hay ocasiones en las que puede que sea mejor lidiar que dar pases, aunque no todo el mundo pueda pensar lo mismo |
Que la plaza de Madrid está de un cariñoso que empalaga es
evidente, se saca a saludar a los amigos un día sí y otro también, algo muy
alejado de aquellas ocasiones excepcionales en que a un torero se le ovacionaba
al finalizar el paseíllo; se jalea todo, todito todo lo que haga el amigo o
conocido, mientras que lo mismo se le niega a otros; se ovacionan toros de
salida que ni tan siquiera han salido aún. Que siempre habrá quién no comparta
tales muestras de amistad, pero claro, la amistad es bonita, pero tampoco hay
por qué airearla, ni hacer que los demás compartan ternura, porque igual hay
quien no entiende de tanto afecto público. Que igual los hay que van a ver una
corrida de toros, con toros y toreros y no “Lo que necesitas es amor”. Pues
nada, otra tarde más que sacan a saludar, en esta ocasión a López Chaves, y que
ovacionan apenas ha pasado el pilar de toriles, uno de José Escolar. Y después
hablaremos de ese jalear el hacer que hace de Robleño.
La de José Escolar, la única con toros de toda la feria, que
ha destacado por lo que sorprendía ver tanto pitón astillado, la buena
presencia generalizada de las reses, aunque hubo alguno con menos culata de la
deseada, lo mal que se les ha picado y lo poco que se les ha picado, quizá a
excepción del cuarto. Los de a caballo en más de una ocasión han puesto en
práctica, aparte de lo habitual de la carioca y tapar la salida sin más opción,
eso de hacer la tourmix, agarrar el palo como si con el puño se fuera a apuntar
con el pulgar hacia el suelo, o simplemente levantar el palo, algo tan
aplaudido en plazas de por ahí y que ya hasta se atreven a pedir en esta
cariñosa plaza de Madrid. Que ya le damos mimitos hasta a los toros y celebramos
que no se pique ¡Cómo está el mundo! La corrida se puede dividir en dos partes,
la primera con los tres primeros con sus dificultades, con complicaciones y un
tercero que las tenía, pero que podía haber dado más de sí. Y los tres últimos,
anodinos y el sexto un inválido de vender cupones. Pero bueno, al menos en la
mitad del festejo hemos estado en tensión. Igual es que en los otros tres tanto
pasar la bota con vino del pueblo ha surtido sus efectos hasta en los toros.
López Chaves, que se despedía de Madrid, siempre y cuando no
se contrate para Otoño, se vio sorprendido por su primero que le arrancó el
capote en uno de sus arreones, pero no se desanimó y hasta pretendió lucir al
toro en el caballo dándole distancia, pero el animal, que no paraba de
escarbar, tardeaba y cuando ya se decidió a arrancarse, fue solo para dejarse
sin más y acabar yéndose. El salmantino tomó la muleta y en los primeros pases
el Escolar se defendía. Pico dejándosela tocar demasiado y en un descuido fue
arrollado sin consecuencias. Le arrancó unos muletazos largando tela y sin
mando, solo a ver si no le cogía, sin torear, con enganchones y el público muy
a favor. A su segundo le dejó corretear por la arena, unos mantazos y el animal
seguía suelto. Mala lidia, muy desordenada, que se complicaba en banderillas
cuando esperaba peligrosamente por el pitón derecho. En el último tercio unos
muletazos por abajo más eficaces que estéticos, pero después todo fueron
carreras, banderazos, todo rematado arriba, hasta que el cárdeno dijo que hasta
aquí y se paró. El espada acortó mucho las distancias, intento de muletazos de
uno en uno, pero aquello ya no se movía ni empujándole. Media en buen sitio y a
partir de aquí, Domingo López Chaves será un recuerdo en la mente del
aficionado.
Fernando Robleño puede ser el torero que más adeptos tenga
en esta plaza, al que más se consienta y el que mejor sepa darles lo que piden,
toreo arrebatado, sin toreo, sin mando, sin lidia, pero él está ahía a dar
derechazos y naturales, sin que a nadie le importe el que a veces el toreo
puede ser otro, al menos para poder dominar a un animal. Verónicas muy
aceleradas, más que toreando, librando las arrancadas de la mejor manera que sabe.
Con la muleta más de lo mismo, por abajo no le castiga, le da pases, muletazos
por el derecho, pero sin mandarle y librándose del gañafón echándoselo para
afuera, lo que con un toro con el peligro de este segundo, puede ser demasiado
arriesgado. Que más que valor, parece que está ahí a ver si no le pasa nada y
claro que se valora el tener valor, pero esto del toreo creo que es algo más
que estar a ver si te libras. Al menos, solo al menos, un poquito de poder, de
mando, de lidia, de sometimiento, lo que Robleño no pone en práctica en ningún
caso. Eso sí, no vean cómo se lo jalean. Y tuvo que ser ya al final del
trasteo, cuando el toro le dijo que si le ponía en paralelo a las tablas y le
ponía la tela tirando de él, igual iba, como fue en una tanda. A su segundo le
recibió con mantazos, no aguantando y teniéndose que dar la vuelta perdiendo
terreno hacia los medios. Que puede ser esto un buen recurso con algunos toros,
pero quizá no con este. En el último tercio parecía más empeñado en hacer ver
que el toro era un marrajo, que en poderle. Mucho trapazo, mucho baile, nada de
dominio, pases yéndose a medio muletazo. Muy vulgar y aperreado con este quinto
al que despachó de un pinchazo y un bajonazo infame. Pero tranquilos, que esta
plaza tan cariñosa ella, seguro que seguirá jaleando las ratonerías de Fernando
Robleño y es que no hay nada como tener amigos. Eso sí, al que no los tenga,
que se prepare, que con ese no habrá compasión. Ese se las llevará todas juntas.
Gómez del Pilar quizá tuvo la mejor oportunidad de la tarde,
no sin complicaciones, desde luego, porque aquí no se regalaba nada, ni la
hora. Aseado con el capote, el que hacía tercero hasta metía la cabeza en el
engaño. Muy mal y poco picado, aunque en la segunda entrada el picador no
acababa de atinar y clavaba por todas partes. Empezó el madrileño el trasteo
por abajo, bien, aguantando por los dos pitones. La tomó por el pitón derecho y
le arrancó una tanda de mérito, tirando del animal y con quietud. Otra menos
aparente y cuando parecía que dominaba y entendía la situación, se dejó ir un
momento a favor de la querencia del toro y este le levantó por los aires. A
partir de ese momento, avanzando por el cinco camino del cuatro, mucha carrera
y nada de mando. Una tanda jaleada con muletazos empalmados, que no ligados,
nada por el izquierdo y al final todo se quedó en aquel buen comienzo, aunque
se le premió con una oreja y al de Escolar con una incomprensible vuelta al
ruedo. Que ya llevamos… Que lo mismo cuando salga uno bueno y completo, a alguien
se le ocurre decir que hay que indultarlo y entonces sí que la vamos a tener.
El que cerraba plaza era un inválido que nunca debió haber permanecido en el
ruedo, pero el madrileño se empeñó en ello, brindó esto que no se aguantaba en
pie al público y estuvo intentando lo que no era posible, una y otra vez, para
al final tener que conformarse con que aquello se mantuviera sin besar la
arena. Algunos se marcharon decepcionados, otros pensando que al menos habían
visto tres toros con mucha incertidumbre y los amigos, pues quién sabe, igual
se fueron a hacerle la visita a su torero, aunque si sale el toro de verdad,
por mucho que tantos se empeñen y pongan tanto de su parte, con el toro no hay
amigos que valgan.
Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:
https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html
4 comentarios:
Enrique, como bien dices la tarde estuvo entretenida. Entre otras cosas porque era la primera tarde donde vimos toros. Es cierto que hubo cierto cariño hacia los actuantes pero es normal sentir empatía con ellos después de ver al resto ante borregos sin malicia alguna. Después de lo del otro día no me sorprende el pañuelo azul al toro de Escolar. Merecido no fue, pero dejaron el listón tan bajo el día de los garcigrandes que a ver ahora cómo dejas de premiar a todos esos toros que llevarán orejas para regalar, aunque no hagan nada en el caballo!
Un abrazo, J.Carlos.
J. Carlos:
Yo he llegado a pensar que ese listón tan bajo puede propiciar que si sale uno medio aparente lo devuelvan al campo. Serán cosas mías.
Un abrazo
El nivel es tan ínfimo en general que es natural la indulgencia con los toreros que se ponen delante de un toro de lidia.
Genaro:
Lo malo es que con esto degradamos más y más la fiesta.
Un saludo
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