazos.
De postre dos avisos, un mitin con el verduguillo y viendo sobrevolar los
cuervos del tercer toque de clarín.
Cerraba Daniel Luque su presencia en la feria de este año,
de la que no creo que se vaya a sentir muy satisfecho. Recibió a su primero con
capotazos de trámite, si bien es verdad que molestado por el viento, que
durante toda la tarde ha sido un obstáculo permanente que añadir a las
complicaciones de la lidia. El Valdefresno acudía al caballo al paso, sin que
se le picara apenas y deambulando por el ruedo como un mulo en busca de carro.
En banderillas echaba la cara arriba, lo que desarrolló durante la faena de
muleta, sin que Luque opusiera otra medida que intentar el derechazo y natural.
Se la tocaba demasiado, lo que aún agravaba el defecto de derrotar arriba. En
el cuarto, de nuevo inédito con el capote, el toro suelto y suelto se fue al
caballo, para simplemente cumplir y marcharse del peto. En banderillas apretó
mucho a Juan Contreras y Alberto Zayas, que tuvieron que notar como el pitón
les llegaba a los alamares. Corretón, le tomó en el comienzo del trasteo por la
izquierda, enganchones por un lado y derrotes por el otro. Luque le peleó
algunos muletazos a un toro que quería coger el trapo que le ofrecían de nuevo
para lo de siempre, cuando quizá le hubiera venido mejor el que le mandaran y frenaran
aquellos ímpetus incómodos, pero a lo más que llegó el sevillano fue a tirar el
palo e intentar ese numerito tan suyo de muletazos invertidos con las dos
manos.
Única actuación de José Garrido en la feria, que la verdad
que no ha sabido aprovechar. Inédito con el capote en el tercero, permitiendo
que deambulara suelto por el ruedo, enterándose demasiado y poniéndose cada vez
más peligroso, llegando a la muleta queriéndose ir al segundo muletazo buscando
las tablas. Garrido solo era capaz de querer dar muletazos al uso, muy en línea
y largando tela, sin rematar, muy insistente, sin poder al toro, para terminar
con manoletinas al tiempo que le avisaban desde el palco. Entera trasera y
tendida y a la salida el toro hizo hilo con él y tuvo que pegarse una buena
carrera de lado a lado, para evitar la cogida. Al quinto le instrumentó unas
verónicas esperanzadoras, pero todo se quedó ahí. Luego un quite por
chicuelinas, teniendo que correr él lo que el toro no se desplazaba. Con la
muleta empezó cerca de toriles primero, luego más allá del tercio en terrenos
menos complicados, pero sin parar de correr, evidenciando su falta de mando,
dando la sensación de quedarse a merced del toro. Un paso muy gris de un torero
en el que hubo gente que confió. Y el viento que molestaba a los toreros hacía lamentarse
al respetable por no haber cogido algo más que una rebequita y con ese frío
venteño, en tarde de pocas emociones, la verdad, que largo se hizo sin que calentara
el sol.
Enlace programa tendido de Sol Hablemos de Toros:
https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html
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